After more than three decades promoting compact, mixed-use, transit-oriented development, the Congress for the New Urbanism is banking on a future in which demand for walkable urbanism is stronger than ever.
So says Mallory Baches, the current president of the organization. CNU splashed onto the scene in the early 1990s with a goal of stopping—or slowing—suburban and exurban sprawl. Since then, some of its most successful activity has happened behind the scenes, as the group highlighted how outdated zoning, codes, and land use regulations make it impossible to build the town centers and village greens that many people want.
“CNU has made important progress. Many more people want the alternative of great urbanism,” Baches said in an interview on the Land Matters podcast. “But we also know a lot more of what stands in the way of achieving that vision. We know that regulations at every level of governance make it illegal to build some of the great urbanism that the general public wants. We also know that the cost of great urbanism makes it increasingly inaccessible.
“When the original founding generation of this movement was first trying to describe what they were working to achieve, every system that impacted the built environment was an obstacle,” Baches said. “The enemy was everywhere. Every single thing that you had to consider when trying to create walkable urbanism was something you had to overcome.”
The interview comes as hundreds of architects, transportation planners, developers, elected officials, and others gather for the 33rd Congress for the New Urbanism in Providence, Rhode Island—a city that has embraced many of the group’s principles, such as adaptive reuse, freeway rerouting, and human-centered placemaking.
Contemplating the future of an organization that has been active for so long, Baches said her colleagues remain true to the original vision, while navigating an increasingly turbulent political environment in which many initiatives are out of favor with the federal government. The Trump administration has rolled back funding for housing, the dismantling of urban freeways, and clean energy manufacturing projects that were seeding economic regeneration in legacy cities.
“These are drastic shifts, especially at the federal policy and funding level, but also … in some state conditions as well,” she said. “I just remind myself that over three decades CNU … has seen changes in rhetoric and in leadership, in priorities, in the market, in the economic conditions of where we are doing this work. I remember [during] the Great Recession, I was attempting to continue my [planning] practice, and it required a lot of adaptation.
“What I don’t want to lose sight of [is that while] rethinking our strategy is responsible … what we believe in is not on the table. We know what we’re aiming toward. We may have to adapt how we get toward that, but the fact of the matter is any sort of binary view of conservative or liberal, or red state or blue state, is a vast simplification of what it looks like to try and achieve this vision in any given community.”
The preamble to the Charter of the New Urbanism says the group “views disinvestment in central cities, the spread of placeless sprawl, increasing separation by race and income, environmental deterioration, loss of agricultural lands and wilderness—and the erosion of society’s built heritage—as one interrelated community-building challenge.”
Mallory Baches is in her second year leading the Congress for the New Urbanism. She started out in the field of city planning and urban design with the firm Duany Plater–Zyberk & Company, and continued on with her own urban design practice, creating greenfield and infill masterplans, architectural and adaptive reuse concept designs, urban and architectural codes, and associated design guidelines.
She holds a Bachelor of Architecture from the University of Notre Dame and a Master of Science in Sustainable Urban Development from the University of Oxford, and was also a fellow at the University of Miami School of Architecture. She is accredited with the American Planning Association and the US Green Building Council.
Anthony Flintisa senior fellow at the Lincoln Institute of Land Policy, host of theLand Matters podcast, and a contributing editor of Land Lines.
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Tecnociudad
Entre críticas y baches
Redes sociales e infraestructura urbana
Por Rob Walker, Enero 24, 2025
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Durante años, cierto residente de Nueva Orleans, alguien que conduce mucho por trabajo, se encontraba con algo demasiado conocido cada vez que doblaba en una esquina: calles llenas de baches y pavimentos rotos. “Mira esta maldita calle”, se decía a sí mismo. En realidad, usaba palabras más fuertes que “maldita”. Y un tiempo después, convirtió esta frase en el nombre de usuario de una cuenta de Instagram dedicada a documentar y hablar de los muchos defectos de la infraestructura de Crescent City.
Hoy en día, la cuenta, a la que llamaremos LATFS (lookatthisfuckinstreet) por su sigla en inglés, tiene más de 125.000 seguidores, incluidos empleados de agencias de la ciudad y empresas de agua cuyas cuentas etiquetó en algunas publicaciones sarcásticas. “Pensé que me bloquearían”, dijo el creador de la cuenta, que ha optado por permanecer en el anonimato. En cambio, esas agencias comenzaron a prestar atención a la cuenta y, en algunos casos, los problemas señalados (y ridiculizados) en LATFS se solucionaron con rapidez. Hoy en día, el creador de la cuenta selecciona el contenido que le envían y, si bien la cuenta no forma parte del sistema de mantenimiento de infraestructura de Nueva Orleans de manera oficial, no se puede negar que está presente. Y puede servir como ejemplo para las ciudades que quieren aprovechar los aportes de los ciudadanos para administrar el mantenimiento de la infraestructura.
El uso de la tecnología para fortalecer la comunicación entre el gobierno y los ciudadanos es, por supuesto, una práctica establecida desde hace mucho tiempo. En 1996, la Comisión Federal de Comunicaciones designó el número 311 para llamadas sobre servicios gubernamentales que no sean de emergencia. Baltimore fue la primera ciudad en implementar el sistema 311 ese año y, luego, otras ciudades hicieron lo mismo, de modo que comenzaron a ofrecer una manera fácil de informar sobre baches, grafitis, semáforos que funcionan mal y otras cuestiones. Esta primera versión de colaboración abierta pronto se trasladó a la virtualidad y evolucionó hasta convertirse en sistemas basados en la web o apps que pueden (según el municipio) responder a textos, aceptar fotos o videos e incorporar software de back-end que recopilan y consolidan datos de servicio.
Además, surgieron servicios del sector privado para proporcionar a las ciudades plataformas de conexión ciudadana más fáciles de usar y eficientes. SeeClickFix, pionera en esa categoría, se creó en 2007 y fue adquirida en 2019 por CivicPlus, una firma tecnológica del sector público con más de 10.000 clientes municipales. CivicPlus ofrece varios servicios, desde software y sitios web para gobiernos locales hasta un sistema de alerta de emergencia. Una de las principales prioridades de sus clientes es hacer que estos sistemas funcionen juntos de la mejor manera posible, dice Cari Tate, directora de soluciones de CivicPlus.
Para los productos relacionados con el sistema 311, eso significa hacer que las inquietudes de los usuarios lleguen a la parte correcta del gobierno municipal sin problemas y asegurarse de que las personas se sientan escuchadas. “En el fondo, los residentes quieren que sus comunidades mejoren”, dice Tate, una veterana de SeeClickFix que se unió a CivicPlus luego de la adquisición, “y quieren asociarse con el gobierno local para que eso suceda. Pero, a menudo, no saben cómo hacerlo o sienten que sus comentarios no llegan a buen puerto”.
En parte, se trata de mejorar la funcionalidad. La revista Government Technology publicó un artículo en el que se analizaron los comentarios en la tienda de apps de 75 apps del sistema 311 de distintas ciudades y condados, y se identificó a Improve Detroit como una de las más elogiadas. La app, que utiliza el software SeeClickFix, se actualiza con regularidad para añadir nuevas funciones útiles. Por ejemplo, después de las inundaciones de 2021, el gobierno añadió una herramienta para presentar reclamos por daños causados por el agua.
Un estudio nacional de reseñas de apps del sistema 311 de distintas municipales identificó a Improve Detroit como una de las más elogiadas. Crédito: Ciudad de Detroit.
Pero para que la tecnología conecte de manera efectiva a la ciudadanía con el gobierno, también es clave estar donde están las personas, y eso hoy en día es, cada vez más, en las redes sociales. Durante años, algunos municipios han publicado hashtags, como “#502pothole” (#502baches) en Louisville, que los ciudadanos podían usar para informar problemas.
Pero los usuarios de las redes sociales no necesitan una invitación para hablar sobre las fallas o imperfecciones de la infraestructura local. Y hablar sobre fallas en espacios digitales públicos a menudo se siente más satisfactorio que hacerlo en los canales oficiales. Nueva Orleans, por ejemplo, tiene una línea 311, pero a veces pareciera como una “caja negra” en comparación con la animada camaradería de Instagram, señala el creador de LATFS. Y cuando se obtienen resultados reales a través de Instagram, la atención aumenta. Un ejemplo de esto podría ser la serie de imágenes de una señal de alto caída y su reemplazo pintado a mano por los ciudadanos, que llamó la atención de un concejal de la ciudad que usó los servicios municipales para hacer una verdadera reparación y le dio crédito a LATFS en los medios locales. (Un vocero de la empresa de servicios públicos de alcantarillado y agua de la ciudad dijo que la empresa no “sigue de forma activa” a LATFS, pero conoce la cuenta y que, a menudo, la empresa de servicios públicos se entera de los problemas antes de que aparezcan en las redes sociales, haciendo referencia al número telefónico de contacto oficial que funciona en forma eficaz como la mejor vía para informar sobre los problemas).
Un desafío que enfrenta el uso práctico de las redes sociales es que las reacciones a los problemas transitorios pueden carecer de contexto. Para la planificación de la infraestructura, los datos de las redes sociales son, “en realidad, muy turbios y nada específicos”, dice Julia Kumari Drapkin, directora ejecutiva y fundadora de ISeeChange, una plataforma de datos sobre riesgos climáticos y participación comunitaria que trabaja con Nueva Orleans, Miami y otros municipios y empresas de servicios públicos. Su enfoque toma datos de las redes sociales y utiliza la IA para ayudar a crear soluciones más amplias. Da la casualidad de que ha trabajado con LATFS, ya que le solicitó que dirija a sus seguidores a la app ISeeChange durante la inundación, para que los residentes puedan cargar informes y fotos en tiempo real.
El software de ISeeChange puede combinar esa información con los datos de los clientes y “brindar información a las ciudades, las empresas de servicios públicos y de ingeniería de forma directa”, dice Drapkin. En un proyecto reciente con la firma de ingeniería y diseño Stantec, ISeeChange recopiló datos de inundaciones que ayudaron a mejorar un proyecto de infraestructura de inundaciones en Nueva Orleans, mediante la reasignación de USD 4,8 millones en fondos federales y la ampliación de más del doble de la capacidad de aguas pluviales en un vecindario de bajos ingresos. Además, sostiene que son los residentes del lugar quienes pueden proporcionar los mejores datos. (Este año, ISeeChange comenzó a recolectar informes de inundaciones y desagües pluviales para la empresa de servicios públicos de alcantarillado y agua de Nueva Orleans).
El papel de las redes sociales en la notificación de problemas de infraestructura puede ser algo desordenado, pero su gran popularidad hace que sea difícil de ignorar. El año pasado, el candidato a doctorado en sociología de la Universidad de Tulane, Alex Turvy, publicó un artículo en la revista Social Media + Society en el que analizaba las publicaciones de LATFS y los comentarios que le proporcionó el creador de la cuenta. Dividió las estrategias de los usuarios en categorías (vergüenza, burla y exposición) y argumentó que la cuenta permite a los residentes “recuperar la narrativa de los desafíos de infraestructura de su ciudad” a través del humor, la conexión y el “conocimiento grupal”. Y aunque hay mucho enojo y sarcasmo, los usuarios también intercambian explicaciones e información práctica.
Turvy reconoce tanto la utilidad de los sistemas del estilo 311 como el desafío que enfrentaría un gobierno municipal si tratara de encajonar el discurso descontento y profano de algo como LATFS. Y aunque en otros lugares han aparecido cuentas similares impulsadas por los ciudadanos (por ejemplo, PWSA Sinkholes de Pittsburgh en Instagram), muchas se esfuman si no logran atraer seguidores. Pero las ciudades aún podrían aprender de LATFS, aunque sea un caso atípico, argumenta Turvy.
“La lección principal es que las ciudades deben dejar de tratar los informes de los ciudadanos como solicitudes de servicio individuales y, en cambio, verlos como parte de una narrativa colectiva sobre cuestiones de infraestructura”, dice. Mientras que los sistemas tradicionales se sienten como una transacción, LATFS se siente como una historia compartida por la comunidad. Su éxito, señala, “destaca el poder de la narración sobre el procesamiento de servicios”. Para fomentar ese enfoque “orgánico e impulsado por los ciudadanos”, las ciudades podrían trabajar con grupos comunitarios, comunicarse de manera más proactiva y demostrar cómo se están llevando a cabo acciones basadas en los comentarios que se reciben.
Tal vez esto pueda parecer un poco utópico, pero también se superpone con las tendencias y aspiraciones de los sistemas de estilo 311. Las ciudades quieren “proporcionar un medio para que los residentes reciban respuestas y vean todo lo que se está haciendo”, dice Tate de CivicPlus. Lo que suele ocurrir es que “se ven todos los problemas, pero no se ve lo que realmente está haciendo el municipio”. Cada vez más, las ciudades buscan sistemas con análisis de datos confiables que también “brinden visibilidad y ayuden a cambiar la mentalidad y generar confianza”.
Si bien LATFS sigue siendo un foro muy irreverente centrado más que nada en las quejas y bromas y no tanto en el municipio o en las complejidades de la planificación de la infraestructura, es probable que el compromiso de la ciudad con la cuenta haya suavizado su estado de oposición original. “Tratamos de no publicar quejas sobre cuestiones que se están reparando, de las que recibo muchas”, dice su fundador. “No podemos burlarnos de la ciudad por hacer reparaciones”. Dicho esto, también se apresura a señalar que es un ciudadano, no un urbanista o un activista de la ciudad. Como él mismo dijo: “Solo soy un tipo que publica en Instagram”. Pero, a veces, esa es justamente la opinión que los municipios deben escuchar, y las personas con las que desean interactuar.
Imagen principal: Esta señal de alto pintada a mano ganó notoriedad (e inspiró al municipio a dar una solución) después de que se subiera la foto a Instagram. Crédito:LATFS.
Growing Water Smart en las comunidades fronterizas de Estados Unidos y México
Desde el punto de vista técnico, las ciudades semiáridas de Nogales, Arizona, y Nogales, Sonora, se encuentran a ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México. Pero, juntas, forman una metrópolis transfronteriza conocida como Ambos Nogales. Estas ciudades hermanas comparten una economía y una cultura binacionales, y también comparten la misma cuenca, donde los monzones de verano descargan el equivalente a medio año de lluvia en tan solo dos meses.
En el lado mexicano, que es empinado y montañoso, y tiene más población, ese diluvio a menudo se vuelve mortal. En agosto de 2022, tres personas en Nogales, Sonora, entre ellas dos niños pequeños, perdieron la vida al quedar atrapadas dentro de vehículos a causa de las fuertes lluvias monzónicas que inundaron las calles. El verano anterior, las inundaciones repentinas se cobraron la vida de una mujer de 24 años que había obtenido su título de ingeniera civil hacía poco tiempo.
“La gestión del agua pluvial es uno de los principales problemas para el área de Ambos Nogales”, afirma Joaquín Marruffo, gerente de programas fronterizos del Departamento de Calidad Ambiental de Arizona. “Durante casi todas las temporadas de monzones, al menos una persona muere en el lado mexicano de la frontera [debido a las inundaciones por agua pluvial], por lo que debería ser la prioridad número uno para los gobiernos locales y para nosotros como funcionarios públicos”.
Al igual que otras ciudades fronterizas en México, Nogales ha crecido con rapidez en las últimas dos décadas; la población aumentó un 20 por ciento entre 2010 y 2020, ya que personas de otras áreas se mudaron allí en busca de trabajo o con la esperanza de emigrar a los Estados Unidos. En general, este crecimiento no fue planificado, lo que dio lugar a asentamientos que surgen “en lugares que no deberían”, dice Marruffo, “como la cima de las colinas o zonas inundables”.
Las fuertes lluvias también causan estragos en la propiedad y la infraestructura, y contaminan las vías fluviales locales a ambos lados de la frontera con contaminantes industriales, sedimentos y aguas residuales. “El punto más alto de la cuenca es Nogales, Sonora, y el más bajo es Nogales, Arizona”, explica Marruffo. “Así que, por la gravedad, todo fluye de sur a norte; todo lo que comienza en la parte superior de la cuenca drena hacia el lado estadounidense”.
Soldados mexicanos ayudan a automovilistas varados durante una inundación en Nogales, Sonora, en 2018. Crédito: Derechos de autor Arizona Daily Star.
Con el objetivo de aprovechar décadas de cooperación transfronteriza en temas de gestión de agua pluvial y calidad del agua, funcionarios y representantes de ambos lados de la frontera participaron el año pasado en un taller de dos días de Growing Water Smart organizado por el Sonoran Institute y el Centro Babbitt para Políticas de Suelo y Agua del Instituto Lincoln.
Growing Water Smart es un programa de capacitación y asistencia para dirigentes locales que se centra en la integración del agua y el uso de suelo. El objetivo es ayudar a los funcionarios a identificar e implementar planes, políticas y programas a corto plazo para hacer que las comunidades sean más resilientes.
Una parte importante del programa es un taller presencial de varios días que reúne a funcionarios electos locales y regionales, administradores de recursos hídricos, personal de desarrollo económico, funcionarios de sostenibilidad y comisionados de planificación, entre otros, que no siempre logran coordinar sus esfuerzos o poner en común sus conocimientos a pesar de compartir los mismos objetivos. “En realidad, el objetivo es permitirles debatir los problemas y las oportunidades que son propios de su contexto y, luego, apoyarlos facilitándoles herramientas y guías”, expresa Noah Kaiser, gerente del programa Growing Water Smart en el Sonoran Institute.
Pero el programa es más que un taller único. El Sonoran Institute proporciona asistencia de seguimiento para ayudar a las comunidades a obtener fondos y apoyar el desarrollo de proyectos.
El río Santa Cruz fluye desde Arizona a México y de regreso, lo cual requiere gestión colaborativa transfronteriza. Crédito: Pima County.
Marruffo, quien asistió al taller de Ambos Nogales en junio de 2024, dice que la sólida reputación regional del Sonoran Institute aportó credibilidad al debate y que el apoyo posterior ayudará a garantizar que los esfuerzos no disminuyan. “Creo que son uno de los colaboradores más fuertes que tenemos para analizar los problemas del agua, en especial para el río Santa Cruz”, dice, que fluye de Arizona a México, y viceversa.
El taller “representó una gran oportunidad para reunir a diferentes sectores involucrados de ambos lados, para que gobiernos locales hablen cara a cara sobre los mismos problemas, lo cual no es fácil de lograr”, explica Marruffo, quien sintió un especial entusiasmo por la predisposición de ambos lados de la frontera para hacer inversiones en Sonora, en cuyas laderas empinadas y repletas de asentamientos de último momento se originan la mayoría de los problemas de agua pluvial del área.
“Todas las arterias o carreteras principales de la ciudad de Nogales, Sonora, se alinean a la perfección con los cauces o canales de agua pluvial”, señala Marruffo. “Entonces, cuando hay una tormenta, los caminos se convierten en ríos o arroyos”. Muchas carreteras no están pavimentadas, por lo que la rápida correntada de agua pluvial junta sedimentos que arrastran infraestructura de concreto antigua y obstruyen alcantarillas, lo que hace que las aguas residuales sin tratar ingresen a las vías fluviales.
“Si se quiere mitigar el problema, hay muchas acciones posibles. Pero, para resolver el problema de verdad, es necesario empezar por analizar el origen”, afirma Marruffo. “Así que la narrativa comenzó a evolucionar: ¿Qué tipo de inversión necesitamos en México? ¿Cuáles son los principales proyectos de infraestructura? ¿Dónde se deben llevar a cabo estos proyectos?”
El grupo trabajó con un plan integral de infraestructura verde para la cuenca de Ambos Nogales desarrollado por el profesor de la Universidad Estatal de Arizona Francisco Lara-Valencia. Además, se debatió sobre los tipos de intervenciones necesarias para mitigar aún más los impactos del agua pluvial, según dice Marruffo, como la construcción de tanques de retención y detención en la cuenca superior para reducir la energía de la escorrentía y ayudar con la infiltración.
Estas no son ideas nuevas para la región; las instituciones locales, estatales y federales han trabajado en estos mismos temas durante años. De hecho, Marruffo dice: “Son parte de nuestras conversaciones diarias”. Pero los esfuerzos realizados en un lado de la frontera a menudo tienen poca conexión con los del otro lado, y viceversa. “Este es el primer plan de ordenamiento territorial binacional, holístico e integral que incluye toda la cuenca”, manifiesta.
“Mucha gente en la región está trabajando en esto”, coincide Kaiser. Pero señala que lograr que todos remen en la misma dirección puede hacer que los esfuerzos sean mucho más efectivos. La cooperación transfronteriza e interinstitucional es crucial cuando se deben abordar asuntos prácticos, como la instalación de infraestructura verde, jardines pluviales y muros de contención, para reducir los impactos de las inundaciones. Además, también sienta las bases para explorar otras posibilidades, como, por ejemplo, que las dos ciudades vean este desafío como una oportunidad, tal vez para recolectar agua pluvial para su reutilización.
Faith Sternlieb del Instituto Lincoln, a la izquierda, dirige una sesión en el taller de Ambos Nogales Growing Water Smart. Crédito: Sonoran Institute.
Unos meses después del taller de Ambos Nogales, el Sonoran Institute y el Centro Babbitt organizaron otro programa de Growing Water Smart similar en Mexicali-Calexico, donde el sureste de California limita con Baja California. “En la región de Mexicali-Calexico, el río Nuevo, que fluye en dirección norte de Mexicali a Calexico y a los Estados Unidos, es un río muy contaminado”, afirma Kaiser. “Así que muchas de las conversaciones en el taller en Mexicali giraron en torno a las preguntas: ‘¿Cómo gestionamos este río a ambos lados de la frontera? ¿Cómo mejoramos la calidad del agua? ¿Cómo lo convertimos en un recurso hídrico valioso para las comunidades de ambos lados de la frontera?’”
Estos talleres comunitarios fronterizos marcaron un nuevo hito internacional para el programa Growing Water Smart (y requirieron algunas adaptaciones, como facilitadores bilingües y materiales curriculares, dice Kaiser). El programa comenzó en Colorado en 2017 y, luego, se expandió a Arizona, Utah y California.
Si bien el programa ayuda a las comunidades a pensar en la resiliencia al agua a largo plazo, “también les ayuda a sentir la motivación de realizar acciones inmediatas”, menciona Kristen Keener Busby, directora asociada de implementación del programa en el Centro Babbitt. Además de acompañar a profesionales del uso de suelo y administradores del agua en el recorrido del currículo del programa especialmente seleccionado y facilitar el diálogo, señala, “les brinda una planificación estratégica que pueden implementar de inmediato”.
Todos los talleres de Growing Water Smart se centran en crear un plan de acción a corto plazo de 12 a 18 meses que se alinee con la capacidad realista de una comunidad; este es un documento físico que los dirigentes de las comunidades pueden llevar consigo, explica Kaiser. “No queremos que el taller sea solo otra conferencia a la que asistan, en la que escuchan información del panel, tienen algunas conversaciones y, luego, vuelven al trabajo sin que nada cambie”, dice. “Queremos que desarrollen una herramienta con la que puedan avanzar”.
Noah Kaiser del Sonoran Institute, a la izquierda, con Francisco Zamora, director sénior de programas en el instituto, y científico EPA Sebastián Álvarez Espinosa, un presentador en el taller. Crédito: Sonoran Institute.
Una de las últimas sesiones de trabajo está dedicada a la planificación de acciones. Se analizarán en profundidad las fuentes de financiación, las oportunidades en especie y las subvenciones a las que los equipos pueden postularse. El objetivo es ayudar a los equipos a definir qué harán, cómo lo financiarán y otros aspectos logísticos prácticos. “¿Qué recursos necesitamos? ¿Qué agencias actuarán como líderes y cuáles como apoyo? ¿A qué otras agencias debemos informar lo que estamos haciendo? ¿Con quién debemos colaborar? Todos esos detalles entran en el plan de acción”, dice Kaiser.
“Y no nos toca a nosotros, como facilitadores del Sonoran Institute, el Centro Babbitt y otras agencias asociadas, decidirlo”, agrega Kaiser. “El objetivo del plan de acción es que se hagan cargo; no que se les asigne una tarea, sino que tomen sus propias decisiones respecto de cuáles son las capacidades disponibles. ¿Qué es significativo y tiene más sentido para nosotros, y cómo podemos impulsarlo?”
Después de todo, al agua pluvial y los contaminantes no les importan las fronteras nacionales y no necesitan visa para ingresar a los Estados Unidos, dice Marruffo. “Por lo tanto, es fundamental seguir colaborando entre ambos países. Creo que es importante que tengamos este tipo de conversaciones y diálogos, porque esa es la única forma en que podemos elaborar estrategias y hacer un mejor uso de nuestros recursos, en ambos lados”, dice.
“Hay distintos tipos de asimetrías y disparidades, tanto socioeconómicas como políticas. Pero creo que este tipo de oportunidades para dialogar cara a cara con colaboradores de ambos lados siempre tiene resultados positivos. Siempre surge alguna idea que permite avanzar”.
Jon Gorey es redactor del Instituto Lincoln de Políticas de Suelo.
Sete tendências que urbanistas precisam saber em 2025
Por Jon DePaolis, Enero 16, 2025
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Este conteúdo foi desenvolvido em uma parceria entre o Lincoln Institute e a American Planning Association (APA), como parte da iniciativa APA Foresight. Ele foi originalmente publicado pela APA na Planning.
Nas palavras imortais de Ferris Bueller, “A vida passa muito depressa. Se você não curtir de vez em quando, a vida passa e você nem vê”.
Tenha isso em mente quando descobrir que sua próxima viagem em um fim de semana prolongado (o que pode acontecer todo fim de semana, já que mais e mais empresas estão adotando semanas de trabalho de quatro dias) será em um avião movido a energia solar. Ou quando você adquirir sua próxima ferramenta multifuncional, feita de um plástico capaz de alterar a forma e as características ao ser aquecido ou resfriado.
Com um mundo mudando mais rápido do que um ciclo de notícias de 24 horas pode acompanhar, é mais importante do que nunca que os urbanistas fiquem um passo à frente dos problemas e preparem as comunidades à medida que as mudanças ocorrem.
Relatório de Tendências para Urbanistas 2025
Em janeiro, a American Planning Association (APA) publicou o Relatório de Tendências para Urbanistas 2025 em parceria com o Lincoln Institute of Land Policy. A equipe de prospecção da APA e a Comunidade de Prospecção de Tendências da APA identificaram tendências existentes, emergentes e potenciais que os urbanistas devem conhecer e entender para que possam agir, se preparar e aprender.
O relatório inclui cerca de cem tendências e sinais, explorando-os em cenários futuros, aprofundamentos, podcasts e muito mais. Aqui estão algumas das tendências que você precisa conhecer.
1. Mais Obstáculos Habitacionais: Custos de Seguros, Impactos Climáticos e Mudanças Populacionais
A população está crescendo muito mais lentamente nos EUA do que nas décadas anteriores, e o Census Bureau projeta um crescimento populacional de apenas 9,7% nos próximos 75 anos. O conceito de família também está mudando. Lares com pessoas que moram sozinhas e casais sem filhos (incluindo casais do mesmo gênero) agora representam mais da metade de todos os domicílios dos EUA. O número de famílias com um único pai ou mãe e de famílias multigeracionais também está crescendo, assim como a prática de morar com colegas de quarto.
Menos de um quinto das famílias dos EUA agora se encaixam no modelo tradicional de “família nuclear”, e os conceitos convencionais sobre os domicílios continuam a evoluir. Mas uma coisa não mudou nos últimos anos: encontrar moradia acessível está ficando mais difícil. De acordo com a pesquisa da Zillow, as famílias precisam ter uma renda US$ 47 mil superior à de quatro anos atrás para pagar uma moradia unifamiliar. A inflação, as altas taxas de juros e a escassez de moradias acessíveis colocaram o Sonho Americano fora do alcance de muitas pessoas, com a casa própria agora quase 50% mais cara do que o aluguel.
Enquanto isso, as cidades do Nordeste e do Centro-Oeste dos EUA registram perdas populacionais, enquanto os estados do Sul e do Oeste continuam a ganhar moradores, mesmo que os impactos das mudanças climáticas estejam atingindo essas áreas com mais força. A carga tributária relativa e o menor custo de vida são provavelmente fatores essenciais. Na verdade, os impactos drásticos das mudanças climáticas estão ameaçando a saúde, a segurança e a vida de milhões de pessoas, com 34% das pessoas nos EUA vivendo em áreas em risco de desastres naturais e inundações e 41% das unidades de aluguel vulneráveis às mudanças climáticas.
As perdas relacionadas às mudanças climáticas também estão gerando caos no mercado de seguros. As seguradoras estão aumentando substancialmente as taxas em muitas áreas e têm demonstrado relutância ou se recusado a fazer seguros de imóveis em áreas de risco. As grandes seguradoras se retiraram da Flórida, da Louisiana e da Califórnia, um estado em que a gigante dos seguros State Farm parou de aceitar novas apólices devido à “exposição a catástrofes que cresce rapidamente”. (Cenários futuros no Relatório de Tendências podem ajudar os urbanistas a explorarem como essa situação pode evoluir nos próximos dez anos.)
Para reduzir os impactos do mercado de seguros para os proprietários de imóveis, os reguladores podem adotar estratégias como exigir transparência do setor de seguros e proibir o “bluelining”, o aumento dos prêmios ou a retirada de serviços em áreas de alto risco pelas seguradoras. A Associação Nacional de Comissários de Seguros adotou recentemente uma Estratégia Nacional de Resiliência Climática para Seguros para orientar tanto reguladores quanto seguradoras, e a Flórida aprovou várias leis com o objetivo de reduzir os prêmios de seguro e fornecer subsídios de mitigação para proprietários de imóveis e de propriedades multifamiliares.
2. Espaços Públicos para o Salsicha e Também Para o Scooby
À medida que cresce a necessidade de espaços públicos, os chamados “terceiros lugares”, algumas cidades estão revendo como eles podem se adaptar ou onde novos espaços podem ser criados. Isso inclui levar em conta espaços para pets, especialmente considerando que mais lares nos EUA têm animais de estimação do que crianças. A previsão é de que a indústria global de animais de estimação atinja quase US$ 500 bilhões até 2030. As cidades podem obter uma certificação “pet-friendly” (“acolhedora de animais de estimação”) para atrair mais turistas, e o número de parques para cães nos EUA está em franca expansão, com um aumento de 40% no desenvolvimento de parques públicos para cães entre 2009 e 2020. Em São Francisco, as construtoras estão incluindo áreas específicas para cães perto de complexos habitacionais para atrair compradores.
3. A Água é Preciosa e Está Ameaçada
O Golfo do México está com a temperatura mais alta da era moderna, causando tempestades de rápida formação, como os furacões Helene e Milton no ano passado, que devastaram a Costa Leste dos Estados Unidos. Enquanto isso, as temperaturas na Grande Barreira de Corais atingiram os níveis mais altos em quatro séculos, enquanto a expansão oceânica causada pelo calor foi responsável por um terço da elevação do nível do mar em todo o mundo. No Golfo Pérsico, a água é escassa e valiosa , à medida que o crescimento populacional e o desenvolvimento atingem níveis recordes. Globalmente, um quarto de todas as plantações de alimentos está ameaçado por fornecimentos de água não confiáveis ou altamente precários. Ao mesmo tempo, as correntes de água no Ártico e no Atlântico parecem estar diminuindo, com o potencial de mudar os padrões climáticos e colocar em risco regiões produtoras de alimentos.
Enquanto isso, as operações comerciais em larga escala de engarrafamento de água, impulsionadas por investimentos privados, estão representando um risco crescente para a estabilidade das fontes locais de água nos EUA, assim como o crescimento de data centers de inteligência artificial (IA), que necessitam de grandes quantidades de água para resfriamento. Isso está ameaçando reservatórios locais e regionais, aquíferos e fontes de água doce, e alguns lugares estão implementando regulamentos de uso da água como resposta.
4. Poderíamos Evoluir Para Um Mundo Pós-trabalho?
A pandemia de COVID-19 e o aumento do trabalho remoto fizeram com que os padrões tradicionais de trabalho ficassem mais flexíveis e menos definidos. Considere a crescente popularidade das “workcations” (férias com trabalho) e “bleisure” (negócios com lazer), que sugerem que o trabalho e a vida pessoal podem se sobrepor cada vez mais. Nem todos gostam disso; a Austrália promulgou uma lei de “direito de desconexão” para os trabalhadores em agosto de 2024.
Ao mesmo tempo, nossa relação com o trabalho está mudando. Um estudo do Pew Research Center de 2023 revelou uma nova tendência: apenas quatro em cada dez trabalhadores nos EUA enxergam o trabalho que realizam como central para sua identidade geral. Essa mudança é reforçada pela ideia de ver o trabalho como um verbo (algo que você faz) em vez de um substantivo (algo que você é, como um contador ou técnico).
As atitudes em relação ao lazer também estão mudando. Se as pessoas usarem o tempo livre para buscar projetos pessoais ou paixões, o lazer poderá substituir o trabalho como foco principal na vida. Com a porcentagem de americanos com mais de 65 anos prevista para atingir 23% até 2025, esses aposentados atuais e futuros também estão buscando aproveitar ao máximo a próxima etapa de suas vidas.
5. A Fadiga Digital (E a Reação Contrária) Começa a se Instalar
A fadiga digital é real. Ela está se manifestando de várias maneiras, desde uma crescente desconfiança em relação às notícias online e preocupações crescentes com o conteúdo gerado por IA até o desencanto com os aplicativos de namoro online. As escolas estão proibindo telefones celulares nas salas de aula e os estados estão restringindo o acesso das crianças a aplicativos sociais. O cirurgião-geral dos EUA chegou a sugerir que as plataformas de mídia social deveriam exibir rótulos de advertência semelhantes aos encontrados nos maços de cigarro. Em julho, o Senado aprovou o primeiro grande projeto de lei de segurança na Internet para crianças em duas décadas.
Essas medidas refletem um esforço mais amplo para equilibrar os benefícios da tecnologia com a necessidade de estar mais consciente do bem-estar da geração mais jovem. Para os urbanistas, essa tendência sugere uma necessidade maior de equilibrar o engajamento público digital com interações presenciais, promovendo uma comunicação significativa e empatia dentro das comunidades. Isso inclui criar oportunidades presenciais para envolver os jovens nos processos de planejamento, o que pode ajudar a conectar essas gerações com as comunidades e entre si.
6. Fungo é o Futuro
A cultura pop pode levar você a pensar que uma era dos fungos marca o nosso fim, mas os benefícios ecológicos e de saúde dos fungos devem fazer mais do que apenas “empreendedores de cogumelos” pularem de alegria. Os fungos podem nos ajudar a reduzir a dependência de combustíveis fósseis, diminuir o colesterol, auxiliar em transplantes de órgãos bem-sucedidos, combater a poluição por plásticos, eliminar micropoluentes da água contaminada e promover a transição para sistemas alimentares mais sustentáveis. Em 2023, as vendas de cogumelos nos EUA atingiram US$ 1,04 bilhão, e o mercado deve triplicar nos próximos dez anos. À medida que os urbanistas buscam soluções baseadas na natureza para ambientes urbanos, os fungos podem se tornar um parceiro crucial na criação de espaços de vida melhores para todos.
7. Equilibrar a Demanda de Energia Verde com os Direitos Indígenas
Com o aumento do interesse em energia renovável, também cresceu a necessidade de minerar os minerais e metais brutos exigidos por essas tecnologias, e algumas estimativas apontam que a demanda quadruplicará até 2040. Esses minerais incluem lítio, cobalto e silício, além de mais de uma dúzia de elementos terras-raras. No entanto, a mineração vem com inúmeros custos humanos e ambientais, muitas vezes ocorrendo em áreas desfavorecidas e às custas delas. Isso pode colocar os interesses do governo e do setor privado contra os povos indígenas, principalmente por meio da extração e exploração de recursos em terras tribais.
Mais da metade dos projetos de extração de materiais para a transição energética estão em terras indígenas ou próximas a elas, e os povos indígenas são diretamente impactados por mais de um terço dos conflitos ambientais globais, seja por perda de paisagem, território ou meios de subsistência. Alguns esforços estão em andamento para fortalecer a soberania indígena.
Central para a questão (e para as potenciais soluções) estão o uso e a posse da terra, assim como a capacidade de aplicar diferentes perspectivas para entender os pontos de vista e as necessidades das pessoas que serão mais afetadas por essas decisões. Proteger os direitos soberanos dos povos indígenas poderia reduzir o impacto negativo dos conflitos ambientais relacionados à transição para a energia verde e oferecer soluções. Uma dessas maneiras é através da adoção do conhecimento indígena nas abordagens existentes para mitigação e adaptação às mudanças climáticas, a exemplo de como várias nações nativas americanas estão reintroduzindo o bisão nas planícies dos EUA para melhorar os resultados ambientais e socioeconômicos.
O Relatório de Tendências 2025 para Urbanistas foi escrito por Petra Hurtado, PhD; Ievgeniia Dulko; Senna Catenacci; Joseph DeAngelis, AICP; Sagar Shah, PhD, AICP; e Jason Jordan. Ele foi editado por Ann Dillemuth, AICP.
Jon DePaolis é editor sênior da APA.
Imagem principal: Vapor sobe das torres de resfriamento do data center do Google em The Dalles, Oregon. Foto cedida pelo Google.
Siete tendencias que los planificadores deben conocer en 2025
Por Jon DePaolis, Enero 16, 2025
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Este contenido se desarrolló mediante una asociación entre el Instituto Lincoln y la American Planning Association como parte de la práctica APA Foresight. Originalmente, APA lo publicó en Planning.
Como dijo Ferris Bueller, “la vida pasa bastante rápido. Si no te detienes y miras a tu alrededor de vez en cuando, podrías perdértela”.
Téngalo en cuenta cuando descubra que el próximo viaje que haga durante un fin de semana largo (que podría ser todos los fines de semana, ya que más y más empresas están adoptando la semana laboral de cuatro días) será en un avión impulsado a energía solar. O cuando compre la próxima multiherramienta, que estará hecha de un plástico que cambia su forma y propiedades si se calienta o enfría.
En un mundo que avanza más rápido de lo que puede cubrir incluso un ciclo de noticias de 24 horas, es más importante que nunca que los planificadores se adelanten a los problemas y preparen a las comunidades a medida que se produce el cambio.
Informe de tendencias de 2025 para planificadores
En enero, la Asociación Americana de Planificación (APA, por su sigla en inglés) publicó el 2025 Trend Report for Planners (Informe de tendencias de 2025 para planificadores) en asociación con el Instituto Lincoln de Políticas de Suelo. El equipo de Previsión y la comunidad encargada de la exploración de tendencias de la APA identificaron fenómenos actuales, emergentes y potenciales que los planificadores deben conocer y comprender para poder actuar, prepararse y aprender.
El informe incluye alrededor de 100 tendencias y señales, y ofrece una exploración de estas tendencias y señales en escenarios futuros, análisis profundos, pódcast y más. Estas son solo algunas de las tendencias que debe conocer.
1. Más obstáculos para la vivienda: costos de seguros, impactos climáticos y cambios poblacionales
En Estados Unidos, la población está creciendo con mucha más lentitud que en décadas anteriores, y la Oficina del Censo proyecta un crecimiento de la población de solo un 9,7 % en los próximos 75 años. El concepto de familia también está cambiando. Los hogares unipersonales y las parejas casadas (incluidas las parejas del mismo sexo) sin hijos ahora representan más de la mitad de todos los hogares de Estados Unidos. Los hogares monoparentales y multigeneracionales también están en aumento, al igual que los hogares compartidos.
En la actualidad, menos de una quinta parte de las familias estadounidenses se ajustan al modelo tradicional de “familia nuclear”, y los conceptos típicos de hogar continúan evolucionando. Pero hay un aspecto que no ha cambiado en los últimos años: encontrar una vivienda asequible es cada vez más difícil. Según una investigación realizada por Zillow, los hogares necesitan ganar USD 47.000 más de lo que ganaban hace solo cuatro años para poder costear una vivienda unifamiliar. La inflación, las altas tasas de interés y la escasez de viviendas asequibles han hecho que el sueño americano quede fuera del alcance de muchas personas, ya que la propiedad de la vivienda ahora es casi un 50 % más cara que el alquiler.
Mientras tanto, las ciudades del noreste y el medio oeste están experimentando pérdidas de población, y los estados del sur y el oeste continúan ganando residentes aunque sean las áreas más afectadas por los impactos del cambio climático. Es probable que los factores clave sean las cargas fiscales relativas y los costos de vida más bajos. De hecho, los drásticos impactos del cambio climático amenazan la salud, la seguridad y la vida de millones de personas, ya que el 34 % de los estadounidenses viven en áreas que se encuentran en riesgo de desastres naturales e inundaciones y el 41 % de las unidades de alquiler son vulnerables al cambio climático.
Las pérdidas relacionadas con el cambio climático también están generando caos en el mercado de seguros. Los proveedores de seguros están aumentando las tarifas en gran medida en muchas áreas y se han vuelto reacios a asegurar viviendas en áreas peligrosas, o simplemente se han negado a hacerlo. Las grandes aseguradoras se han ido de Florida, Luisiana y California, un estado donde el gigante de los seguros State Farm dejó de aceptar solicitudes debido a que la “exposición a las catástrofes está creciendo con rapidez”. (Los escenarios futuros que se presentan en el Informe de tendencias pueden ayudar a los planificadores a explorar cómo podría desarrollarse esta situación en los próximos 10 años).
Para mitigar las consecuencias del mercado de seguros para los propietarios de viviendas, los reguladores pueden emplear estrategias, como exigir transparencia en la industria de seguros y prohibir la discriminación por riesgo climático, el aumento de las primas o la retirada de servicios en áreas de alto riesgo. La Asociación Nacional de Comisionados de Seguros adoptó recientemente una estrategia nacional de resiliencia climática para seguros a fin de guiar a los reguladores y proveedores por igual, y Florida ha aprobado varias leyes con el objetivo de reducir las primas de seguros y proporcionar subvenciones de mitigación a los propietarios de viviendas y propietarios de propiedades multifamiliares.
2. Espacios publicos para Shaggy y Scooby
A medida que crece la necesidad por los espacios públicos, o “terceros lugares”, algunas ciudades están analizando cómo se pueden adaptar los espacios existentes o dónde se pueden crear espacios nuevos. Esto incluye tener en cuenta los lugares para mascotas, en especial porque en Estados Unidos hay más hogares con mascotas que con niños. Se espera que la industria mundial de mascotas alcance casi los USD 500.000 millones para 2030. Las ciudades pueden obtener una certificación de “apta para mascotas” para atraer a más turistas. Además, la cantidad de parques para perros en EUA está aumentando; de hecho, el desarrollo de parques públicos para perros aumentó un 40 % de 2009 a 2020. En San Francisco, los desarrolladores están agregando áreas específicas para perros cerca de los complejos de viviendas para atraer compradores.
3. El agua es muy valiosa y está bajo amenaza
El Golfo de México nunca ha tenido temperaturas tan elevadas en la era moderna, lo que ha causado tormentas de rápida formación, como los huracanes Helene y Milton del año pasado, que devastaron la costa este de Estados Unidos. En los últimos cuatro siglos, las temperaturas en la Gran Barrera de Coral nunca han sido tan elevadas, y la expansión del agua oceánica impulsada por el calor ha causado un tercio del aumento del nivel del mar a nivel mundial. En el Golfo Pérsico, el agua es escasa y valiosa, ya que el crecimiento de la población y el desarrollo alcanzaron un máximo histórico. A nivel mundial, una cuarta parte de todos los cultivos alimenticios están amenazados por el estrés hídrico y los suministros de agua poco confiables. Al mismo tiempo, las corrientes de agua en el Ártico y el Atlántico parecen estar disminuyendo, lo que podría modificar los patrones climáticos y poner en riesgo las regiones productoras de alimentos.
Mientras tanto, las operaciones comerciales de embotellado de agua a gran escala impulsadas por el capital privado representan un riesgo creciente para la estabilidad de las fuentes de agua locales en Estados Unidos, al igual que el crecimiento de los centros de datos de inteligencia artificial (IA) que necesitan grandes cantidades de agua para enfriarse. Esto representa una amenaza para los embalses, los acuíferos y las fuentes de agua dulce locales y regionales, y algunos lugares están implementando reglamentaciones sobre el uso del agua como respuesta.
4. ¿Podríamos evolucionar a un mundo poslaboral?
La pandemia por COVID19 y el aumento del trabajo remoto han desdibujado las líneas de los patrones de trabajo tradicionales. Tomemos como ejemplo la creciente popularidad de las vacaciones laborables y el turismo de negocios, conocidos en inglés como workations y bleisure respectivamente, que sugiere que el trabajo y la vida personal se pueden combinar cada vez más. Pero no a todos les gusta esto. En agosto de 2024, Australia promulgó una ley de “derecho a desconectarse” para los trabajadores.
Además, nuestra relación con el trabajo está cambiando. En un estudio del Centro de Investigaciones Pew de 2023, se descubrió una nueva tendencia: solo cuatro de cada diez trabajadores estadounidenses consideran que el trabajo forma parte de su identidad general. Este cambio se ve reforzado por la idea de considerar al trabajo como un verbo (algo que hacemos) en lugar de un sustantivo (algo que somos, como contadores o técnicos).
La actitud en cuanto al ocio también está cambiando. Si las personas usan su tiempo libre para llevar adelante proyectos personales o perseguir pasiones, el enfoque principal en la vida podría pasar a ser el ocio en lugar del trabajo. Dado que se espera que el porcentaje de estadounidenses mayores de 65 años aumente al 23 % para 2025, los jubilados actuales y futuros también buscan aprovechar al máximo el próximo capítulo de su vida.
5. La fatiga (y el rechazo digital) es una realidad
La fatiga digital existe. Se presenta de varias maneras, desde la creciente desconfianza de las noticias en línea y una mayor preocupación por el contenido generado por IA, hasta la desilusión con las citas en línea. Las escuelas están prohibiendo los teléfonos móviles en las aulas, y los estados están restringiendo el acceso de los niños a las redes sociales. El Cirujano General de Estados Unidos incluso ha sugerido que las plataformas de redes sociales deberían llevar etiquetas de advertencia como las de los cigarrillos. En julio, el Senado aprobó el primer gran proyecto de ley de seguridad en Internet para niños de las últimas dos décadas.
Estas medidas reflejan las acciones llevadas a cabo con la intención de equilibrar los beneficios de la tecnología con la necesidad de ser más conscientes del bienestar de las generaciones más jóvenes. Para los planificadores, esta tendencia sugiere una mayor necesidad de equilibrar la interacción digital con la vinculación en persona, y así fomentar la comunicación significativa y la empatía dentro de las comunidades. Esto implica generar espacios presenciales donde los jóvenes puedan participar en los procesos de planificación, para así fortalecer su vínculo con la comunidad y entre ellos.
6. Los hongos son el futuro
La cultura pop puede llevarnos a pensar que una era dominada por los hongos representa el fin de la humanidad, ya que solemos relacionarlos con un mundo apocalíptico, pero los beneficios ecológicos y de salubridad que tienen los hongos deberían entusiasmar a más personas que solo a los emprendedores del mundo de las setas, o mushroompreneurs como son conocidos entre los angloparlantes. Los hongos nos pueden ayudar a alejarnos de los combustibles fósiles, reducir el colesterol, realizar trasplantes de órganos exitosos, combatir la contaminación plástica, eliminar los microcontaminantes del agua contaminada y hacer la transición a sistemas alimentarios más sostenibles. En 2023, las ventas de hongos en Estados Unidos alcanzaron los USD 1.040 millones, y se prevé que el mercado se triplique en los próximos 10 años. Dado que cada vez hay más interés por parte de los planificadores en buscar soluciones basadas en la naturaleza para los entornos urbanos, los hongos podrían comenzar a tener un papel clave en la creación de mejores espacios de vida.
7. Equilibrio entre la demanda de energía renovable y los derechos indígenas
Dado que el interés en la energía renovable se ha disparado, también lo ha hecho la necesidad de extraer los minerales y metales en bruto requeridos por estas tecnologías, y se estima que la demanda se cuadruplicará para 2040. Algunos de estos elementos son el litio, el cobalto y el silicio, así como más de una docena de tierras raras. Pero la minería conlleva innumerables costos humanos y ambientales, que a menudo ocurren en áreas desfavorecidas y a expensas de ellas. Esto enfrenta los intereses gubernamentales y privados con los pueblos indígenas, sobre todo por la extracción y explotación de recursos en tierras tribales.
Más de la mitad de los proyectos para extraer materiales para la transición energética se encuentran en tierras indígenas o cerca de ellas, y los pueblos indígenas se ven directamente afectados por más de un tercio de los conflictos ambientales mundiales, ya sea por la pérdida de tierras o de sustento. Se están llevando a cabo acciones para impulsar la soberanía indígena.
El uso y la propiedad de la tierra son cuestiones fundamentales para el problema y para las posibles soluciones, como también lo son la capacidad de tener en cuenta los diferentes puntos de vista y las necesidades de las personas a las que más afectarán estas decisiones. Proteger los derechos soberanos de los pueblos indígenas podría reducir el impacto negativo de los conflictos ambientales que presenta la transición a las energías renovables, además de proporcionar nuevas soluciones. Una de esas soluciones es aplicar el conocimiento indígena en los enfoques existentes para la mitigación y adaptación al cambio climático, por ejemplo, la forma en que varias naciones nativas están reintroduciendo el bisonte en las llanuras de Estados Unidos para mejorar los resultados ambientales y socioeconómicos.
El 2025 Trend Report for Planners fue escrito por Petra Hurtado, PhD; Ievgeniia Dulko; Senna Catenacci; Joseph DeAngelis, Instituto Americano de Planificadores Certificados (AICP, por su sigla en inglés); Sagar Shah, PhD, AICP; y Jason Jordan. Fue editado por Ann Dillemuth, AICP.
Jon DePaolis el editor sénior de la APA.
Imagen principal: Se ve cómo sale el vapor de las torres de refrigeración del centro de datos de Google en The Dalles, Oregón. Crédito: Google.
Growing Water Smart in US–Mexico Border Communities
The semi-arid cities of Nogales, Arizona, and Nogales, Sonora, technically stand on separate sides of the US–Mexico border. But together, they form a transborder metropolis known as Ambos Nogales (Both Nogales). These sister cities share a binational economy and culture, and they also share the same watershed—one where summer monsoons bring half a year’s worth of rain in two months.
On the steep, hilly, and more populous Mexican side, that deluge often turns deadly. In August 2022, three people in Nogales, Sonora, including two young children, were killed as heavy monsoon rains flooded the streets and trapped them inside vehicles. The summer before, flash flooding there claimed the life of a 24-year-old woman who had recently earned her civil engineering degree.
“Stormwater management is one of the major issues for the Ambos Nogales area,” says Joaquin Marruffo, border programs manager at the Arizona Department of Environmental Quality. “Almost every monsoon season, at least one person dies on the Mexican side of the border [due to stormwater flooding], so that should be priority number one for local governments and for us as public officials.”
Like other border towns in Mexico, Nogales has grown rapidly in the last two decades; the population increased 20 percent between 2010 and 2020, as people from other areas moved there seeking work or hoping to enter the US. This growth has largely been unplanned, resulting in settlements springing up “in places that shouldn’t be established,” Marruffo says, “such as the top of the hills or where there is a floodplain.”
The heavy rains also wreak havoc on property and infrastructure, and pollute local waterways on both sides of the border with industrial contaminants, sediment, and sewage overflow. “The highest point of the watershed is Nogales, Sonora, and the lowest is Nogales, Arizona,” Marruffo explains. “So everything, by gravity, flows from south to north. Everything that starts on the top of the watershed is going to drain down to the US side.”
Mexican soldiers assist stranded motorists during flooding in Nogales, Sonora, in 2018. Credit: Copyright Arizona Daily Star.
Seeking to build upon decades of cross-border cooperation on stormwater management and water quality issues, officials and representatives from both sides of the border last year participated in a two-day Growing Water Smart workshop organized by the Sonoran Institute and the Lincoln Institute’s Babbitt Center for Land and Water Policy.
Growing Water Smart is a training and assistance program for local leaders that focuses on water and land use integration. The goal is to help officials identify and implement near-term plans, policies, and programs to achieve more resilient communities.
A major piece of the program is a multiday in-person workshop that brings together local and regional elected officials, water resource managers, economic development staff, sustainability officers, and planning commissioners, among others, who don’t always get to coordinate their efforts or pool their knowledge despite their shared goals. “It’s really about allowing them to discuss the issues and opportunities that are unique to them and to their context, and then supporting them with tools and facilitating good guidance,” says Noah Kaiser, Growing Water Smart program manager at the Sonoran Institute.
But the program is more than just a one-off workshop: The Sonoran Institute provides follow-up assistance to help communities secure funding and support project development.
The Santa Cruz river flows from Arizona into Mexico and back again, requiring collaborative cross-border management. Credit: Pima County.
Marruffo, who attended the Ambos Nogales workshop in June 2024, says the strong regional reputation of the Sonoran Institute brought credibility to the discussions, and that the ongoing support will help ensure that momentum doesn’t wane. “They’re probably one of the strongest collaborators that we have to address water issues, especially for the Santa Cruz River,” he says, which flows from Arizona into Mexico and back again.
The workshop “was a great opportunity to have a mix of different sectors involved from both sides, which is not easy to accomplish, getting local governments to speak face-to-face on the same problems,” Marruffo says. He felt encouraged by a new willingness on both sides of the border to make investments in Sonora, in whose steep and hastily settled hillsides most of the area’s stormwater issues originate.
“Every major artery or road in the city of Nogales, Sonora, aligns perfectly with the washes [or stormwater channels],” Marruffo says. “So in storm events, the roads become rivers or streams.” Many roads are unpaved, so fast-flowing stormwater gathers sediment that scours away aging concrete infrastructure and clogs sewers, sending raw sewage into the waterways.
“If you want to mitigate the problem, there are many things that you can do. But to really solve the issue, you have to start by addressing the origin,” Marruffo says. “So the narrative started evolving: What type of investment do we need in Mexico? Which are the major infrastructure projects? Where should we locate these projects?”
Working with a comprehensive green infrastructure plan for the Ambos Nogales watershed developed by Arizona State University Professor Francisco Lara-Valencia, the group discussed the kinds of interventions needed to further mitigate stormwater impacts, Marruffo says, such as building retention and detention basins in the upper watershed to reduce the energy of flowing runoff and help with infiltration.
These aren’t new ideas for the region; local, state, and federal agencies have been working on these very issues for years. Indeed, Marruffo says, “It’s part of our daily conversations.” But the efforts made on one side of the border often have little connection to those on the other side, and vice versa. “This is the first binational, holistic, comprehensive master plan that includes the whole watershed,” he says.
“There are a lot of people in the region working on this stuff,” Kaiser agrees. But getting them all rowing in the same direction can make their efforts that much more effective, he notes. Cross-border and interagency cooperation is crucial when it comes to practical matters, like installing green infrastructure such as rain gardens and retention walls to reduce the impacts of flooding. But it also lays a foundation for exploring what’s possible—like whether the two cities can see this challenge as an opportunity, perhaps capturing stormwater for reuse.
Faith Sternlieb of the Lincoln Institute, left, leads a session at the Ambos Nogales Growing Water Smart workshop. Credit: Sonoran Institute.
A few months after the Ambos Nogales workshop, the Sonoran Institute and Babbitt Center hosted a second, similar Growing Water Smart program in Mexicali-Calexico, where southeast California borders Baja California. “In the Mexicali-Calexico region, the New River, which flows from Mexicali northward into Calexico and into the United States, is an extremely polluted river,” Kaiser says. “So a lot of our conversations at the workshop in Mexicali revolved around, How do we manage this river on both sides of the border? How do we improve its water quality? How do we make it a valuable water resource for communities on both sides of the border?’”
These border community workshops marked a new international milestone for the Growing Water Smart program (and required a few adaptations, Kaiser says, such as bilingual facilitators and curriculum materials). The program began in Colorado in 2017, and later expanded to Arizona, Utah, and California.
While the program helps communities think about their long-term water resiliency, “it also helps them get momentum right away with some immediate actions,” says Kristen Keener Busby, associate director of program implementation at the Babbitt Center. In addition to guiding land use professionals and water managers through the carefully curated curriculum and facilitated dialogue, she notes, “it sets them up with some strategic planning they can implement right away.”
All Growing Water Smart workshops focus on creating a near-term 12- to 18-month action plan that aligns with a community’s realistic capacity; this is a physical document that community leaders can take with them, Kaiser explains. “We don’t want the workshop to be just another conference that they’re attending where they hear some panel information, and they have some conversations, and then they go back to work and nothing changes,” he says. “We want them to develop a tool that they can move forward with.”
Noah Kaiser of the Sonoran Institute, left, with Francisco Zamora, senior director of programs at the institute, and EPA scientist Sebastian Alvarez Espinosa, a presenter at the workshop. Credit: Sonoran Institute.
One of the final working sessions is dedicated to action planning, with an in-depth exploration of funding sources, in-kind opportunities, and grants that teams can apply to. The aim is to help teams decide what they’re going to do, how they’re going to fund it, and other practical logistics. “What resources do we need? Which agencies are going to lead, which are going to support? Which other agencies do we need to keep apprised of what we’re doing? Who do we need to collaborate with? All those details go into the action plan,” Kaiser says.
“And we as facilitators from Sonoran Institute, Babbitt Center, and other partner agencies, we’re not deciding what that looks like,” Kaiser adds. “The point of the action plan is really for them to be able to take charge of it, and not to be assigned work to do, but to make their own decisions about what do we have capacity for? What is meaningful and makes the most sense to us, and how can we push that forward?”
The next US–MX Border Growing Water Smart event is a one-day convening in June, focusing on the cross-border sister cities of Douglas, Arizona, and Agua Prieta, Sonora.
After all, stormwater and contaminants don’t care about national boundaries, and need no visa to enter the US, Marruffa says. “So it’s fundamental to continue engaging between both countries. I think it’s important that we have these types of conversations and dialogue, because that’s the only way we can strategize and make better use of our resources, on both sides,” he says.
“There are asymmetries and disparities in many ways, socioeconomic and political. But I think these types of opportunities to talk face-to-face with partners, from both sides, always have positive results. Always, something happens that is one step forward.”
Jon Gorey is a staff writer at the Lincoln Institute of Land Policy.
Lead image: The cities of Nogales, Sonora, and Nogales, Arizona, form the metro area known as Ambos Nogales. Credit: USGS.
Grabaciones de webinarios y eventos
Scenario Planning for Water-Resilient Agricultural Futures in the Mountain West
The Consortium for Scenario Planning is hosting a peer exchange with Kristen Keener Busby, associate director for program implementation at the Babbitt Center for Land and Water Policy and Stacy Beaugh, co-owner of Strategic By Nature Inc., who will discuss their work leading scenario planning workshops focused on water resilience and agriculture in three communities in the Mountain West. Attendees will learn about the similarities and differences between each workshop, how the process evolved over time, and key takeaways and recommendations for those interested in conducting similar scenario planning workshops. Planners, practitioners, academics, students, and anyone living in the Mountain West who is interested in scenario planning work are welcome to attend. There will be an opportunity to ask questions at the end of the presentation.
Simultaneous English-Spanish translation will be available via Zoom. If you would like to use the translation service, please join the webinar five minutes early.
In another edition of a mayors panel at the American Planning Association’s National Planning Conference, three Colorado mayors weighed in on the trials and tribulations of local leadership at a time of retrenchment at the federal level.
“If we’re going to get it done, it has to be done at the local level or the state level,” said Fort Collins Mayor Jeni Arndt, responding to a question about climate action. “In addition to reducing our carbon footprint, which has been a focus for a long time, something that we’re increasingly focused on is how to be resilient in the face of the climate change that is already happening and that we know is only going to get worse in the future. . . . We’re not going to stop.”
Senior Fellow Anthony Flint, Boulder Mayor Aaron Brockett, writer Rob Walker, and Fort Collins Mayor Jeni Arndt (left to right) pose for a photo following the Lincoln Institute’s mayors panel at the 2025 National Planning Conference. Credit: Kristina McGeehan
The mayors panel, a reprise of a similar Q&A with the mayors of Minneapolis, Cincinnati, and Scranton, Pennsylvania, at the 2024 National Planning Conference, was oriented around the use of technology in cities, from apps designed to facilitate civic engagement to geospatial mapping that can help identify buildable land for new housing.
“The data that we have available … is incredibly important when you’re evaluating what are the next opportunities,” said Brockett, noting efforts in Boulder to encourage infill redevelopment, which would add housing supply in a city well known for a lack of affordability.
Other highlights from the National Planning Conference 2025 included:
The 2025 Trend Report: Emerging Trends and Signals. This annual report, a partnership between APA and the Lincoln Institute, highlights trends for planners tasked with helping their communities navigate change and uncertainty. While conventional planning practices often reflect past data and current assumptions, the Trend Report is an account for emerging trends on the horizon. The presentation, with Petra Hurtado, Ievgeniia Dulko, Senna Catenacci, and Joseph DeAngelis from APA, outlined emerging trends and introduced strategies for making sense of the future. The speakers emphasized that by embracing foresight—understanding potential future trends and knowing how to prepare for them—planners can effectively guide change, foster more sustainable and equitable outcomes, and position themselves as critical contributors to thriving communities.
Innovative Governance: Scenario Planning for Strategic Coordination. The Lincoln Institute’s Heather Sauceda Hannon, AICP, shared a case study of a one-day scenario planning workshop that brought together a range of government stakeholders to better prepare for future wildfires in Chile. Hannon detailed how the group applied the process of scenario planning—which is transferable to different types of issues—to identify uncertainties in the region, develop four possible futures, and agree on prioritized strategic actions. Because the group was tackling the problem from different perspectives, bringing them together fostered cohesion, an alignment of values, and a clearer path forward.
Planning With Strategic Foresight. Heather Hannon also participated in a session that explored the practice of “futures literacy,” defined as the skills that facilitate better understanding of the role the future plays in a fast-changing world. She and Petra Hurtado, Ievgeniia Dulko, and Senna Catenacci from APA recognized that tech innovations, societal and political shifts, climate change, economic restructuring, and unknown ramifications from COVID-19 make it difficult to plan effectively, and suggested the path forward requires adjusting, adapting, and reinventing planning processes, tools, and skills. The approach entails the ability to imagine multiple plausible futures, and an understanding of how to prepare for future uncertainties, including the need to be nimble.
APA Water and Planning Network Meeting. Led by Mary Ann Dickinson, policy director of Land and Water for the Lincoln Institute, this gathering drew land use planners and water systems planners who work toward better integration of water and land use planning. The activities of the APA’s 550-member Water and Planning Network, which include newsletters and webinars on relevant topics, were detailed for the year ahead.
Housing Finance for Equitable Planning: Lessons from Cities. In this session in the virtual segment of the conference, Heather Hannon and Arica Young from the Lincoln Institute joined Samuel P. Leichtling from Milwaukee’s Department of City Development and Rico Quirindongo from Seattle’s Office of Planning and Community Development to help attendees better understand the residential housing market. Sharing trends and best practices from across the country, the presenters offered land use solutions and policies that balance the need for affordable housing while ensuring their cities are accessible to all.
Catherine Benedict is the digital communications manager at the Lincoln Institute of Land Policy.
Lead image: Downtown Boulder, Colorado, which is incorporating data analysis into its housing strategies. Credit: espiegle via Getty Images Plus.
The Lincoln Vibrant Communities Fellows Program, September 2025
The submission deadline has been extended to August 10, 2025, 11:59 p.m. ET.
The Lincoln Vibrant Communities Fellows Program is a 24-week program designed to build capacity to address challenges in communities using the best practices tools and research of the Lincoln Institute of Land Policy and the academic excellence of Claremont Lincoln University. This collaborative program offers graduate-level education, expert coaching, and peer networking to support public and private sector leaders in advancing sustainable community development.
Participants will engage in immersive in-person education; an online leadership curriculum; and specialized coursework covering scenario planning, data visualization, strategic communication, conflict mediation, and policy development. The program culminates in a nine-credit graduate certificate in Advanced Public Sector Leadership, providing a pathway for further academic and professional growth.
Through applied learning, expert-led discussions, and collaboration, fellows will develop innovative solutions to enhance resilience and lead impactful change. Graduates join a national network of leaders dedicated to fostering sustainable, engaged communities.
The program begins on September 11, 2025, in Chicago. Applications are due August 10, 2025.
Detalles
Submission Deadline
August 10, 2025 at 11:59 PM
Palabras clave
desarrollo económico, gobierno local, planificación