Topic: Medio ambiente

Hacer visible lo invisible

Cómo una escasez crónica de agua inspiró a una artista de Colorado
Por Lily Robinson, Noviembre 12, 2025

El Valle de San Luis en Colorado se encuentra en los vestigios de un antiguo lago que se secó hace mucho tiempo. Lo rodea el anillo de montañas que una vez formaron las orillas del lago y, debajo de la superficie, se encuentra la vasta red del acuífero del Río Grande. Este acuífero sostiene las economías mayormente agrícolas de los cinco condados del Valle de San Luis. Pero cada vez tiene más dificultades para hacerlo. La demanda de agua ha superado el suministro de la cuenca desde principios del siglo XX, y el flujo de agua ha estado en declive durante más de 25 años. Frente a una situación cada vez más desafiante, la artista y conservacionista local Jocelyn Catterson está utilizando un enfoque visual para ayudar a la comunidad a comprender los pormenores que afectan el acuífero y la vida de la región.

Making the Invisible Visible es una serie de pinturas basadas en datos que comunican el complejo ecosistema de factores que impulsan el agotamiento del agua en el Valle de San Luis. “Gran parte del público en general en el Valle de San Luis en realidad no sabe ni entiende lo que está sucediendo con el acuífero. En verdad es un concepto intangible, ya que no podemos verlo”, señala Catterson, y agrega que el arte ayuda a las personas a visualizar las cuestiones medioambientales complejas pero ocultas que ocurren a su alrededor.

La pintura de Jocelyn Catterson es un tríptico que muestra un incendio forestal a su izquierda, hojas y flores nuevas con raíces profundas a su centro, y el viento pasando por las montañas a su derecha.
La más grande de las tres pinturas de la serie “Making the Invisible Visible” se colgó en el Capitolio del Estado de Colorado por varios meses en 2023. Crédito: Jocelyn Catterson.

El proyecto comenzó en 2022, cuando seleccionaron a Catterson como becaria del Programa de Medio Ambiente y Ciencias Artísticas de Colorado (CASE, por sus siglas en inglés) a través de la Universidad de Colorado en Boulder. La beca conecta a artistas y científicos a fin de trabajar con las comunidades y explorar cómo las cuestiones interconectadas de incendios, sequías y calidad del agua y el aire afectan a los habitantes de Colorado. El objetivo del programa, que se describe en el sitio web de la universidad, es “crear obras de arte que conmuevan al público más allá de los debates sobre el cambio climático para confrontar, amplificar y visibilizar la conexión que todos los residentes de Colorado tienen con el paisaje natural del estado y, mediante la conexión con el lugar, entre sí”.

Para Catterson, nativa de Colorado, elegir el tema no fue difícil: “En mi opinión, en el Valle de San Luis, el agua es, por mucho, el problema más apremiante”.

El camino hacia la reposición

Según el Plan de Implementación de la Cuenca del Río Grande, parte del Plan Hídrico de Colorado, casi un tercio de los empleos en el Valle de San Luis provienen de la industria agrícola, lo que representa el 99 por ciento del uso total del agua en la cuenca. El papel central de la agricultura en la economía y su gran dependencia de las aguas subterráneas y superficiales significan que todos los miembros de la comunidad experimentan las consecuencias de la escasez de agua, al margen de su nivel de participación en la agricultura.

En 2012, se implementó un incentivo particularmente tangible para que la comunidad redujera el uso de agua. Ese año, el estado otorgó a las comunidades la oportunidad de autorregular el uso del agua con el objetivo de reponer los acuíferos del valle a niveles sostenibles definidos por el estado para 2031. La región aprovechó la oportunidad al crear subdistritos de gestión del agua para supervisar y regular el uso del agua a nivel local.

El subdistrito n.º 1 es de particular importancia. Se asienta sobre el acuífero no confinado del valle y alberga algunas de las granjas más grandes de la zona. También corre un gran riesgo. Si la autorregulación no restablece el suministro de agua para el inicio de la próxima década, el estado intervendrá y cortará el flujo de agua en miles de pozos. Estos podrían incluir algunos de los 3.000 pozos que suministran agua a las granjas en el subdistrito n.º 1.

Por lo tanto, las personas están trabajando en conjunto para alcanzar la meta de 2031. En 2018, el subdistrito n.º 1 se enfrentó a un contratiempo cuando las condiciones de sequía hicieron que el acuífero alcanzara uno de los puntos más bajos registrados. Pero, en 2024, la comunidad extrajo menos agua que en cualquier otro año desde que se comenzó a registrar su consumo. “Nuestra comunidad está trabajando muy duro para reducir la cantidad de agua subterránea que usamos”, dice Catterson.

Aunque el acuífero y el flujo de agua superficial continúan disminuyendo, enfrentamos el problema juntos. La creación de subdistritos ha unido a la comunidad. En las mesas redondas de los subdistritos, ambientalistas, agricultores y ganaderos unen fuerzas para planificar el futuro del uso del agua en el valle.

El trabajo de Catterson, que desarrolló con su compañera de CASE, Holly Barnard, profesora de Geografía en la Universidad de Colorado en Boulder, también fue bien recibido en el movimiento local, agrega. “Es una parte muy importante de este proyecto y esta historia: no habría tenido tanto éxito de no ser por la verdadera naturaleza solidaria y colaborativa de la comunidad del agua aquí, en el Valle de San Luis”.

Presentamos a los escarabajos (y el polvo)

Una pintura larga, donde los colores dominantes son el azul, blanco, y el negro. La pintura muestra el trayecto que toma el agua, desde las montañas en la parte de arriba de la pintura, el riego, y los acuíferos en el subsuelo.
Una de las tres pinturas de “Making the Invisible Visible”. Crédito: Jocelyn Catterson.

Gran parte de la beca de Catterson se dedicó a la investigación. Dedicó los primeros seis a ocho meses del proyecto al aprendizaje y la recopilación de datos. Entrevistó a agricultores, ganaderos, hidrólogos, científicos y otros para saber qué datos e imágenes consideraban importantes para contar la historia del agua en el Valle de San Luis. Cuando reunió sus aportes y desarrolló sus consideraciones iniciales sobre qué incluir en el proyecto de arte, acudió nuevamente a los entrevistados para pedirles sus ideas sobre lo que pensaba armar y lo que podría faltar.

Mediante este proceso, Catterson se sorprendió al saber cuántas variables se coordinan para influir en el suministro de agua de la región. El suministro de agua del Valle de San Luis depende, en gran medida, del deshielo de las montañas que rodean San Juan y la cordillera Sangre de Cristo. Muchos factores pueden afectar el flujo desde los picos hasta la base del valle, pero una influencia que no es tan conocida es la del polvo sobre la nieve. El deshielo es el principal impulsor de la hidrología de la cuenca del Río Grande, por lo que los cambios en la acumulación de nieve en las cabeceras tienen un impacto importante en las aguas subterráneas y el flujo aguas abajo. Cuando el polvo del desierto llega a zonas cubiertas de nieve y se asienta sobre la capa de nieve, puede afectar la hidrología del área de diversas formas. El polvo es más oscuro que la nieve, por lo que absorbe más calor y hace que la nieve se derrita más rápido. Esto puede acelerar el proceso de deshielo de una temporada en varias semanas. Luego, permite que las plantas germinen antes, lo que significa que la temporada de extracción de agua del suelo es más extensa. Estas pérdidas por evapotranspiración pueden disminuir la escorrentía anual en alrededor de un 5 por ciento del flujo promedio anual.

Los escarabajos son otra pieza del rompecabezas. Desde principios de la década de 2000, los bosques de Colorado han sufrido infestaciones de escarabajos de corteza de abeto. Los insectos se esconden en los árboles, dañan sus sistemas vasculares y finalmente los matan. Esto disminuye el dosel, lo cual afecta la acumulación de nieve, el derretimiento, la evapotranspiración, la escorrentía y más. Estas consecuencias son a largo plazo, ya que los bosques pueden tardar décadas en recuperarse por completo de grandes muertes.

También intervienen otros factores, como la sequía crónica y los incendios forestales más frecuentes y graves. Y esta compleja red de factores se ve exacerbada por el cambio climático. Por ejemplo, el aumento de las temperaturas acelera aún más el derretimiento de la nieve y la evapotranspiración en áreas que ya se ven afectadas por el polvo, y los árboles en bosques con estrés hídrico son más susceptibles a las infestaciones de escarabajos.

Catterson incorporó tantos de estos detalles como pudo en su obra de arte, que también refleja la información extraída de fotos históricas, mapas, visitas a lugares alrededor del valle y datos relacionados con los niveles de los acuíferos, la extracción de aguas subterráneas y los niveles de caudal del Río Grande.

Alcanzar audiencias estatales y locales

La serie de Catterson se conforma de tres pinturas de técnica mixta, y la beca ofreció la oportunidad de exhibir una pieza en el Capitolio del Estado de Colorado al final del proyecto. Por lo tanto, diseñó la más grande de las tres obras para que se pudiera exhibir de forma independiente. “Quería asegurarme de poder narrar la historia completa en una pintura que el gobernador, los diferentes representantes y el público en general verían exhibida en el edificio del Capitolio”, señala.

Esta pintura de Catterson está divida en dos partes. Por encima, en blanco y negro, se ve un puebo con edificios y una granja a su lado. A lo lejos, se ven montañas. En un edificio hay un grifo, por el cual sale agua azul. La parte inferior de la imagen muestra manchas rojas, amarillas, verdes y azules.
Secciones de “Making the Invisible Visible”, el trabajo de técnica mixta que realizó Catterson en el marco de su beca CASE. Crédito: Jocelyn Catterson.

Barnard, la profesora de Geografía que se asoció con Catterson, reflexionó sobre los impactos de la exposición de arte con temas climáticos en una entrevista con KUNC, una afiliada local de NPR. “Que el arte esté en la rotonda del Capitolio le da humanidad al tema y también muestra que no es solo algo abstracto a gran escala de lo que hablamos en las noticias, sino que está entre nosotros y afecta la vida de personas reales”, explicó. “Creo que el arte demuestra algunas de las formas en que esas consecuencias ocurren en tiempo real”.

Desde el Capitolio, la exposición de CASE viajó a ciudades como Breckenridge, Grand Junction y Durango, y Catterson viajó a varios eventos para presentar su arte y hablar sobre el tema. También quería llevar la conversación a su propia comunidad, por lo que obtuvo el permiso de una cafetería local para montar una instalación a la que denominó una red de agua. Después de todo, agrega, si el arte es para hacer que los temas científicos sean más accesibles, debe estar en lugares accesibles.

“Mientras las pinturas recorrían el estado de Colorado, en verdad quería asegurarme de que la información y las conversaciones también se estuvieran dando aquí, en la comunidad local del Valle de San Luis”, explica.

Cubrió toda una pared de la cafetería con reproducciones de sus pinturas, datos, fotos y escritos, y luego, usó una cuerda para conectar las diferentes partes y mostrar cómo los aspectos del entorno estaban conectados entre sí y con el suministro del agua.

La estrategia de participación comunitaria funcionó. “A veces, entraba y la gente ni siquiera sabía que yo era la artista, me sentaba y escuchaba conversaciones entre personas que miraban los datos”, señala Catterson. “Creo que poder ver la conexión ayuda mucho a las personas”.

La reacción a la serie principal que creó fue igual de positiva. Ha visto que resuena entre los expertos en agua, quienes le han dicho que aprecian su representación precisa de las cuestiones complejas del agua en el valle, y entre personas que no tienen experiencia en ciencias, como los niños, ya que se conectan con la información sin perderse por el uso de vocabulario específico o gráficos.

El hogar permanente de las pinturas de Catterson es la oficina del Distrito de Conservación del Agua de Río Grande en Alamosa, y todavía hace uso de ellas y del conocimiento que reunió para hacer presentaciones. En ocasiones, las oportunidades para compartir las pinturas provienen de su trabajo como directora de Participación Comunitaria para el Rio Grande Headwaters Land Trust. Otras veces, habla a título individual, aprovechando los lazos que ha establecido en una comunidad muy unida.

Catterson considera que su trabajo es parte de un esfuerzo para poner todas las manos a la obra para enfrentar uno de los problemas más apremiantes y urgentes de la región. “La realidad es que todos saben que debemos trabajar juntos para lograrlo”, reflexiona. “Esa es parte de la razón por la que la gente aquí ha sido tan receptiva al concepto de arte y ciencia. Quieren que todos sean parte de la conversación porque todos necesitan trabajar juntos para tratar de resolver este problema”.


Acerca de la artista

La artista Jocelyn Catterson.Jocelyn Catterson es una artista multidisciplinaria y educadora medioambiental que reside en Del Norte, Colorado. Las complejas obras basadas en el lugar de Catterson se basan en los paisajes ecológicos y agrícolas del Valle de San Luis. Su arte explora los ritmos visuales de los sistemas naturales a través de composiciones detalladas y en capas que integran la historia natural, la ciencia y la narración. Su práctica tiene un profundo vínculo con al paisaje, al usar el arte como una herramienta para traducir datos medioambientales y observaciones de campo en narrativas visuales impulsadas por la investigación. En 2024, comenzó a trabajar como directora de Participación Comunitaria para el Rio Grande Headwaters Land Trust.

Para ver más del trabajo de Catterson, sígala en Instagram en @artofjocelyncatterson o visite su sitio web en jocelyncattersonart.com.


Lily Robinson es coordinadora de programas de la Red Internacional de Conservación del Suelo (ILCN, por sus siglas en inglés) en el Instituto Lincoln de Políticas de Suelo.

Una versión de este artículo se publicó originalmente en el sitio web de la Red Internacional de Conservación del Suelo. Visite el sitio web para leer más perfiles de artistas que se centran en las conexiones entre la naturaleza, las personas y el lugar.

Imagen principal: El “Water Web” de Catterson se colgó en un café popular en el valle. Crédito: Jocelyn Catterson.

Building Vibrant Communities: Municipal Government Workers Get a Boost

November 4, 2025

By Anthony Flint, November 4, 2025

 

It’s a tough time to be working in government right now—long hours, modest pay, and lots of tumult in the body politic.

While this is especially true at the moment for employees in the federal government, a new program offered by Claremont Lincoln University and the Lincoln Institute of Land Policy aims to give public employees in municipal government a boost.

Over the last year, 150 planners, community development specialists, and other professionals in municipal government have participated in the Lincoln Vibrant Communities fellowship, a 24-week curriculum combining in-person and online education, expert coaching, and advanced leadership training.

The idea is to build capacity at the local level so those professionals can have greater impact in the communities they serve, on everything from affordable housing to greenspace preservation and revitalizing Main Streets, said Stephanie Varnon-Hughes, executive dean of academic affairs at Claremont Lincoln University.

“All of us can Google or go to seminars or read texts or access knowledge on our own, but this program is about the transformative, transferable leadership skills it takes for you to use that knowledge and use that technical experience to facilitate endeavors to bring about the change that you need in your community,” she said on the latest episode of the Land Matters podcast.

“These leadership skills can be measured and modeled and sustained. We can surround you with the abilities and the resources to change the way that you move through the world and collaborate with other people working on similar issues for long-term success,” she said.

Lincoln Vibrant Communities fellows can use the training to implement some of the ideas and policy recommendations that the Lincoln Institute has developed, like setting up a community land trust (CLT) for permanently affordable housing, said Lincoln Institute President and CEO George W. “Mac” McCarthy, who joined Varnon-Hughes on the show.

“They’re the ones who find a way to find the answers in land and to manifest those answers to actually address the challenges we care about,” he said. “It’s this cadre of community problem solvers that are now all connected and networked together all across the country.”

The support is critical right now, McCarthy said, given estimates of a shortage of a half-million government workers, and amid a flurry of retirements from veteran public employees who tend to take a lot of institutional memory with them.

The Lincoln Institute has a long tradition of supporting local government, beginning in earnest in 1974, when David C. Lincoln, son of founder John C. Lincoln, established the Lincoln Institute as a stand-alone entity emerging from the original Lincoln Foundation. The organization made its mark developing computer-assisted assessment tools to help in the administration of property tax systems, and has since supported city planners, land conservation advocates, and public finance professionals experimenting with innovations such as the land value tax.

In the later stages of his philanthropic career, David Lincoln established a new model for university education, Claremont Lincoln University, a fully accredited non-profit institution offering a Bachelor of Arts in Organizational Leadership, as well as master’s degrees and graduate certificates. The guiding mission is to bridge theory and practice to mobilize leaders in the public sector.

Municipal employees engage in the Lincoln Vibrant Communities fellowship for about a six-month program in advanced leadership training and expert coaching, either as individuals or as part of teams working on projects in cities and towns and regions across the US.

McCarthy and Varnon-Hughes joined the Land Matters podcast after returning from Denver last month for a leadership summit where some of the first graduates of the program had an opportunity to share experiences and celebrate some of the first graduates of the program. Denver Mayor Mike Johnston joined the group, underscoring how technical expertise will be much needed as the city launches complex projects, such as building affordable housing on publicly owned land.

More information about Claremont Lincoln University and the Lincoln Vibrant Communities fellowship program is available at https://www.claremontlincoln.edu.

Listen to the show here or subscribe to Land Matters on Apple Podcasts, Spotify, Stitcher, YouTube, or wherever you listen to podcasts.

 


Further Reading

Bridging Theory and Plastics | Land Lines

Lincoln Institute Invests $1 Million in Scholarships for Future Leaders | Land Lines 

Denver Land Trust Fights Displacement Whether It Owns the Land or Not | Shelterforce 

New Lincoln Institute Resources Explore How Community Land Trusts Make Housing More Affordable | Land Lines

Accelerating Community Investment: Bringing New Partners to the Community Investment Ecosystem | Cityscapes

  


Anthony Flint is a senior fellow at the Lincoln Institute of Land Policy, host of the Land Matters podcast, and a contributing editor of Land Lines. 

Visita con un becario

Proteger la biodiversidad de Puerto Rico

Por Jon Gorey, Septiembre 1, 2025

El Instituto Lincoln ofrece una variedad de oportunidades de becas para investigadores que se encuentran a principios y en mitad de sus carreras. En esta serie, hacemos un seguimiento de nuestros becarios para conocer más sobre su trabajo.

Fernando Lloveras San Miguel se ha desempeñado como director ejecutivo del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico durante más de dos décadas, y como presidente de su unidad Para La Naturaleza desde que se fundó en 2013. Con títulos en Economía y Geografía (Universidad de Dartmouth), Políticas Públicas (Universidad de Harvard) y Derecho (Universidad de Puerto Rico), Lloveras se desempeña con agilidad en los entornos naturales y legales.

En 2020, Lloveras recibió el premio y la beca Kingsbury Browne al Liderazgo en Conservación, que lleva el nombre del abogado de Boston y exmiembro del Instituto Lincoln cuyo trabajo condujo a la creación del Land Trust Alliance. En esta entrevista, que se editó por razones de longitud y claridad, Lloveras analiza lo que se necesitará para conservar el 33 por ciento de Puerto Rico para 2033, algunas de las estrategias únicas de financiamiento para la conservación que Para La Naturaleza está utilizando para lograr ese objetivo y el movimiento para reconocer los derechos inherentes de la naturaleza.

JON GOREY: ¿Cuál es el enfoque de su trabajo?

FERNANDO LLOVERAS SAN MIGUEL: Nuestro trabajo se centra en proporcionar a las islas de Puerto Rico la biodiversidad y los sistemas de vida necesarios para vivir una vida sostenible. En 2016, fijamos el objetivo de proteger el 33 por ciento de las islas para 2033, por lo que nuestro objetivo general es convertir a Puerto Rico en un organismo vivo y proporcionar ecosistemas saludables y sostenibles para todos.

Nos propusimos este objetivo y al año siguiente vino el huracán María, un huracán de categoría 5 que devastó toda la isla. Luego, tuvimos muchos problemas con nuestra fuente de financiamiento, y hemos tenido muchas políticas a favor del desarrollo en curso. Así que hemos enfrentado, y enfrentamos, una gran cantidad de desafíos. Pero en general, creo que pudimos superar algunos de ellos. Recientemente obtuvimos más fondos que nos permitirán hacer una mayor planificación a largo plazo y adquisiciones a largo plazo, y trabajar en la protección del suelo y la biodiversidad. Pudimos superar muchas dificultades, y creo que estamos en una buena posición, a pesar de que los desafíos siguen aumentando cada día.

JG: ¿En qué está trabajando ahora y en qué le interesaría trabajar a futuro?

FL: El año pasado trabajamos muy duro para elaborar un nuevo plan estratégico, así que acabamos de terminarlo y lo pusimos en práctica a fines del año pasado. Uno de los desafíos que pudimos superar fue el de las servidumbres de conservación. [En Puerto Rico] tenemos un límite en la cantidad de créditos fiscales disponibles y solíamos tener hasta USD 15 millones al año, pero luego se redujeron a USD 3 millones. Volvimos a tener USD 15 millones, así que logramos esa victoria en la legislatura aquí, y ahora tenemos capacidad para celebrar más servidumbres de conservación.

En términos de adquisiciones de suelo, tenemos muchos proyectos en proceso. Contamos con muchas propiedades que están en proceso de diligencia debida mediante la preparación de inventarios y mediciones. Documentamos la biodiversidad de manera muy sofisticada, utilizando una matriz de conservación del suelo, para definir qué parcelas son más importantes conservar.

Las zonas costeras son las de mayor riesgo y también son las más caras. Así que ese ha sido un gran desafío, porque Puerto Rico se desarrolló mucho alrededor de las áreas costeras. Hemos desconectado gran parte de las áreas marinas costeras y oceánicas de las montañas y los ríos. Resulta necesario crear más corredores como parte de nuestro plan Mapa 33. Tenemos dos, tal vez tres, áreas costeras muy importantes que son vitales, pero son extremadamente caras, así que estamos haciendo malabares para ver cómo podemos protegerlas.

Una imagen aérea del faro de Culebrita en Puerto Rico, una estructura de ladrillo con una costa verde curva y aguas azules del océano en el fondo.
Para la Naturaleza está trabajando para transformar el faro de Culebrita, construido a finales de 1800, en un centro de visitantes e investigación dedicado a la conservación. Crédito: Para la Naturaleza.

JG: ¿Existen diferencias legales o culturales que afecten la forma en que se usa o conserva el suelo en Puerto Rico respecto de los Estados Unidos continentales?

FL: Adoptamos en gran medida la mentalidad de expansión urbana descontrolada, el hecho de tener suburbios y centros comerciales en todas partes. Copiamos muchos patrones de desarrollo comercial de EUA en un lugar muy pequeño. Tenemos un territorio de solo 160 kilómetros por 56 kilómetros y 3 millones de personas viviendo aquí, por lo que la densidad poblacional es muy alta, lo que hace que el costo del suelo sea mayor. Y luego ocurre la expansión urbana descontrolada porque no tenemos un buen sistema de planificación del uso del suelo. La expansión urbana descontrolada y la construcción generan mucha desconexión entre los ecosistemas.

También tenemos algunos acuerdos especiales con el gobierno de Puerto Rico que no sé si otras ONG en los Estados Unidos pueden tener. Estamos autorizados por el Tesoro de Puerto Rico a emitir bonos libres de impuestos para financiar la conservación. Es decir que somos bastante únicos, porque Puerto Rico no está dentro de la jurisdicción fiscal de Estados Unidos, por lo que el Departamento del Tesoro en Puerto Rico tiende a tener más margen de acción.

JG: ¿Está buscando alguna otra estrategia innovadora para el financiamiento de la conservación?

FL: Somos una organización muy compleja y única en términos de financiamiento. Pudimos crear una dotación financiera que significó un cambio radical para nosotros. Nuestra dotación cubre casi el 70 por ciento de nuestros costos operativos, lo que nos da mucha estabilidad. Por lo general, recomiendo que las organizaciones comiencen a buscar cómo financiar al menos los costos operativos principales y básicos de manera más sostenible, por ejemplo, mediante una dotación, porque conozco la lucha que atraviesan muchas ONG para cubrir la nómina de pagos todos los meses. Es un estrés que agota a cualquiera. Hemos estado trabajando en este proyecto durante los últimos 30 a 40 años.

Dado que Puerto Rico tiene muchas comunidades de bajos ingresos, calificamos para lo que se llama un Nuevo Crédito Fiscal de Mercado, que es un crédito fiscal creado para incentivar la inversión en zonas de bajos ingresos. Por este motivo, implementamos ese mecanismo. También estamos haciendo un banco de mitigación que está a punto de comenzar y se espera que genere algunos ingresos.

JG: ¿Qué le gustaría que más personas comprendan respecto de la conservación del suelo y los ecosistemas naturales?

FL: Tenemos toda una unidad llamada unidad de Cultura Ecológica, que realmente está restaurando no solo la conciencia, sino la comprensión, de que somos parte de un ecosistema natural y que necesitamos convivir con otras especies.

Hacemos las cosas de manera automática, solo porque los números económicos cierran, pero nos estamos olvidando de todo el funcionamiento y los sistemas de vida de la isla. Por este motivo, realizamos mucho trabajo educativo, mucho trabajo de comunicación con los estudiantes. Tenemos campamentos de verano y diferentes tipos de programas para que las personas entiendan que sus decisiones son importantes.

Varios ciudadanos científicos participan en un proyecto del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico en una zona boscosa. En primer plano, una mujer con una mochila y una camisa celeste de manga larga le da la espalda a la cámara y señala algo a las otras personas.
Ciudadanos científicos participan en la iniciativa Mapa de la Vida de Para la Naturaleza. Crédito: Para la Naturaleza.

JG: ¿Hay algo sorprendente o inesperado que haya encontrado en su trabajo?

No totalmente inesperado, pero los huracanes, me refiero tanto a huracanes climáticos como a huracanes políticos. Vivimos grandes cambios en cuanto a la importancia de la naturaleza. Esos son los grandes cambios negativos que no se esperaban. En cuanto a lo positivo, como digo, hemos podido asegurar cierta estabilidad para el futuro. Así que eso ha sido muy positivo.

JG: En lo que respecta a su trabajo, ¿qué lo mantiene despierto por la noche? ¿Y qué le da esperanza?

FL: Tenemos la oportunidad de lograr [nuestro objetivo del 33 por ciento para 2033], pero necesitamos cambiar gran parte de la mentalidad de desarrollo que sigue estando muy arraigada. Quiero decir, están hablando de hacer un enorme complejo con cinco hoteles en una zona de 800 hectáreas. Esa es un poco la pesadilla por la noche, tener todos estos megaproyectos que no son en absoluto sensibles al medio ambiente, ya que destruirán 800 hectáreas de suelo. Es un impacto fuerte sobre nuestra isla. Entonces, eso es lo más importante, asegurarnos de que podamos cambiar nuestra mentalidad de desarrollo hacia un marco económico sostenible en lugar del marco de destrucción total que tenemos en este momento.

JG: ¿Qué ha estado leyendo últimamente?

FL: Bueno, hemos estado trabajando en un nuevo concepto. Uno de nuestros objetivos actuales es que se reconozcan los derechos inherentes de la naturaleza. Así que estamos trabajando con este movimiento, surgido de las comunidades indígenas, que sostiene que la naturaleza tiene sus propios derechos, es decir, no solo las leyes para proteger a las especies en peligro de extinción y demás, sino también leyes que otorgan a la naturaleza personalidad jurídica para poder demandar y protegerse a sí misma. Por lo tanto, es un enfoque diferente respecto de la protección legal, lograr que la naturaleza sea reconocida como un organismo vivo, sujeto de derechos legales.

Tendremos un panel de discusión sobre este tema en la Semana del Clima en Nueva York el próximo mes. Existe una organización, la Global Alliance for the Rights of Nature, que en su sitio web garn.org presenta mucha información sobre todos y cada uno de los países del mundo que han adoptado leyes o regulaciones de derechos de la naturaleza. Incluso en los Estados Unidos, existen bastantes ejemplos de tribus indígenas y otros estados que reconocieron algunos derechos de la naturaleza.


Jon Gorey es redactor del Instituto Lincoln de Políticas de Suelo.

Imagen principal: Fernando Lloveras San Miguel, director ejecutivo del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico y exbecario de Kingsbury Browne en el Instituto Lincoln. Crédito: Foto de cortesía.

Coming to Terms with Density: An Urban Planning Concept in the Spotlight 

September 15, 2025

By Anthony Flint, September 15, 2025
 

It’s an urban planning concept that sounds extra wonky, but it is critical in any discussion of affordable housing, land use, and real estate development: density.

In this episode of the Land Matters podcast, two practitioners in architecture and urban design shed some light on what density is all about, on the ground, in cities and towns trying to add more housing supply. 

The occasion is the revival of a Lincoln Institute resource called Visualizing Density, which was pushed live this month at lincolninst.edu after extensive renovations and updates. It’s a visual guide to density based on a library of aerial images of buildings, blocks, and neighborhoods taken by photographer Alex Maclean, originally published (and still available) as a book by Julie Campoli. 

It’s a very timely clearinghouse, as communities across the country work to address affordable housing, primarily by reforming zoning and land use regulations to allow more multifamily housing development—generally less pricey than the detached single-family homes that have dominated the landscape. 

Residential density is understood to be the number of homes within a defined area of land, in the US most often expressed as dwelling units per acre. A typical suburban single-family subdivision might be just two units per acre; a more urban neighborhood, like Boston’s Back Bay, has a density of about 60 units per acre. 

Demographic trends suggest that future homeowners and renters will prefer greater density in the form of multifamily housing and mixed-use development, said David Dixon, a vice president at Stantec, a global professional services firm providing sustainable engineering, architecture, and environmental consulting services. Over the next 20 years, the vast majority of households will continue to be professionals without kids, he said, and will not be interested in big detached single-family homes.  

Instead they seek “places to walk to, places to find amenity, places to run into friends, places to enjoy community,” he said. “The number one correlation that you find for folks under the age of 35, which is when most of us move for a job, is not wanting to be auto-dependent. They are flocking to the same mixed-use, walkable, higher-density, amenitized, community-rich places that the housing market wants to build … Demand and imperative have come together. It’s a perfect storm to support density going forward.” 

Tensions often arise, however, when new, higher density is proposed for existing neighborhoods, on vacant lots or other redevelopment sites. Tim Love, principal and founder of the architecture firm Utile, and a professor at Harvard University’s Graduate School of Design, said he’s seen the wariness from established residents as he helps cities and towns comply with the MBTA Communities Act, a Massachusetts state law that requires districts near transit stations with an allowable density of 15 units per acre. 

Some towns have rebelled against the law, which is one of several state zoning reform initiatives across the US designed to increase housing supply, ultimately to help bring prices down. 

Many neighbors are skeptical because they associate multifamily density with large apartment buildings of 100 or 200 units, Love said. But most don’t realize there is an array of so-called “gentle density” development opportunities for buildings of 12 to 20 units, that have the potential to blend in more seamlessly with many streetscapes. 

“If we look at the logic of the real estate market, discovering over the last 15, 20 years that the corridor-accessed apartment building at 120 and 200 units-plus optimizes the building code to maximize returns, there is a smaller ‘missing middle’ type that I’ve become maybe a little bit obsessed about, which is the 12-unit single-stair building,” said Love, who conducted a geospatial analysis that revealed 5,000 sites in the Boston area that were perfect for a 12-unit building. 

“Five thousand times twelve is a lot of housing,” Love said. “If we came up with 5,000 sites within walking distance of a transit stop, that’s a pretty good story to get out and a good place to start.” 

Another dilemma of density is that while big increases in multifamily housing supply theoretically should have a downward impact on prices, many individual dense development projects in hot housing markets are often quite expensive. Dixon, who is currently writing a book about density and Main Streets, said the way to combat gentrification associated with density is to require a portion of units to be affordable, and to capture increases in the value of urban land to create more affordability. 

“If we have policies in place so that value doesn’t all go to the [owners of the] underlying land and we can tap those premiums, that is a way to finance affordable housing,” he said. “In other words, when we use density to create places that are more valuable because they can be walkable, mixed-use, lively, community-rich, amenitized, all these good things, we … owe it to ourselves to tap some of that value to create affordability so that everybody can live there.” 

Visualizing Density can be found at the Lincoln Institute website at https://www.lincolninst.edu/data/visualizing-density/. 

Listen to the show here or subscribe to Land Matters on  Apple Podcasts, Spotify,  Stitcher, YouTube, or wherever you listen to podcasts.

 


Further reading 

Visualizing Density | Lincoln Institute

What Does 15 Units Per Acre Look Like? A StoryMap Exploring Street-Level Density | Land Lines

Why We Need Walkable Density for Cities to Thrive | Public Square

The Density Conundrum: Bringing the 15-Minute City to Texas | Urban Land

The Density Dilemma: Appeal and Obstacles for Compact and Transit Oriented Development | Anthony Flint

 


Anthony Flint is a senior fellow at the Lincoln Institute of Land Policy, host of the Land Matters podcast, and a contributing editor of Land Lines.