Topic: Planejamento Urbano e Regional

Mayor Brett Smiley leans on a metal railing. Part of the Providence skyline is visible in the background.
Mayor’s Desk

Ciudad pequeña, cambios grandes 

Por Anthony Flint, Abril 16, 2025

Como 39.º alcalde de Providence, Rhode Island, Brett Smiley aborda la seguridad pública, la vivienda asequible, la educación y la resiliencia ante el cambio climático. Antes de ser elegido en 2022, Smiley, quien nació y creció en el área de Chicago y se mudó a Rhode Island para trabajar en política en 2006, fue jefe del Departamento de Administración del estado, director ejecutivo de operaciones de Providence y jefe de personal de la exgobernadora de Rhode Island, Gina Raimondo.

Con una población de alrededor de 191.000 habitantes, Providence es la tercera ciudad más grande en Nueva Inglaterra después de Boston y Worcester, Massachusetts. Esta ciudad, que alguna vez albergó una gran cantidad de fábricas y molinos, en los últimos años se hizo conocida por adoptar el nuevo urbanismo, la preservación histórica y la reutilización adaptativa, así como por sus innovaciones culinarias, culturales y artísticas.

Anthony Flint entrevistó al alcalde Smiley esta primavera en el ayuntamiento. Escuche la conversación completa, que aquí se editó por motivos de longitud y claridad, en el pódcast Land Matters.

 

El horizonte de la ciudad de Providence. Al fondo se ven edificios altos, con la Casa del Estado de Rhode Island a la derecha. Al frente hay casas multifamiliares cerca de una carretera por la que transitan algunos automóviles. Árboles se encuentran dispersos por toda la ciudad, particularmente en el área entre los edificios más altos del fondo y las casas multifamiliares.
La ciudad postindustrial de Providence ha visto crecimiento en población y en ingreso familiar en los últimos años, gracias en parte a una afluencia de residentes con trabajos híbridos o remotos en otras partes. Crédito: Alex Potemkin vía iStock/Getty Images Plus.

 

Anthony Flint: El arco narrativo de Providence en los últimos 30 años ha sido notable: una ciudad secundaria recuperada del estancamiento económico mediante el desmantelamiento de carreteras, la iluminación de los ríos y el foco en el diseño urbano. Ahora hay preocupaciones sobre la capacidad de pago, comenzando por la vivienda. ¿Hacia dónde se dirige la ciudad ahora?

Brett Smiley: Le agradezco que haya mencionado el notable progreso que ha tenido la ciudad. Hemos recorrido un largo camino, y mientras muchas ciudades postindustriales continúan luchando, Providence está en una trayectoria muy diferente. Gracias a la pandemia, tuvimos una afluencia de personas que comenzaron a reclamar servicios urbanos, arte, cultura, diversidad y transitabilidad a pie, sin que eso conlleve la cantidad de esfuerzo y dinero que implica vivir en Manhattan o Brooklyn, o incluso en Boston.

Uno de los puntos competitivos de la ciudad es que era menos costosa. Pero no pudimos seguir el ritmo desde la construcción y, como resultado, los precios de la vivienda se están disparando. Estamos entre las cinco primeras ciudades en cuanto a afluencia migratoria neta, pero estamos en el puesto 50 de 50 en cuanto a nuevas construcciones de viviendas. Nuestra tarea es facilitar una construcción más densa en el contexto mundial en el que nos encontramos, lo que significa incorporar infraestructura verde para prepararse para el cambio climático y, al mismo tiempo, permitir un mayor crecimiento.

Creemos que podemos liderar el camino para lograr ambos objetivos. Es un momento emocionante para la ciudad. No nos cuesta promocionar Providence. Lo que nos cuesta es asegurarnos de que haya una vivienda disponible para todos los que quieran una.

AF: Hay muchos terrenos vacíos en los que se puede construir, incluidos algunos estacionamientos. Hay lugares que no requieren derribar nada.

BS: Tenemos muchos lugares en donde construir. Uno de nuestros desafíos económicos siempre ha sido que, desde una perspectiva de costos, estamos en el mismo mercado económico que Boston; sin embargo, nuestros alquileres o precios de venta son mucho menores que los de Boston. Tenemos un vacío que llenar en términos del precio que la unidad de vivienda puede exigir y el costo que se necesita para construirla . . . es por eso que estamos trabajando mucho en medidas como incentivos por aumentar la densidad y la flexibilización de los requisitos mínimos de estacionamiento. De esta forma permitimos que los emprendedores inmobiliarios ayuden a que los proyectos sean más viables en cuanto al financiamiento. Además, analizamos algunas soluciones innovadoras que las ciudades de todo el país están probando, como cambios en el código de incendios y otras cuestiones que reducirán el costo de construcción mediante la flexibilización de algunos de los requisitos reglamentarios.

AF: A diferencia de los alcaldes de Boston o París, no ha estado tan entusiasmado con el concepto de calles completas con carriles para peatones, bicicletas y autobuses. ¿Cómo ha evolucionado su forma de pensar?

BS: Sabemos que solo entre el 2 y el 4 por ciento de la población va al trabajo en bicicleta. Aspiramos a duplicar o cuadruplicar ese número. Y, aun así, menos del 10 por ciento de las personas viajarían al trabajo en bicicleta. Queremos que más personas elijan la bicicleta como un medio de transporte alternativo, pero estamos hablando del 5 por ciento de las personas que viajan al trabajo, no del 75 por ciento, aunque a veces se sienta así. Trato de dedicar tiempo y recursos a los medios y métodos de transporte que la mayoría de la gente usa de verdad.

AF: ¿Puede hablar sobre el desafío de retener a los principales empleadores, como el fabricante de juguetes Hasbro, y la práctica de ofrecer beneficios como exenciones fiscales para el desarrollo económico?

BS: Las tácticas para el desarrollo económico han cambiado. El crecimiento significativo que hemos visto en la última década, y en particular desde la pandemia, es que las personas se mudan aquí con buenos trabajos que se encuentran en otro lugar, o directamente en ningún lugar. La forma de pensar en el desarrollo económico ha cambiado, por eso es que la vivienda es una de mis prioridades, porque la vivienda es, de hecho, una estrategia de desarrollo económico.

Sin embargo, los principales empleadores con sede en la ciudad siguen siendo importantes. Las empresas que la gente conoce pueden ser muy relevantes para las perspectivas económicas de la ciudad y su marca, si se quiere. También es valioso asegurarse de que haya una comunidad corporativa central que ayude a apoyar y sostener a las instituciones cívicas, las organizaciones artísticas y otros grupos que dependen del apoyo filantrópico corporativo.

AF: En un estudio reciente, se observó que la vida nocturna de Providence genera casi 1.000 millones de dólares al año en actividad económica, pero se señaló que muchos trabajadores no pueden tomar un autobús para ir a su casa después de que cierran los bares y restaurantes. Ya que carece de un tren o metro ligero, ¿qué puede hacer Providence para mejorar el transporte público?

BS: Es importante que hablemos de la vida durante la noche en general, no solo de la vida nocturna como un entretenimiento. Hay miles de empleados que trabajan durante lo que denominamos “el otro turno de nueve a cinco”: 21:00 a 5:00. Es decir que no solo hablamos de restaurantes, hospitalidad y clubes nocturnos, sino también de las personas que trabajan en el turno noche en un hospital y otros trabajos similares.

No tenemos un sistema de tren o metro ligero aquí en Providence, ni en ningún otro lugar de Rhode Island. Tenemos un sistema de autobuses que funciona bastante bien durante el día, pero es menos frecuente o, en el caso de algunas líneas, deja de funcionar tarde por la noche. Las soluciones son buscar otros medios de transporte, como viajes compartidos y micromovilidad, y que nuestro sistema de autobuses, RIPTA, brinde un mejor servicio a estos grandes centros de empleo. No necesitamos innovaciones de vanguardia. Solo tenemos que pensar en la prestación de servicios para este período que, a menudo, se pasa por alto y se olvida.

 

Una parada de autobús de la Autoridad del Transporte Público de Rhode Island (RIPTA, por su sigla en inglés) en la Casa del Estado en Providence. Crédito: Christopher Shea/Rhode Island Current.

 

AF: Dada la experiencia de tener que cerrar un puente importante debido a problemas de integridad estructural, ¿qué piensa sobre la inversión en infraestructura, en particular ahora que las ciudades se podrían enfrentar a un marco diferente del gobierno federal?

BS: Parte de la historia del Puente de Washington en la I-95, que es una arteria importante aquí en la ciudad, es que es un puente de propiedad estatal y un proyecto financiado por el Departamento de Transporte de Rhode Island, que no tuvo el mantenimiento adecuado. La lección que saco de eso es la importancia del mantenimiento continuo para evitar un precio mucho más alto por tener que reemplazarlo. Necesitamos asegurarnos de que todos nos ocupamos de esta infraestructura, en especial después de cuatro años de inversión importante en algunos grandes proyectos de infraestructura aquí en la ciudad y en todo el país. En segundo lugar, necesitamos ingresos predecibles [como las tarifas de los peajes para camiones pesados] para poder pagar estos proyectos. Puedes reparar algo hoy o reemplazarlo mañana, pero el reemplazo siempre es la peor inversión.

AF: Del mismo modo, ¿le preocupa la situación de las instituciones ancla de educación y salud, que siguen siendo un componente clave del renacimiento de Providence, ante las interrupciones en el financiamiento federal?

BS: Estoy muy preocupado por la estabilidad financiera de la educación y la salud. El cambio de la recuperación de costos indirectos para las subvenciones de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por su sigla en inglés) ya está afectando a Providence. Tanto nuestros hospitales como nuestra principal institución de investigación, que es la Universidad de Brown, dependen de esos fondos. Cambiar las reglas a mitad de camino es muy perjudicial.

Los mayores empleadores de la ciudad son el hospital y las facultades. Estos recortes afectarán a nuestra comunidad de una manera u otra, ya sea por la pérdida de empleos, la disminución de los valores inmobiliarios o la menor inversión. Además de todas las oportunidades que podrían no darse como resultado de esto: curas para enfermedades que pueden no descubrirse y soluciones a problemas reales de las que ninguno de nosotros se beneficiaría, si la investigación nunca sucede. Es un problema serio y una verdadera vergüenza. No es forma de tratar a socios importantes.

AF: Usted es un tipo de político diferente en comparación con algunos dirigentes anteriores de Rhode Island que podrían describirse como más de la vieja escuela. ¿Cómo se calificaría en términos de participación con los constituyentes? En una entrevista reciente, dijo: “Hay momentos en que los dirigentes públicos necesitan decir ‘basta, ya hemos escuchado suficiente. Esto es lo que haremos’”.

BS: Suelo abordar los problemas desde dos enfoques: uno relacionado con las prioridades y otro con el estilo. Con respecto a las prioridades, el difunto alcalde de Boston, Tom Menino, a quien no conocí, hablaba de ser un mecánico urbano, [y esa] siempre ha sido una frase con la que me identifico. He tratado de establecer mis prioridades en temas centrales de calidad de vida, cuestiones que afectan la vida cotidiana de las personas, para tratar de mejorarla. Intento solucionar los problemas que en verdad les importan a las personas.

Creo que habrá una gran erosión en la confianza en el gobierno en general. El antídoto para eso es mostrar competencia, eficiencia y eficacia, en particular a nivel local, porque nuestros residentes nos conocen por nuestros nombres. No les avergüenza decirnos lo que creen que no está funcionando. Trato de mantenerme enfocado en esas cuestiones y no en resolver todos los problemas del mundo, sino en resolver los problemas de un vecindario.

En términos de estilo, soy una persona bastante discreta y no tengo altas expectativas, no soy grandilocuente, trato de escuchar a la gente. Estamos muy comprometidos con la comunidad. Tratamos de involucrar a la comunidad de nuevas maneras [como usar Zoom y encuestas en línea]. Pero llega un momento en que el líder debe tomar una decisión y seguir adelante. Para eso me eligieron. Volveré a estar en la boleta el próximo año. Si a los votantes de Providence no les gusta, pueden elegir a otra persona.

Siento que es mi trabajo decir: “De acuerdo, hemos escuchado los comentarios de todos. Hicimos modificaciones donde fue necesario. Podemos estar de acuerdo en no estar de acuerdo en otras cuestiones. Esto es lo que haremos en el futuro y el día de la rendición de cuentas será el día de las elecciones”. Me siento muy cómodo con eso. Creo que eso es lo que se necesita para pasar a la acción.

Eso es lo que creo que nuestros residentes quieren que hagamos: pasar a la acción. La inacción es el enemigo del progreso. Es algo de lo que no quiero ser víctima.


 

Anthony Flint es miembro sénior del Instituto Lincoln de Políticas de Suelo, conduce el ciclo de pódcast Land Matters y es editor colaborador de Land Lines.

Imagen principal: Alcalde Brett Smiley. Crédito: Ciudad de Providence.

 

City Tech

Augmented Reality Offers a New Perspective on Urban Planning

By Rob Walker, Junho 16, 2025

Public land use projects and digital gaming don’t seem to have much in common. But the next wave of innovation to shape cities may come from a technology that’s blurring those lines. Last year, for instance, the Central Ohio Transit Authority (COTA) set out to win voter approval for a tax to fund a new transit plan in Columbus, called LinkUs, that included a new bus rapid transit corridor. To make its case, the agency needed to help officials, and ultimately the public, visualize the positive changes this could bring to the corridor, adjacent neighborhoods, and the commuting experience. That’s a familiar challenge, but COTA’s strategy included an unusual component: augmented reality (AR) technology.

Artists and game designers have made creative use of AR—which layers digital images on top of real-world views seen through phones, headsets, and other devices—for years. In popular games like Pokémon Go, you peer at the world through your device’s screen, and the physical environment is suddenly inhabited by animated creatures and other digital objects relevant to game play. But AR can also be used to layer visualizations of more civic-minded elements onto city spaces: public art, monuments, and even transportation infrastructure.

“A lot of presentations were being done in the community via PowerPoint or a pitch deck,” recalls Aslyne Rodriguez, COTA’s senior director of regional strategic partnerships. “However, there was this need for and want to have something that was a more tangible experience.” The planned corridor was simply a highway. How to engage citizens with what its future could be? “It was important for people to know what bus rapid transit looks like, but we also wanted to show them what happens when you bring bus rapid transit,” Rodriguez continues. “New development pops up, new business, new grocery stores. And [the project included] protected bike lanes and connections to trails. So it was a very big message.”

Learning about AR led them to inCitu, a technology firm based in New York that has produced a range of AR experiences, from walking tours to visualizations of municipal projects. With additional partners including the strategic engagement firm MurphyEpson, they identified key sites along the current, regular bus route and devised an immersive tour: Participants would use their phone to scan a QR code, activating AR-enhanced depictions of what was planned. Guided, immersive bus tours ran twice a week for six months, attended by hundreds of community stakeholders. In addition, the partners placed QR codes on existing bus shelters and other points along the route to make the AR pitch even more accessible for those unable to take the guided tour. Voters approved the plan’s funding.

Of course, COTA also used traditional outreach methods, including community meetings and presentations, and a social media push (the mayor even posted a selfie in the AR version of a new transit station). But this form of digital immersion offers a distinct engagement experience. “There is something magical about scanning a QR code, raising your phone, and seeing the future,” says inCitu founder and CEO Dana Chermesh-Reshef.

Participants in a walking tour of permitted developments in Brooklyn, New York, scope out the future with their phones. Credit: inCitu.

COTA’s successful experience was cited in a December 2024 report from Urban Tech Hub at Cornell Tech’s Jacobs Institute that explored the possibilities of augmented reality for cities and municipalities. But those possibilities may also introduce challenges; consider, after all, the disruptions caused by the emergence of ride-sharing, short-term rentals, and smart-city technologies, says Greg Lindsay, the report’s author and a former urban tech fellow at the Urban Tech Hub. Lindsay wrote the afterword for the Lincoln Institute’s City Tech book and delivered remarks on cities and technology at a recent Lincoln Institute convening on land policy and digitalization.

A taller building is visible on screen in this augmented reality prototype created for a Manhattan development. The prototype earned more than 100,000 views. Credit: inCitu.

AR, Lindsay argues, is at heart a new way of using public spaces by adding digital layers to them, potentially raising questions about how such content (commercial and otherwise) should be overseen or regulated, and who will end up setting those terms: tech platforms, cities, or some other entity. The challenge for cities, Lindsay says, is: “Can you get better at anticipating disruptors and heading them off at the pass?”

This is why one of the recommendations in Lindsay’s report is that cities should be open to experimenting with AR sooner rather than later, to develop a comfort level with the technology, even if potential use cases aren’t fully determined. While COTA provides a striking example of using AR in a way that directly impacted land use decisions, Lindsay points out that collaborations with artists, educators, and civic groups can also play a role. This year, Bloomberg Philanthropies, the New York Parks Department, and the Christo and Jeanne-Claude Foundation presented an AR restaging of the artists’ famous 2005 installation, The Gates, creating a digital version of the piece’s 7,500 saffron-colored panels, visible through a smartphone. And artist Marcus Brown used AR to create what amounted to a digital installation around New Orleans, mapping and illustrating the history of the slave trade in that city. The possibilities, say AR proponents, are nearly endless.

These nascent technologies have considerable potential to improve cities, argues Chip Giller, cofounder and executive director of Agog: The Immersive Media Institute. “Storytelling can become three-dimensional, and planning tools can become three-dimensional,” he says. “So rather than just having a charette or having a computer model, you’ll be able to actually step into what the future could be.” Agog works with creators and nonprofit leaders to “harness the power of extended reality,” or XR, a term that encompasses augmented reality, virtual reality, and adjacent technologies.

One of Agog’s partners, Arizona State University, is in the third year of an ambitious project to reimagine and redevelop 14 vacant parcels in Los Angeles owned by Caltrans, the California transit agency. ASU is adopting the parcels, which Caltrans owns but had no plans for, under the agency’s Adopt-A-Highway program. With the help of other partners including Los Angeles Trade Tech Professor Marcela Oliva and the Collaboratorium, ASU’s Narrative and Emerging Media program is using technology to help engage community members in plans to develop the sites, says Nonny de la Peña, director of the ASU program and a pioneer in immersive digital storytelling.

Many of the lots are highway adjacent and awkwardly sized and located, and some have become targets for dumping and graffiti. The goal is not only to use AR and other immersive tech to plan new uses, but to help bring community members into the process, says de la Peña, “to regreen [the spaces], turn them into parks.” One space along the 110 freeway through downtown, not far from ASU’s satellite campus, has been turned into a community garden and park, and the partnership has broken ground on a second space and was choosing a third this spring.

As de la Peña explains, the project involves creating a three-dimensional digital twin of each site that students, residents, and stakeholders can experiment with, shaping what the space might become. “Before we even update the physical side of the site, we’re working with the community by teaching them some basic skills of creating 3D models,” says Sultan Sharrief, an ASU researcher and self-described “media scientist” in de la Peña’s program. “We’re providing the tools and the kind of structure—for example, how do we create the digital library of plants that will succeed in these spaces so they can then design with those in mind?” They’re now equipping the first site with sensors to keep its digital twin updated, so community members can keep tweaking the space. “We’re just getting started,” de la Peña says.

InCitu, the firm that helped bring AR into the Columbus transportation effort, is now involved in projects in Phoenix, New York, and other cities. In Washington, DC, the company is working with both the planning office and the office of technology, and it’s starting work with a downtown revitalization effort in Myrtle Beach, SC. It also now provides a web-based AR platform called inCituAR, designed to let planners and architects share their ideas and proposals, to experiment directly with the technology and its capabilities. In other words, plenty of municipal entities seem to be taking Lindsay’s advice to get familiar with AR and other immersive tools while they are still in relatively early stages.

“It’s not about the cool technology,” says inCitu’s Chermesh-Reshef, “it’s about the fact that this technology actually enables easy engagement and effective engagement.” The most promising projects, she says, are attempting to address one of the most familiar and longstanding challenges, and aspirations, of planning: “Our goal is to foster better conversations.”


Rob Walker is the author of City Tech: 20 Apps, Ideas, and Innovators Changing the Urban Landscape and The Art of Noticing. More of his writing can be found at robwalker.substack.com.

Lead image: Augmented reality allows this tablet owner to visualize a proposed affordable housing development in the Bronx, New York. The building visible behind the people on the screen replaces the parked cars in the actual background. 

June 4, 2025

By Anthony Flint, June 4, 2025

 

After more than three decades promoting compact, mixed-use, transit-oriented development, the Congress for the New Urbanism is banking on a future in which demand for walkable urbanism is stronger than ever.

So says Mallory Baches, the current president of the organization. CNU splashed onto the scene in the early 1990s with a goal of stopping—or slowing—suburban and exurban sprawl. Since then, some of its most successful activity has happened behind the scenes, as the group highlighted how outdated zoning, codes, and land use regulations make it impossible to build the town centers and village greens that many people want.

“CNU has made important progress. Many more people want the alternative of great urbanism,” Baches said in an interview on the Land Matters podcast. “But we also know a lot more of what stands in the way of achieving that vision. We know that regulations at every level of governance make it illegal to build some of the great urbanism that the general public wants. We also know that the cost of great urbanism makes it increasingly inaccessible.

“When the original founding generation of this movement was first trying to describe what they were working to achieve, every system that impacted the built environment was an obstacle,” Baches said. “The enemy was everywhere. Every single thing that you had to consider when trying to create walkable urbanism was something you had to overcome.”

The interview comes as hundreds of architects, transportation planners, developers, elected officials, and others gather for the 33rd Congress for the New Urbanism in Providence, Rhode Island—a city that has embraced many of the group’s principles, such as adaptive reuse, freeway rerouting, and human-centered placemaking.

Contemplating the future of an organization that has been active for so long, Baches said her colleagues remain true to the original vision, while navigating an increasingly turbulent political environment in which many initiatives are out of favor with the federal government. The Trump administration has rolled back funding for housing, the dismantling of urban freeways, and clean energy manufacturing projects that were seeding economic regeneration in legacy cities.

“These are drastic shifts, especially at the federal policy and funding level, but also … in some state conditions as well,” she said. “I just remind myself that over three decades CNU … has seen changes in rhetoric and in leadership, in priorities, in the market, in the economic conditions of where we are doing this work. I remember [during] the Great Recession, I was attempting to continue my [planning] practice, and it required a lot of adaptation.

“What I don’t want to lose sight of [is that while] rethinking our strategy is responsible … what we believe in is not on the table. We know what we’re aiming toward. We may have to adapt how we get toward that, but the fact of the matter is any sort of binary view of conservative or liberal, or red state or blue state, is a vast simplification of what it looks like to try and achieve this vision in any given community.”

The preamble to the Charter of the New Urbanism says the group “views disinvestment in central cities, the spread of placeless sprawl, increasing separation by race and income, environmental deterioration, loss of agricultural lands and wilderness—and the erosion of society’s built heritage—as one interrelated community-building challenge.”

Mallory Baches is in her second year leading the Congress for the New Urbanism. She started out in the field of city planning and urban design with the firm Duany Plater–Zyberk & Company, and continued on with her own urban design practice, creating greenfield and infill masterplans, architectural and adaptive reuse concept designs, urban and architectural codes, and associated design guidelines.

She holds a Bachelor of Architecture from the University of Notre Dame and a Master of Science in Sustainable Urban Development from the University of Oxford, and was also a fellow at the University of Miami School of Architecture. She is accredited with the American Planning Association and the US Green Building Council.

Listen to the show here or subscribe to Land Matters on Apple Podcasts, Spotify, Stitcher, YouTube, or wherever you listen to podcasts.

 


Further Reading

New leadership at CNU | Traditional Building

Freeways without Futures | CNU Public Square

Building Housing in Walkable Neighborhoods: Are US Cities and States Making Progress? | Terner Center for Housing Innovation

Study Shows Widespread New Urbanist Zoning Reform | CNU Public Square

CNU Returns to Providence | Architecture Here and There

 


Anthony Flintisa senior fellow at the Lincoln Institute of Land Policy, host of theLand Matters podcast, and a contributing editor of Land Lines.

 

Sete tendências que urbanistas precisam saber em 2025

Por Jon DePaolis, Janeiro 16, 2025

Este conteúdo foi desenvolvido em uma parceria entre o Lincoln Institute e a American Planning Association (APA), como parte da iniciativa APA Foresight. Ele foi originalmente publicado pela APA na Planning.

Nas palavras imortais de Ferris Bueller, “A vida passa muito depressa. Se você não curtir de vez em quando, a vida passa e você nem vê”.

Tenha isso em mente quando descobrir que sua próxima viagem em um fim de semana prolongado (o que pode acontecer todo fim de semana, já que mais e mais empresas estão adotando semanas de trabalho de quatro dias) será em um avião movido a energia solar. Ou quando você adquirir sua próxima ferramenta multifuncional, feita de um plástico capaz de alterar a forma e as características ao ser aquecido ou resfriado.

Com um mundo mudando mais rápido do que um ciclo de notícias de 24 horas pode acompanhar, é mais importante do que nunca que os urbanistas fiquem um passo à frente dos problemas e preparem as comunidades à medida que as mudanças ocorrem.

Relatório de Tendências para Urbanistas 2025

Em janeiro, a American Planning Association (APA) publicou o Relatório de Tendências para Urbanistas 2025 em parceria com o Lincoln Institute of Land Policy. A equipe de prospecção da APA e a Comunidade de Prospecção de Tendências da APA identificaram tendências existentes, emergentes e potenciais que os urbanistas devem conhecer e entender para que possam agir, se preparar e aprender.

O relatório inclui cerca de cem tendências e sinais, explorando-os em cenários futuros, aprofundamentos, podcasts e muito mais. Aqui estão algumas das tendências que você precisa conhecer.

1. Mais Obstáculos Habitacionais: Custos de Seguros, Impactos Climáticos e Mudanças Populacionais

A população está crescendo  muito mais lentamente nos EUA do que nas décadas anteriores, e o Census Bureau projeta um crescimento populacional de apenas 9,7% nos próximos 75 anos. O conceito de família também está mudando. Lares com pessoas que moram sozinhas e casais sem filhos (incluindo casais do mesmo gênero) agora representam  mais da metade de todos os domicílios dos EUA. O número de famílias com um único pai ou mãe e de famílias multigeracionais também está crescendo, assim como a prática de morar com colegas de quarto.

Menos de um quinto das famílias dos EUA agora se encaixam no modelo tradicional de “família nuclear”, e os conceitos convencionais sobre os domicílios continuam a evoluir. Mas uma coisa não mudou nos últimos anos: encontrar moradia acessível está ficando mais difícil. De acordo com a pesquisa da  Zillow, as famílias precisam ter uma renda US$ 47 mil superior à de quatro anos atrás para pagar uma moradia unifamiliar. A inflação, as altas taxas de juros e a escassez de moradias acessíveis colocaram o Sonho Americano fora do alcance de muitas pessoas, com a casa própria agora quase 50% mais cara  do que o aluguel.

Enquanto isso, as cidades do Nordeste e do Centro-Oeste dos EUA registram perdas populacionais, enquanto os estados do Sul e do Oeste continuam a ganhar moradores,  mesmo que os impactos das mudanças climáticas estejam atingindo essas áreas com mais força. A carga tributária relativa e o menor custo de vida são provavelmente fatores essenciais. Na verdade, os impactos drásticos das mudanças climáticas estão ameaçando a saúde, a segurança e a vida de milhões de pessoas, com 34%  das pessoas nos EUA vivendo em áreas em risco de desastres naturais e inundações e 41%  das unidades de aluguel vulneráveis às mudanças climáticas.

As perdas relacionadas às mudanças climáticas também estão gerando caos no mercado de seguros. As seguradoras estão aumentando substancialmente as taxas em muitas áreas e têm demonstrado relutância ou se recusado a fazer seguros de imóveis em áreas de risco. As grandes seguradoras se retiraram da Flórida, da Louisiana e da Califórnia, um estado em que a gigante dos seguros State Farm parou de aceitar novas apólices devido à “exposição a catástrofes que cresce rapidamente”. (Cenários futuros no Relatório de Tendências podem ajudar os urbanistas a explorarem como essa situação pode evoluir nos próximos dez anos.)

Para reduzir os impactos do mercado de seguros para os proprietários de imóveis, os reguladores podem adotar estratégias  como exigir transparência do setor de seguros e proibir o “bluelining”, o aumento dos prêmios ou a retirada de serviços em áreas de alto risco pelas seguradoras. A Associação Nacional de Comissários de Seguros adotou recentemente uma  Estratégia Nacional de Resiliência Climática para Seguros para orientar tanto reguladores quanto seguradoras, e a Flórida aprovou várias leis com o objetivo de reduzir os prêmios de seguro e fornecer subsídios de mitigação para proprietários de imóveis e de propriedades multifamiliares.

2. Espaços Públicos para o Salsicha e Também Para o Scooby

À medida que cresce a necessidade de espaços públicos, os chamados “terceiros lugares”, algumas cidades estão revendo como eles podem se adaptar ou onde novos espaços  podem ser criados. Isso inclui levar em conta espaços para pets, especialmente considerando que mais lares nos EUA têm animais de estimação do que crianças. A previsão é de que a indústria global de animais de estimação atinja quase US$ 500 bilhões até 2030. As cidades podem obter uma certificação  “pet-friendly” (“acolhedora de animais de estimação”) para atrair mais turistas, e o número de parques para cães nos EUA está em franca expansão, com um aumento de 40% no desenvolvimento de parques públicos para cães entre 2009 e 2020. Em São Francisco, as construtoras estão incluindo  áreas específicas para cães perto de complexos habitacionais para atrair compradores.

3. A Água é Preciosa e Está Ameaçada

O Golfo do México está com a temperatura mais alta da era moderna, causando tempestades de rápida formação, como os furacões Helene e Milton no ano passado, que devastaram a Costa Leste dos Estados Unidos. Enquanto isso, as temperaturas na Grande Barreira de Corais  atingiram os níveis mais altos em quatro séculos, enquanto a expansão oceânica  causada pelo calor foi responsável por um terço da elevação do nível do mar em todo o mundo. No Golfo Pérsico, a água é escassa e valiosa , à medida que o crescimento populacional e o desenvolvimento atingem níveis recordes. Globalmente, um quarto de todas as plantações de alimentos  está ameaçado por fornecimentos de água não confiáveis ou altamente precários. Ao mesmo tempo, as correntes de água no Ártico e no Atlântico parecem estar diminuindo, com o potencial de mudar os padrões climáticos e colocar em risco regiões produtoras de alimentos.

Enquanto isso, as operações comerciais em larga escala de engarrafamento de água, impulsionadas por investimentos privados, estão representando um risco crescente para a estabilidade das fontes locais de água nos EUA, assim como o crescimento de data centers  de inteligência artificial (IA), que necessitam de grandes quantidades de água para resfriamento. Isso está ameaçando reservatórios locais e regionais, aquíferos e fontes de água doce, e alguns lugares estão implementando regulamentos de uso da água  como resposta.

4. Poderíamos Evoluir Para Um Mundo Pós-trabalho?

A pandemia de COVID-19 e o aumento do trabalho remoto fizeram com que os padrões tradicionais de trabalho ficassem mais flexíveis e menos definidos. Considere a crescente popularidade das “workcations” (férias com trabalho) e “bleisure” (negócios com lazer), que sugerem que o trabalho e a vida pessoal podem se sobrepor cada vez mais. Nem todos gostam disso; a Austrália promulgou uma lei de “direito de desconexão” para os trabalhadores em agosto de 2024.

Experimentos de semana de trabalho de quatro dias,  implementados globalmente e nos EUA, mostram que a redução de horas pode levar a maior produtividade e maior satisfação com a vida. Os trabalhadores também pensam assim. Cerca de 80% disseram que seriam mais felizes e igualmente produtivos se abandonassem o horário tradicional, de acordo com o estudo Work in America de 2024.

Ao mesmo tempo, nossa relação com o trabalho está mudando. Um estudo do Pew Research Center de 2023 revelou uma nova tendência: apenas quatro em cada dez trabalhadores nos EUA enxergam o trabalho que realizam como central para sua identidade geral. Essa mudança é reforçada pela ideia de ver o trabalho como um verbo (algo que você faz) em vez de um substantivo (algo que você é, como um contador ou técnico).

As atitudes em relação ao lazer também estão mudando. Se as pessoas usarem o tempo livre para buscar projetos pessoais ou paixões, o lazer poderá substituir o trabalho como foco principal na vida. Com a porcentagem de americanos com mais de 65 anos prevista para atingir 23% até 2025, esses aposentados atuais e futuros também estão buscando aproveitar ao máximo a próxima etapa de suas vidas.

5. A Fadiga Digital (E a Reação Contrária) Começa a se Instalar

A fadiga digital é real. Ela está se manifestando de várias maneiras, desde uma crescente desconfiança em relação às notícias online e preocupações crescentes com o conteúdo gerado por IA até o desencanto com os aplicativos de namoro online. As escolas estão proibindo telefones celulares nas salas de aula e os estados estão restringindo o acesso das crianças a aplicativos sociais. O cirurgião-geral dos EUA chegou a sugerir que as plataformas de mídia social deveriam exibir rótulos de advertência semelhantes aos encontrados nos maços de cigarro. Em julho, o Senado aprovou o primeiro grande  projeto de lei de segurança na Internet para crianças  em duas décadas.

Essas medidas refletem um esforço mais amplo para equilibrar os benefícios da tecnologia com a necessidade de estar mais consciente do bem-estar da geração mais jovem. Para os urbanistas, essa tendência sugere uma necessidade maior de equilibrar o engajamento público digital com interações presenciais, promovendo uma comunicação significativa e empatia dentro das comunidades. Isso inclui criar oportunidades presenciais para envolver os jovens nos processos de planejamento, o que pode ajudar a conectar essas gerações com as comunidades e entre si.

6. Fungo é o Futuro

A cultura pop pode levar você a pensar que uma era dos fungos marca o nosso fim, mas os benefícios ecológicos e de saúde dos fungos devem fazer mais do que apenas “empreendedores de cogumelos” pularem de alegria. Os fungos podem nos ajudar a reduzir a dependência de combustíveis fósseis,  diminuir o colesterol, auxiliar em transplantes de órgãos bem-sucedidos, combater a poluição por plásticos, eliminar micropoluentes da água contaminada e promover a transição para sistemas alimentares mais sustentáveis. Em 2023, as vendas de cogumelos nos EUA atingiram US$ 1,04 bilhão, e o mercado  deve triplicar  nos próximos dez anos. À medida que os urbanistas buscam soluções baseadas na natureza para ambientes urbanos, os fungos podem se tornar um parceiro crucial na criação de espaços de vida melhores para todos.

7. Equilibrar a Demanda de Energia Verde com os Direitos Indígenas

Com o aumento do interesse em energia renovável, também cresceu a necessidade de minerar os minerais e metais brutos exigidos por essas tecnologias, e algumas estimativas apontam que a demanda quadruplicará  até 2040. Esses minerais incluem lítio, cobalto e silício, além de mais de uma dúzia de elementos terras-raras. No entanto, a mineração vem com inúmeros  custos humanos e ambientais, muitas vezes ocorrendo em áreas desfavorecidas e às custas delas. Isso pode colocar os interesses do governo e do setor privado contra os povos indígenas, principalmente por meio da extração e  exploração de recursos  em terras tribais.

Mais da metade dos projetos de extração de materiais para a transição energética estão em terras indígenas ou próximas a elas, e os povos indígenas são  diretamente impactados  por mais de um terço dos conflitos ambientais globais, seja por perda de paisagem, território ou meios de subsistência. Alguns esforços estão em andamento para fortalecer a soberania indígena.

Central para a questão (e para as potenciais soluções) estão o uso e a posse da terra, assim como a capacidade de aplicar diferentes perspectivas para entender os pontos de vista e as necessidades das pessoas que serão mais afetadas por essas decisões. Proteger os direitos soberanos dos povos indígenas poderia reduzir o impacto negativo dos conflitos ambientais relacionados à transição para a energia verde e oferecer soluções. Uma dessas maneiras é através da adoção do  conhecimento indígena  nas abordagens existentes para mitigação e adaptação às mudanças climáticas, a exemplo de como várias nações nativas americanas estão reintroduzindo o bisão  nas planícies dos EUA para melhorar os resultados ambientais e socioeconômicos.

 


O Relatório de Tendências 2025 para Urbanistas foi escrito por Petra Hurtado, PhD; Ievgeniia Dulko; Senna Catenacci; Joseph DeAngelis, AICP; Sagar Shah, PhD, AICP; e Jason Jordan. Ele foi editado por Ann Dillemuth, AICP. 

Jon DePaolis é editor sênior da APA.

Imagem principal: Vapor sobe das torres de resfriamento do data center do Google em The Dalles, Oregon. Foto cedida pelo Google.

Siete tendencias que los planificadores deben conocer en 2025

Por Jon DePaolis, Janeiro 16, 2025

Este contenido se desarrolló mediante una asociación entre el Instituto Lincoln y la American Planning Association como parte de la práctica APA Foresight. Originalmente, APA lo publicó en Planning.

Como dijo Ferris Bueller, “la vida pasa bastante rápido. Si no te detienes y miras a tu alrededor de vez en cuando, podrías perdértela”.

Téngalo en cuenta cuando descubra que el próximo viaje que haga durante un fin de semana largo (que podría ser todos los fines de semana, ya que más y más empresas están adoptando la semana laboral de cuatro días) será en un avión impulsado a energía solar. O cuando compre la próxima multiherramienta, que estará hecha de un plástico que cambia su forma y propiedades si se calienta o enfría.

En un mundo que avanza más rápido de lo que puede cubrir incluso un ciclo de noticias de 24 horas, es más importante que nunca que los planificadores se adelanten a los problemas y preparen a las comunidades a medida que se produce el cambio.

Informe de tendencias de 2025 para planificadores

En enero, la Asociación Americana de Planificación (APA, por su sigla en inglés) publicó el  2025 Trend Report for Planners  (Informe de tendencias de 2025 para planificadores) en asociación con el  Instituto Lincoln de Políticas de Suelo. El equipo de Previsión y la comunidad encargada de la exploración de tendencias de la APA identificaron fenómenos actuales, emergentes y potenciales que los planificadores deben conocer y comprender para poder actuar, prepararse y aprender.

El informe incluye alrededor de 100 tendencias y señales, y ofrece una exploración de estas tendencias y señales en escenarios futuros, análisis profundos, pódcast y más. Estas son solo algunas de las tendencias que debe conocer.

1. Más obstáculos para la vivienda: costos de seguros, impactos climáticos y cambios poblacionales

En Estados Unidos, la población está creciendo con mucha más lentitud  que en décadas anteriores, y la Oficina del Censo proyecta un crecimiento de la población de solo un 9,7 % en los próximos 75 años. El concepto de familia también está cambiando. Los hogares unipersonales y las parejas casadas (incluidas las parejas del mismo sexo) sin hijos ahora representan más de la mitad de todos los hogares de Estados Unidos. Los hogares monoparentales y multigeneracionales también están en aumento, al igual que los hogares compartidos.

En la actualidad, menos de una quinta parte de las familias estadounidenses se ajustan al modelo tradicional de “familia nuclear”, y los conceptos típicos de hogar continúan evolucionando. Pero hay un aspecto que no ha cambiado en los últimos años: encontrar una vivienda asequible es cada vez más difícil. Según una investigación realizada por Zillow, los hogares necesitan ganar USD 47.000 más de lo que ganaban hace solo cuatro años para poder costear una vivienda unifamiliar. La inflación, las altas tasas de interés y la escasez de viviendas asequibles han hecho que el sueño americano quede fuera del alcance  de muchas personas, ya que la propiedad de la vivienda ahora es casi un 50 % más cara que el alquiler.

Mientras tanto, las ciudades del noreste y el medio oeste están experimentando pérdidas de población, y los estados del sur y el oeste continúan ganando residentes  aunque sean las áreas más afectadas por los impactos del cambio climático. Es probable que los factores clave sean las cargas fiscales relativas y los costos de vida más bajos. De hecho, los drásticos impactos del cambio climático amenazan la salud, la seguridad y la vida de millones de personas, ya que el 34 % de los estadounidenses viven en áreas que se encuentran en riesgo de desastres naturales e inundaciones y el 41 % de las unidades de alquiler son vulnerables al cambio climático.

Las pérdidas relacionadas con el cambio climático también están generando caos en el mercado de seguros. Los proveedores de seguros están aumentando las tarifas en gran medida en muchas áreas y se han vuelto reacios a asegurar viviendas en áreas peligrosas, o simplemente se han negado a hacerlo. Las grandes aseguradoras se han ido de  Florida, Luisiana y California, un estado donde el gigante de los seguros State Farm dejó de aceptar solicitudes debido a que la “exposición a las catástrofes está creciendo con rapidez”. (Los escenarios futuros que se presentan en el Informe de tendencias pueden ayudar a los planificadores a explorar cómo podría desarrollarse esta situación en los próximos 10 años).

Para mitigar las consecuencias del mercado de seguros para los propietarios de viviendas, los reguladores pueden emplear  estrategias,  como exigir transparencia en la industria de seguros y prohibir la discriminación por riesgo climático, el aumento de las primas o la retirada de servicios en áreas de alto riesgo. La Asociación Nacional de Comisionados de Seguros adoptó recientemente una  estrategia nacional de resiliencia climática para seguros  a fin de guiar a los reguladores y proveedores por igual, y Florida ha aprobado varias leyes con el objetivo de reducir las primas de seguros y proporcionar subvenciones de mitigación a los propietarios de viviendas y propietarios de propiedades multifamiliares.

2. Espacios publicos para Shaggy y Scooby

A medida que crece la necesidad por los espacios públicos, o “terceros lugares”, algunas ciudades están analizando cómo se pueden adaptar los espacios existentes o dónde se pueden crear  espacios nuevos. Esto incluye tener en cuenta los lugares para mascotas, en especial porque en Estados Unidos hay más hogares con  mascotas que con niños. Se espera que la industria mundial de mascotas alcance casi los USD 500.000 millones para 2030. Las ciudades pueden obtener una certificación  de “apta para mascotas” para atraer a más turistas. Además, la cantidad de parques para perros en EUA está aumentando; de hecho, el desarrollo de parques públicos para perros aumentó un 40 % de 2009 a 2020. En San Francisco, los desarrolladores están agregando  áreas específicas para perros cerca de los complejos de viviendas para atraer compradores.

3. El agua es muy valiosa y está bajo amenaza

El Golfo de México nunca ha tenido temperaturas tan elevadas en la era moderna, lo que ha causado tormentas de rápida formación, como los huracanes Helene y Milton del año pasado, que devastaron la costa este de Estados Unidos. En los últimos cuatro siglos, las temperaturas en la  Gran Barrera de Coral  nunca han sido tan elevadas, y la expansión del agua oceánica  impulsada por el calor ha causado un tercio del aumento del nivel del mar a nivel mundial. En el Golfo Pérsico, el agua es escasa y valiosa, ya que el crecimiento de la población y el desarrollo alcanzaron un máximo histórico. A nivel mundial, una cuarta parte de todos los cultivos alimenticios están amenazados por el estrés hídrico y los suministros de agua poco confiables. Al mismo tiempo, las corrientes de agua en el Ártico y el Atlántico parecen estar disminuyendo, lo que podría modificar los patrones climáticos y poner en riesgo las regiones productoras de alimentos.

Mientras tanto, las operaciones comerciales de embotellado de agua a gran escala impulsadas por el capital privado representan un riesgo creciente para la estabilidad de las fuentes de agua locales en Estados Unidos, al igual que el crecimiento de los centros de datos  de inteligencia artificial (IA) que necesitan grandes cantidades de agua para enfriarse. Esto representa una amenaza para los embalses, los acuíferos y las fuentes de agua dulce locales y regionales, y algunos lugares están implementando reglamentaciones sobre el uso del agua como respuesta.

4. ¿Podríamos evolucionar a un mundo poslaboral?

La pandemia por COVID19 y el aumento del trabajo remoto han desdibujado las líneas de los patrones de trabajo tradicionales. Tomemos como ejemplo la creciente popularidad de las vacaciones laborables y el turismo de negocios, conocidos en inglés como workations y bleisure respectivamente, que sugiere que el trabajo y la vida personal se pueden combinar cada vez más. Pero no a todos les gusta esto. En agosto de 2024, Australia promulgó una ley de “derecho a desconectarse” para los trabajadores.

Las pruebas piloto de una semana laboral de cuatro días realizadas a nivel mundial y en Estados Unidos muestran que la reducción de horas puede conducir a una mayor productividad y satisfacción con la vida. Los trabajadores coinciden. Alrededor del 80 % dijo que serían más felices e igual de productivos si trabajaran un día menos, según el estudio  2024 Work in America (Trabajo en Estados Unidos en 2024).

Además, nuestra relación con el trabajo está cambiando. En un  estudio del Centro de Investigaciones Pew  de 2023, se descubrió una nueva tendencia: solo cuatro de cada diez trabajadores estadounidenses consideran que el trabajo forma parte de su identidad general. Este cambio se ve reforzado por la idea de considerar al trabajo como un verbo (algo que hacemos) en lugar de un sustantivo (algo que somos, como contadores o técnicos).

La actitud en cuanto al ocio también está cambiando. Si las personas usan su tiempo libre para llevar adelante proyectos personales o perseguir pasiones, el enfoque principal en la vida podría pasar a ser el ocio en lugar del trabajo. Dado que se espera que el porcentaje de estadounidenses mayores de 65 años aumente al 23 % para 2025, los jubilados actuales y futuros también buscan aprovechar al máximo el próximo capítulo de su vida.

5. La fatiga (y el rechazo digital) es una realidad

La fatiga digital existe. Se presenta de varias maneras, desde la  creciente desconfianza de las noticias en línea  y una mayor preocupación por el contenido generado por IA, hasta la desilusión con las citas en línea. Las escuelas están prohibiendo los teléfonos móviles en las aulas, y  los estados están restringiendo el acceso de los niños  a las redes sociales. El Cirujano General de Estados Unidos incluso ha sugerido que las plataformas de redes sociales deberían llevar etiquetas de advertencia como las de los cigarrillos. En julio, el Senado aprobó el primer gran  proyecto de ley de seguridad en Internet para niños  de las últimas dos décadas.

Estas medidas reflejan las acciones llevadas a cabo con la intención de equilibrar los beneficios de la tecnología con la necesidad de ser más conscientes del bienestar de las generaciones más jóvenes. Para los planificadores, esta tendencia sugiere una mayor necesidad de equilibrar la interacción digital con la vinculación en persona, y así fomentar la comunicación significativa y la empatía dentro de las comunidades. Esto implica generar espacios presenciales donde los jóvenes puedan participar en los procesos de planificación, para así fortalecer su vínculo con la comunidad y entre ellos.

6. Los hongos son el futuro

La cultura pop puede llevarnos a pensar que una era dominada por los hongos representa el fin de la humanidad, ya que solemos relacionarlos con un mundo apocalíptico, pero los beneficios ecológicos y de salubridad que tienen los hongos deberían entusiasmar a más personas que solo a los emprendedores del mundo de las setas, o mushroompreneurs como son conocidos entre los angloparlantes. Los hongos nos pueden ayudar a alejarnos de los combustibles fósiles,  reducir el colesterol, realizar trasplantes de órganos exitosos, combatir la contaminación plástica, eliminar los microcontaminantes del agua contaminada y hacer la transición a sistemas alimentarios más sostenibles. En 2023, las ventas de hongos en Estados Unidos alcanzaron los USD 1.040 millones, y se prevé que el mercado se triplique  en los próximos 10 años. Dado que cada vez hay más interés por parte de los planificadores en buscar soluciones basadas en la naturaleza para los entornos urbanos, los hongos podrían comenzar a tener un papel clave en la creación de mejores espacios de vida.

7. Equilibrio entre la demanda de energía renovable y los derechos indígenas

Dado que el interés en la energía renovable se ha disparado, también lo ha hecho la necesidad de extraer los minerales y metales en bruto requeridos por estas tecnologías, y se estima que  la demanda se cuadruplicará  para 2040. Algunos de estos elementos son el litio, el cobalto y el silicio, así como más de una docena de tierras raras. Pero la minería conlleva innumerables costos humanos y  ambientales,  que a menudo ocurren en áreas desfavorecidas y a expensas de ellas. Esto enfrenta los intereses gubernamentales y privados con los pueblos indígenas, sobre todo por la extracción y  explotación de recursos  en tierras tribales.

Más de la mitad de los proyectos para extraer materiales para la transición energética se encuentran en tierras indígenas o cerca de ellas, y los pueblos indígenas se ven  directamente afectados  por más de un tercio de los conflictos ambientales mundiales, ya sea por la pérdida de tierras o de sustento. Se están llevando a cabo acciones para impulsar la soberanía indígena.

El uso y la propiedad de la tierra son cuestiones fundamentales para el problema y para las posibles soluciones, como también lo son la capacidad de tener en cuenta los diferentes puntos de vista y las necesidades de las personas a las que más afectarán estas decisiones. Proteger los derechos soberanos de los pueblos indígenas podría reducir el impacto negativo de los conflictos ambientales que presenta la transición a las energías renovables, además de proporcionar nuevas soluciones. Una de esas soluciones es aplicar el  conocimiento indígena  en los enfoques existentes para la mitigación y adaptación al cambio climático, por ejemplo, la forma en que varias naciones nativas están  reintroduciendo el bisonte  en las llanuras de Estados Unidos para mejorar los resultados ambientales y socioeconómicos.


El 2025 Trend Report for Planners fue escrito por Petra Hurtado, PhD; Ievgeniia Dulko; Senna Catenacci; Joseph DeAngelis, Instituto Americano de Planificadores Certificados (AICP, por su sigla en inglés); Sagar Shah, PhD, AICP; y Jason Jordan. Fue editado por Ann Dillemuth, AICP.  

Jon DePaolis el editor sénior de la APA. 

Imagen principal: Se ve cómo sale el vapor de las torres de refrigeración del centro de datos de Google en The Dalles, Oregón. Crédito: Google.

Growing Water Smart in US–Mexico Border Communities

By Jon Gorey, Maio 16, 2025

The semi-arid cities of Nogales, Arizona, and Nogales, Sonora, technically stand on separate sides of the US–Mexico border. But together, they form a transborder metropolis known as Ambos Nogales (Both Nogales). These sister cities share a binational economy and culture, and they also share the same watershed—one where summer monsoons bring half a year’s worth of rain in two months.

On the steep, hilly, and more populous Mexican side, that deluge often turns deadly. In August 2022, three people in Nogales, Sonora, including two young children, were killed as heavy monsoon rains flooded the streets and trapped them inside vehicles. The summer before, flash flooding there claimed the life of a 24-year-old woman who had recently earned her civil engineering degree.

“Stormwater management is one of the major issues for the Ambos Nogales area,” says Joaquin Marruffo, border programs manager at the Arizona Department of Environmental Quality. “Almost every monsoon season, at least one person dies on the Mexican side of the border [due to stormwater flooding], so that should be priority number one for local governments and for us as public officials.”

Like other border towns in Mexico, Nogales has grown rapidly in the last two decades; the population increased 20 percent between 2010 and 2020, as people from other areas moved there seeking work or hoping to enter the US. This growth has largely been unplanned, resulting in settlements springing up “in places that shouldn’t be established,” Marruffo says, “such as the top of the hills or where there is a floodplain.”

The heavy rains also wreak havoc on property and infrastructure, and pollute local waterways on both sides of the border with industrial contaminants, sediment, and sewage overflow. “The highest point of the watershed is Nogales, Sonora, and the lowest is Nogales, Arizona,” Marruffo explains. “So everything, by gravity, flows from south to north. Everything that starts on the top of the watershed is going to drain down to the US side.”

Mexican soldiers assist stranded motorists during flooding in Nogales, Sonora, in 2018. Credit: Copyright Arizona Daily Star.

Seeking to build upon decades of cross-border cooperation on stormwater management and water quality issues, officials and representatives from both sides of the border last year participated in a two-day Growing Water Smart workshop organized by the Sonoran Institute and the Lincoln Institute’s Babbitt Center for Land and Water Policy.

Growing Water Smart is a training and assistance program for local leaders that focuses on water and land use integration. The goal is to help officials identify and implement near-term plans, policies, and programs to achieve more resilient communities.

A major piece of the program is a multiday in-person workshop that brings together local and regional elected officials, water resource managers, economic development staff, sustainability officers, and planning commissioners, among others, who don’t always get to coordinate their efforts or pool their knowledge despite their shared goals. “It’s really about allowing them to discuss the issues and opportunities that are unique to them and to their context, and then supporting them with tools and facilitating good guidance,” says Noah Kaiser, Growing Water Smart program manager at the Sonoran Institute.

But the program is more than just a one-off workshop: The Sonoran Institute provides follow-up assistance to help communities secure funding and support project development.

The Santa Cruz river flows from Arizona into Mexico and back again, requiring collaborative cross-border management. Credit: Pima County.

Marruffo, who attended the Ambos Nogales workshop in June 2024, says the strong regional reputation of the Sonoran Institute brought credibility to the discussions, and that the ongoing support will help ensure that momentum doesn’t wane. “They’re probably one of the strongest collaborators that we have to address water issues, especially for the Santa Cruz River,” he says, which flows from Arizona into Mexico and back again.

The workshop “was a great opportunity to have a mix of different sectors involved from both sides, which is not easy to accomplish, getting local governments to speak face-to-face on the same problems,” Marruffo says. He felt encouraged by a new willingness on both sides of the border to make investments in Sonora, in whose steep and hastily settled hillsides most of the area’s stormwater issues originate.

“Every major artery or road in the city of Nogales, Sonora, aligns perfectly with the washes [or stormwater channels],” Marruffo says. “So in storm events, the roads become rivers or streams.” Many roads are unpaved, so fast-flowing stormwater gathers sediment that scours away aging concrete infrastructure and clogs sewers, sending raw sewage into the waterways.

“If you want to mitigate the problem, there are many things that you can do. But to really solve the issue, you have to start by addressing the origin,” Marruffo says. “So the narrative started evolving: What type of investment do we need in Mexico? Which are the major infrastructure projects? Where should we locate these projects?”

Working with a comprehensive green infrastructure plan for the Ambos Nogales watershed developed by Arizona State University Professor Francisco Lara-Valencia, the group discussed the kinds of interventions needed to further mitigate stormwater impacts, Marruffo says, such as building retention and detention basins in the upper watershed to reduce the energy of flowing runoff and help with infiltration.

These aren’t new ideas for the region; local, state, and federal agencies have been working on these very issues for years. Indeed, Marruffo says, “It’s part of our daily conversations.” But the efforts made on one side of the border often have little connection to those on the other side, and vice versa. “This is the first binational, holistic, comprehensive master plan that includes the whole watershed,” he says.

“There are a lot of people in the region working on this stuff,” Kaiser agrees. But getting them all rowing in the same direction can make their efforts that much more effective, he notes. Cross-border and interagency cooperation is crucial when it comes to practical matters, like installing green infrastructure such as rain gardens and retention walls to reduce the impacts of flooding. But it also lays a foundation for exploring what’s possible—like whether the two cities can see this challenge as an opportunity, perhaps capturing stormwater for reuse.

Faith Sternlieb of the Lincoln Institute standing in front of a group of people and speaking. Eight people are seated at a long table in front of her. A seated woman wearing red gestures to make a point.
Faith Sternlieb of the Lincoln Institute, left, leads a session at the Ambos Nogales Growing Water Smart workshop. Credit: Sonoran Institute.

A few months after the Ambos Nogales workshop, the Sonoran Institute and Babbitt Center hosted a second, similar Growing Water Smart program in Mexicali-Calexico, where southeast California borders Baja California. “In the Mexicali-Calexico region, the New River, which flows from Mexicali northward into Calexico and into the United States, is an extremely polluted river,” Kaiser says. “So a lot of our conversations at the workshop in Mexicali revolved around, How do we manage this river on both sides of the border? How do we improve its water quality? How do we make it a valuable water resource for communities on both sides of the border?’”

These border community workshops marked a new international milestone for the Growing Water Smart program (and required a few adaptations, Kaiser says, such as bilingual facilitators and curriculum materials). The program began in Colorado in 2017, and later expanded to Arizona, Utah, and California.

While the program helps communities think about their long-term water resiliency, “it also helps them get momentum right away with some immediate actions,” says Kristen Keener Busby, associate director of program implementation at the Babbitt Center. In addition to guiding land use professionals and water managers through the carefully curated curriculum and facilitated dialogue, she notes, “it sets them up with some strategic planning they can implement right away.”

All Growing Water Smart workshops focus on creating a near-term 12- to 18-month action plan that aligns with a community’s realistic capacity; this is a physical document that community leaders can take with them, Kaiser explains. “We don’t want the workshop to be just another conference that they’re attending where they hear some panel information, and they have some conversations, and then they go back to work and nothing changes,” he says. “We want them to develop a tool that they can move forward with.”

Noah Kaiser of the Sonoran Institute, left, with Francisco Zamora, senior director of programs at the institute, and EPA scientist Sebastian Alvarez Espinosa, a presenter at the workshop. Credit: Sonoran Institute.

One of the final working sessions is dedicated to action planning, with an in-depth exploration of funding sources, in-kind opportunities, and grants that teams can apply to. The aim is to help teams decide what they’re going to do, how they’re going to fund it, and other practical logistics. “What resources do we need? Which agencies are going to lead, which are going to support? Which other agencies do we need to keep apprised of what we’re doing? Who do we need to collaborate with? All those details go into the action plan,” Kaiser says.

“And we as facilitators from Sonoran Institute, Babbitt Center, and other partner agencies, we’re not deciding what that looks like,” Kaiser adds. “The point of the action plan is really for them to be able to take charge of it, and not to be assigned work to do, but to make their own decisions about what do we have capacity for? What is meaningful and makes the most sense to us, and how can we push that forward?”

The next US–MX Border Growing Water Smart event is a one-day convening in June, focusing on the cross-border sister cities of Douglas, Arizona, and Agua Prieta, Sonora.

After all, stormwater and contaminants don’t care about national boundaries, and need no visa to enter the US, Marruffa says. “So it’s fundamental to continue engaging between both countries. I think it’s important that we have these types of conversations and dialogue, because that’s the only way we can strategize and make better use of our resources, on both sides,” he says.

“There are asymmetries and disparities in many ways, socioeconomic and political. But I think these types of opportunities to talk face-to-face with partners, from both sides, always have positive results. Always, something happens that is one step forward.”


Jon Gorey is a staff writer at the Lincoln Institute of Land Policy.

Lead image: The cities of Nogales, Sonora, and Nogales, Arizona, form the metro area known as Ambos Nogales. Credit: USGS.

Grabações de Wébinars e Eventos

Scenario Planning for Water-Resilient Agricultural Futures in the Mountain West

Junho 12, 2025 | 3:00 p.m. - 4:00 p.m. (EDT, UTC-4)

Offered in inglês

Watch the Recording


The Consortium for Scenario Planning is hosting a peer exchange with Kristen Keener Busby, associate director for program implementation at the Babbitt Center for Land and Water Policy and Stacy Beaugh, co-owner of Strategic By Nature Inc., who will discuss their work leading scenario planning workshops focused on water resilience and agriculture in three communities in the Mountain West. Attendees will learn about the similarities and differences between each workshop, how the process evolved over time, and key takeaways and recommendations for those interested in conducting similar scenario planning workshops. Planners, practitioners, academics, students, and anyone living in the Mountain West who is interested in scenario planning work are welcome to attend. There will be an opportunity to ask questions at the end of the presentation.

To learn more about two of the communities that will be highlighted at this event, view our videos on Cochise County, Arizona, and Mesa County, Colorado.

Simultaneous English-Spanish translation will be available via Zoom. If you would like to use the translation service, please join the webinar five minutes early.


Speakers

Kristen Keener Busby

Associate Director of Program Implementation

Phoenix, Arizona

Stacy Beaugh

President, Strategic by Nature, Inc.


Details

Date
Junho 12, 2025
Time
3:00 p.m. - 4:00 p.m. (EDT, UTC-4)
Registration Deadline
June 12, 2025 3:59 PM
Language
inglês

Keywords

Terra Agrícola, Resiliência, Planejamento de Cenários, Partes Interessadas, Água

A downtown, pedestrian-only street with lots of shops and restaurants. Large, tree-dotted mountains are in the foreground.

Recap: Lincoln Institute at American Planning Association’s 2025 National Planning Conference

By Catherine Benedict, Maio 1, 2025

In another edition of a mayors panel at the American Planning Association’s National Planning Conference, three Colorado mayors weighed in on the trials and tribulations of local leadership at a time of retrenchment at the federal level.

“If we’re going to get it done, it has to be done at the local level or the state level,” said Fort Collins Mayor Jeni Arndt, responding to a question about climate action. “In addition to reducing our carbon footprint, which has been a focus for a long time, something that we’re increasingly focused on is how to be resilient in the face of the climate change that is already happening and that we know is only going to get worse in the future. . . . We’re not going to stop.”

Arndt was joined by Boulder Mayor Aaron Brockett and Denver Mayor Mike Johnston, who appeared by prerecorded video, in a special session at the Colorado Convention Center co-moderated by Anthony Flint, author of Mayor’s Desk: 20 Conversations with Local Leaders Solving Global Problems, and Rob Walker,  author of City Tech: 20 Apps, Ideas, and Innovators Changing the Urban Landscape.

Four people stand on a stage with their arms around each other. They are wearing business attire, and three are men and one is a woman.
Senior Fellow Anthony Flint, Boulder Mayor Aaron Brockett, writer Rob Walker, and Fort Collins Mayor Jeni Arndt (left to right) pose for a photo following the Lincoln Institute’s mayors panel at the 2025 National Planning Conference. Credit: Kristina McGeehan

The mayors panel, a reprise of a similar Q&A with the mayors of Minneapolis, Cincinnati, and Scranton, Pennsylvania, at the 2024 National Planning Conference, was oriented around the use of technology in cities, from apps designed to facilitate civic engagement to geospatial mapping that can help identify buildable land for new housing.

“The data that we have available … is incredibly important when you’re evaluating what are the next opportunities,” said Brockett, noting efforts in Boulder to encourage infill redevelopment, which would add housing supply in a city well known for a lack of affordability.

Other highlights from the National Planning Conference 2025 included:

 

  • The 2025 Trend Report: Emerging Trends and Signals.  This annual report, a partnership between APA and the Lincoln Institute, highlights trends for planners tasked with helping their communities navigate change and uncertainty. While conventional planning practices often reflect past data and current assumptions, the Trend Report is an account for emerging trends on the horizon. The presentation, with Petra Hurtado, Ievgeniia Dulko, Senna Catenacci, and Joseph DeAngelis from APA, outlined emerging trends and introduced strategies for making sense of the future. The speakers emphasized that by embracing foresight—understanding potential future trends and knowing how to prepare for them—planners can effectively guide change, foster more sustainable and equitable outcomes, and position themselves as critical contributors to thriving communities.
  • Innovative Governance: Scenario Planning for Strategic Coordination. The Lincoln Institute’s Heather Sauceda Hannon, AICP, shared a case study of a one-day scenario planning workshop that brought together a range of government stakeholders to better prepare for future wildfires in Chile. Hannon detailed how the group applied the process of scenario planning—which is transferable to different types of issues—to identify uncertainties in the region, develop four possible futures, and agree on prioritized strategic actions. Because the group was tackling the problem from different perspectives, bringing them together fostered cohesion, an alignment of values, and a clearer path forward.
  • Planning With Strategic Foresight. Heather Hannon also participated in a session that explored the practice of “futures literacy,” defined as the skills that facilitate better understanding of the role the future plays in a fast-changing world. She and Petra Hurtado, Ievgeniia Dulko, and Senna Catenacci from APA recognized that tech innovations, societal and political shifts, climate change, economic restructuring, and unknown ramifications from COVID-19 make it difficult to plan effectively, and suggested the path forward requires adjusting, adapting, and reinventing planning processes, tools, and skills. The approach entails the ability to imagine multiple plausible futures, and an understanding of how to prepare for future uncertainties, including the need to be nimble.
  • APA Water and Planning Network Meeting. Led by Mary Ann Dickinson, policy director of Land and Water for the Lincoln Institute, this gathering drew land use planners and water systems planners who work toward better integration of water and land use planning. The activities of the APA’s 550-member Water and Planning Network, which include newsletters and webinars on relevant topics, were detailed for the year ahead.
  • Housing Finance for Equitable Planning: Lessons from Cities. In this session in the virtual segment of the conference, Heather Hannon and Arica Young from the Lincoln Institute joined Samuel P. Leichtling from Milwaukee’s Department of City Development and Rico Quirindongo from Seattle’s Office of Planning and Community Development to help attendees better understand the residential housing market. Sharing trends and best practices from across the country, the presenters offered land use solutions and policies that balance the need for affordable housing while ensuring their cities are accessible to all.

 


 

Catherine Benedict is the digital communications manager at the Lincoln Institute of Land Policy.

Lead image: Downtown Boulder, Colorado, which is incorporating data analysis into its housing strategies. Credit: espiegle via Getty Images Plus.