Topic: Planejamento Urbano e Regional

Análisis de noticias

Los derechos de propiedad y el cambio climático
Anthony Flint, Outubro 1, 2013

Amedida que las ciudades costeras continúan enfrentando las amenazas de un clima cada vez más volátil, las marejadas y el ascenso del nivel del mar, todas las cuales están relacionadas con el cambio climático y pueden llegar a ser muy costosas, desarrollar un mayor nivel de resiliencia se está convirtiendo en una prioridad principal de planificación. Sin embargo, la resiliencia posee varias dimensiones: no sólo significa construir cosas tales como compuertas contra inundaciones y estructuras más sólidas, sino también conservar libres de desarrollos sistemas naturales como los pantanos, y, en muchos casos, tomar la decisión de no construir nuevamente en los lugares más vulnerables. Y aquí yace un problema complejo y en continua evolución que afecta los derechos de propiedad privada.

Al menos desde los albores del siglo XX, la Corte Suprema ha estado lidiando con una pregunta básica: ¿cuándo la regulación del uso del suelo constituye una expropiación que requiere pagar una compensación a los propietarios, según la 5º enmienda de la Constitución de los EE.UU. (“…la propiedad privada no podrá ser objeto de expropiación para uso público sin la debida compensación”)? Desde los casos Pennsylvania Coal contra Mahon, 260 U.S. 393 (1922) y Euclid contra Amber Realty, 272 U.S. 365 (1926), la esencia de los fallos ha sido que el gobierno posee una libertad de acción considerable a la hora de ejercer su facultad de regular el uso del suelo. En el caso Kelo contra City of New London, 545 U.S. 469 (2005), el tribunal supremo afirmó la facultad que posee el estado de utilizar la expropiación a los fines del desarrollo económico en el siglo XXI.

No obstante, en junio de 2013, una decisión en cuanto a un proyecto de desarrollo en Florida pareció indicar un cambio sutil en otro sentido. En el caso Koontz contra St. Johns River Water Management District, los jueces fallaron 5 a 4 que el gobierno presentaba un celo excesivo al imponer requisitos de mitigación a los desarrolladores como condición para obtener permisos de construcción. Coy Koontz, padre, cuya intención había sido construir un pequeño centro comercial en su propiedad, objetó las demandas de un distrito de administración del agua de Florida, según las cuales debía pagar por la restauración de los pantanos que se encontraban fuera del sitio con el fin de compensar por el daño ambiental causado por la construcción. Koontz citó dos casos, Nollan contra California Coastal Commission, 483 U.S. 825 (1987) y Dolan contra City of Tigard, 512 U.S. 374 (1994), con el fin de sustentar su aseveración de que los requisitos constituían una expropiación por exceder una “proporción aproximada” entre dichos requisitos y los alcances de los daños causados por el desarrollo. En el año 2011, la Corte Suprema de Florida rechazó el argumento de Koontz, pero en junio de este año el tribunal supremo falló que los requisitos de mitigación impuestos al constructor eran excesivos.

Este fallo alarmó a algunos ambientalistas y grupos, como la American Planning Association, quienes temieron que se establecieran nuevos límites a la facultad del gobierno de controlar el desarrollo e imponer requisitos para restaurar y conservar áreas naturales. Este motivo de preocupación se extendió hacia las regiones metropolitanas costeras que se estaban preparando para los impactos del cambio climático; un ejemplo de esto es la Ciudad de Nueva York que, en el mes de mayo, propuso un plan modelo de 20 mil millones de dólares consistente en una combinación de estrategias para vivir con el agua y mantenerla alejada. Los expertos en derechos de propiedad especularon que los desarrolladores podrían citar el caso Koontz como justificación para negarse a pagar un fondo para dichas iniciativas.

A un nivel más amplio, la pregunta permanece en pie: después de una situación como la del huracán Sandy, ¿tiene el gobierno derecho de prohibir la recon-strucción o de modificar las regulaciones con el fin de evitar nuevas construcciones? La respuesta legal es, básicamente, “sí”, según Jerold Kayden, abogado y profesor en la Facultad de Diseño de la Universidad de Harvard, quien participó en el Foro de periodistas sobre el suelo y el entorno construido llevado a cabo por el Instituto Lincoln el pasado abril.

Especialmente a raíz de la mayor disponibilidad de datos sobre el ascenso del nivel del mar y las marejadas que se tiene hoy en día, el gobierno tiene el derecho legal de evitar que los propietarios construyan en lotes vacantes expuestos a las inundaciones y al ascenso del nivel del mar o que reconstruyan una vivienda que fue destruida. Sin embargo, según Kayden, “desde el punto de vista político, esta es otra historia”.

Nueva York y Nueva Jersey representaron dos enfoques muy diferentes en cuanto a la reconstrucción que tuvo lugar con posterioridad al huracán Sandy. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, y el alcalde de la Ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg, abogaron por una serie de normas destinadas tanto a la reconstrucción como a una “retirada estratégica”, mientras que el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, se enfocó en la asignación de fondos destinados a los residentes para que éstos pudieran reconstruir en las parcelas afectadas por la tormenta, aun cuando dichas propiedades permanecieran dentro de la zona de riesgo.

Por otro lado, la ciudad de Boston ha comenzado a requerir a los desarrolladores de zonas costeras que se preparen ante la posibilidad de ascensos del nivel del mar y marejadas, mediante la reubicación de las maquinarias que guardan en los sótanos a pisos más elevados, entre otros requisitos. A medida que el caso Koontz despeja el camino hacia un escrutinio más rígido de las medidas impuestas por el gobierno municipal como condición para la construcción, los desarrolladores podrían demandar al gobierno por estos costosos requisitos relacionados con el clima, argumentando que dichos requisitos son demasiado onerosos y podrían constituir una expropiación reguladora.

Aunque las demandas por derechos de propiedad relacionadas con la reconstrucción y las restricciones sobre nuevas construcciones en áreas costeras indudablemente continuarán proliferando, Pratap Talwar, director de Thompson Design Group, presentó una alternativa para la planificación a largo plazo que podría evitar que surgieran dichos conflictos. Talwar detalló ante un grupo de periodistas el caso de estudio de Long Branch, Nueva Jersey, una ciudad que, hace varios años, se replanteó su proceso de planificación con el fin de incluir normas más rígidas y a la vez un proceso más rápido para el desarrollo que estuviera de acuerdo con las pautas. Según Talwar, Long Branch fue la única milla de la costa de Nueva Jersey que soportó las inclemencias del huracán Sandy de forma relativamente intacta.

Foro de periodistas sobre el suelo y el entorno construido: La ciudad resiliente

Treinta y cinco escritores y editores de primera línea que cubren noticias sobre problemas urbanos asistieron al 6º Foro de Periodistas sobre el Suelo y el Entorno Construido, llevado a cabo el 20 de abril de 2013 en el Lincoln House. El tema del foro fue “La ciudad resiliente” y abarcó desde los municipios costeros que se preparan para el ascenso del nivel del mar y las marejadas hasta las ciudades tradicionales que intentan evolucionar a pesar de la reducción de sus poblaciones y de su actividad comercial.

Kai-Uwe Bergmann, director de Bjarke Ingels Group, abrió el foro dando un panorama general sobre las innovaciones en diseño urbano que maximizan la eficiencia en el suelo, la vivienda y los proyectos de infraestructura de gran envergadura. Johanna Greenbaum, de Kushner Companies, quien ayudó a poner en funcionamiento la iniciativa de microviviendas del alcalde de la Ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg, dio detalles sobre dicho proyecto y otros de similares características en diferentes lugares del país destinados a personas solteras y parejas que pueden vivir en espacios de 28 metros cuadrados.

Alan Mallach, coautor del informe sobre enfoque en políticas de suelo del Instituto Lincoln titulado Regeneración de las ciudades históricas de los Estados Unidos, observó señales de resurgimiento en lugares tales como el Central West End (St. Louis) o el barrio Over-the-Rhine (Cincinnati), a la vez que reconoció los desafíos que en-frentan Camden, Nueva Jersey, Flint y Detroit, Michigan y Youngstown, Ohio. Antoine Belaieff, director de innovaciones en MetroLinx, dio detalles sobre el uso de las redes sociales para obtener la opinión de los ciudadanos con respecto a una inversión de 16 mil millones de dólares en infraestructura de transporte resiliente dentro del área de Toronto.

John Macomber, de la Facultad de Negocios de la Universidad de Harvard, dirigió una sesión sobre la ciudad global, en la que reconoció que existen cientos de millones de personas que continúan migrando de áreas rurales a urbanas, lo que requiere una planificación a gran escala para la infraestructura. Martim Smolka, director del Programa para América Latina y el Caribe del Instituto Lincoln, lamentó los desplazamientos generalizados que están teniendo lugar a causa de los preparativos para la Copa Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos que se disputarán en Río de Janeiro. Bing Wang, de la Facultad de Diseño de Harvard, observó que 11 ciudades en China tienen una población de más de 10 millones de habitantes y, aún así, esta nación en rápido crecimiento sólo ha logrado la mitad de la urbanización esperada.

John Werner, director de movilización en Citizens Schools, explicó la manera en que los sistemas escolares urbanos pueden encender pasión entre los estudiantes trayendo desde fuera a distintos profesionales para que actúen como maestros y mentores. Gordon Feller, de Cisco Systems, imaginó un mundo completamente conectado y una Internet para todo. Se sumó Dan Keeting, periodista de investigación del Washington Post, quien compartió sus experiencias al extraer datos de diferentes niveles del gobierno.

El foro se vio obligado a abreviarse debido a la búsqueda de las personas que pusieron las bombas en el Maratón de Boston en el área de Cambridge-Watertown; sin embargo este evento dio pie a un diálogo acerca de la solicitud de procedimientos de “refugio en el lugar”, presentada por el gobernador de Massachusetts, Deval Patrick, la seguridad y el espacio público, y otros tipos de resiliencia en el área de Boston. Varios participantes escribieron sobre estos eventos, como Emily Badger (The Atlantic Cities), Donald Luzzatto (Virginian Pilot) e Inga Saffron (The Philadelphia Inquirer).

La reunión de periodistas cada abril es una asociación entre el Instituto Lincoln, la Facultad de Diseño de la Universidad de Harvard y la Fundación Nieman para el Periodismo de la misma universidad. La misión de esta actividad es reunir a periodistas a fin de compartir ideas y aprender acerca de las últimas tendencias relativas a la cobertura de noticias sobre ciudades, arquitectura y planificación urbana. — AF

Tecnociudad

La aplicación Blightstatus de Civic Insight
Rob Walker, Abril 1, 2015

Hace cinco años, Mandy Pumilia, residente de Nueva Orleáns, estaba preocupada por la gran cantidad de estructuras aparentemente deterioradas que existían en su barrio, conocido como Bywater, donde actualmente se desempeña como vicepresidente de la asociación de vecinos. A pesar de todos los esfuerzos realizados con posterioridad a la catástrofe de Katrina, resultaba muy difícil identificar y rastrear las propiedades que verdaderamente presentaban problemas y, además, Pumilia no tenía acceso a los datos municipales que podrían haberle sido de utilidad. En lugar de ello, elaboró su propia planilla de cálculo en Google y la llenó con los resultados de su propia investigación y trabajo de campo. Según recuerda, “fue un proceso arduo”. Y a pesar de sus conocimientos tecnológicos y su determinación, esta tarea sólo fue una solución limitada: no resultaba fácil compartir la información más allá de las personas que ella conocía directamente y, además, estar al día de las audiencias municipales relacionadas con temas de la propiedad era una tarea enorme.

A partir de entonces, la aplicación web BlightStatus (blightstatus.nola.gov) –que se traduciría como “status de deterioro”– se ha convertido en una nueva y valiosa herramienta a la hora de tomar medidas de recuperación en su barrio. Creada en el año 2012 por Code for America, una organización sin fines de lucro especializada en proyectos de código abierto dirigidos al gobierno municipal, BlightStatus facilita a ciudadanos como Pumilia el acceso a datos sobre propiedades, permitiéndoles participar de manera más estrecha en la gestión del deterioro y otros desafíos de planificación. Esta iniciativa llamó la atención de otras ciudades, lo que generó una iniciativa derivada, denominada Civic Insight, que actualmente despliega su tecnología en Dallas, Atlanta, Palo Alto, Sacramento y otros lugares.

En Nueva Orleáns, BlightStatus reúne información sobre inspecciones, quejas relativas a las normas, audiencias, juicios, ejecuciones hipotecarias, etc. Por lo general, estos datos se encuentran encriptados o resulta muy difícil acceder a los mismos; sin embargo, esta aplicación reúne y actualiza la mayoría de los datos a diario. Los usuarios pueden buscar por dirección o utilizar un mapa interactivo para buscar a nivel de barrio o de ciudad. Un aspecto particularmente útil es la función “lista de observación”, que permite a un usuario como Pumilia mantener pestañas abiertas relacionadas con ciertas propiedades específicas y oportunamente envía alertas sobre audiencias o cualquier otra novedad. Pumilia agrega: “Además, me facilita empoderar a otros residentes, por lo que no soy la única persona que posee esta información”.

Cuando otras ciudades conocieron el uso extensivo que Nueva Orleáns hacía de esta aplicación y, como consecuencia, expresaron su interés en disponer de una herramienta similar, Code for America adaptó la tecnología para que pudiera funcionar en cualquier lugar. Tal como lo expresa Eddie Tejeda, uno de los creadores de BlightStatus: “Parecía que habíamos tocado una fibra sensible”. Los aspectos específicos variaban de un lugar a otro, pero la lucha para obtener datos inmobiliarios oficiales era, claramente, una frustración común a todos. Mucha gente quiere información sobre edificios y propiedades, pero lo único que suele estar disponible, según Tejeda, “es realmente muy difícil de utilizar”, ya que profundizar en estos datos requiere conocimientos y experiencia.

Con una inversión de la Fundación Knight, el grupo creó Civic Insight en el año 2013, utilizando el trabajo que habían realizado en Nueva Orleáns como un modelo que pudiera adaptarse a otras ciudades, ya fueran más grandes o más pequeñas, con diferentes necesidades y conjuntos de datos (las cuotas de configuración y suscripción anual varían según la población: aproximadamente de US$1.000 a US$10.000 para la tarifa básica, más un monto de entre 20 y 70 centavos de dólar per cápita). Entre los nuevos clientes, Dallas está resultando ser un caso de estudio particularmente importante. Esta metrópoli en franco crecimiento, que presenta una gran variedad de barrios muy diferentes entre sí –desde los caros y prósperos hasta aquellos con graves problemas económicos–, demuestra que esta estrategia de tecnología de datos de código abierto no sólo sirve en casos selectivos como el de Nueva Orleáns después del huracán Katrina.

La conexión se dio a través de la organización Hábitat para la Humanidad. La delegación que esta entidad sin fines de lucro tiene en Nueva Orleáns ha sido un usuario entusiasta de la aplicación BlightStatus. Los miembros de esta organización hicieron correr la voz a sus colegas en Dallas, ciudad que ha estado luchando por lograr estrategias para utilizar datos con el fin de definir, rastrear y abordar el problema del deterioro y otras cuestiones, como la identificación de propietarios problemáticos. La versión de Blight-Status para Dallas, cuyo lanzamiento fue a finales del año 2014 con datos similares a la información recabada en Nueva Orleáns, incorporará estadísticas adicionales relativas a delincuencia y tributación, ya que los residentes desean acceder a estos datos más fácilmente, como afirma Theresa O’Donnell, directora de planificación municipal que habló sobre la aplicación en la conferencia de Directores de Planificación de Grandes Ciudades organizada por el Instituto Lincoln en Cambridge en octubre de 2014. Según O’Donnell, “a medida que estos programas se configuren y se comiencen a utilizar, podremos contar cada vez más con los ciudadanos para que nos hagan saber si [las medidas que tomamos contra el deterioro] están funcionando o no”.

Atlanta y Sacramento están poniendo en funcionamiento sus propios programas para poder utilizar la aplicación este año, y Civic Insight está tomando medidas para que pueda utilizarse muy pronto en Fort Worth, Texas, y otros lugares. Los objetivos de los clientes no se limitan a los problemas relacionados con el deterioro, según destaca Tejeda, que actualmente se desempeña como director ejecutivo de Civic Insight: en Palo Alto, donde la zonificación, el desarrollo y la construcción son temas candentes, tanto arquitectos como propietarios utilizan la aplicación para mantenerse al día en los procesos de obtención de permisos. Esta flexibilidad es deliberada. Tal como explica Tejeda, “podemos cartografiar con relativa rapidez [datos sin procesar] en nuestra aplicación. El papel que desempeñamos es el de un traductor que interpreta lo que tiene la ciudad y las necesidades de la comunidad” (la aplicación está diseñada también para recibir nuevos conjuntos de datos, y no es de sorprender que ciudadanos activos de Nueva Orleáns, como Pumilia, tengan muchísimas sugerencias que Civic Insight está tratando de incorporar).

Los conjuntos de datos integrales y otras herramientas digitales han servido de guía a los planificadores y otros funcionarios municipales durante años, pero Civic Insight está ahora pensando en dar el siguiente paso lógico. Según Peter Pollock, fellow del Instituto Lincoln y exdirector de planificación de Boulder, Colorado, “tenemos la gran oportunidad de aprovechar estos datos –que, para muchas ciudades, son datos ocultos– y sacarlos a la luz”, de manera que resulten útiles tanto para los ciudadanos como para los planificadores.

Este nivel de accesibilidad es muy importante, ya que los gestores de políticas deben “coproducir la buena ciudad” junto con los residentes, tal como lo expresa Pollock, quien continúa: “Los planificadores tienen la tarea de aprovechar la energía de la comunidad y encauzarla hacia una visión para el futuro”. Esto implica aspectos tales como la zonificación y la obtención de permisos, pero también los referentes al mantenimiento y el cumplimiento de normas. Pollock concluye: “No se trata sólo de construir la ciudad, sino de cuidar y alimentar a la ciudad a lo largo del tiempo”.

Aun así, la propuesta de Civic Insight puede parecer confusa al principio: ¿Cómo se beneficia una ciudad al esperar que los ciudadanos analicen cuidadosamente la información que ya posee? Sin embargo, esa es la cuestión. Poner los datos a disposición de las personas que realmente conocen los barrios donde viven y trabajan equivale a una especie de estrategia de crowdsourcing –o externalización distribuida– para el mantenimiento de la ciudad en lo relativo a la planificación.

Si no, preguntémosle a Pumilia. Esta es la esencia de lo que ella trataba de hacer en Nueva Orleáns hace unos pocos años con su planilla de cálculo casera y muchísimo coraje. Ahora puede monitorear su barrio más fácilmente, y puede además recomendar BlightStatus a otras personas para que puedan también obtener rápidamente la información que necesitan y presionar al municipio para que tome medidas respecto a las propiedades problemáticas.

Mientras hablamos, Pumilia busca unos datos y nos cuenta la historia de una dirección en particular: “Sobre esta propiedad pesan no una, dos, tres, ni cuatro causas, sino ¡cinco!”. En pocas palabras, Pumilia acaba de improvisar un expediente listo para usar sobre el abandono de la propiedad, que ayudó a persuadir a los funcionarios públicos a iniciar un proceso que debería desembocar en la subasta pública de la propiedad.

A veces, Pumilia dice, riendo: “Se necesita la acción de los ciudadanos para animar a la gente a realizar su trabajo”.

Rob Walker (robwalker.net) colabora con Yahoo Tech, Design Observer y The New York Times.