Imagine vivir en un lugar donde las amenazas climáticas no solo ponen en riesgo la seguridad pública, sino el futuro del valor y la estabilidad de su barrio. El repetido maltrato provocado por las inundaciones o la constante amenaza de incendios forestales hacen que los hogares y las empresas se vuelvan imposibles de asegurar, que la infraestructura básica se deteriore, que las empresas se trasladen y que las personas se alejen cada vez más en busca de seguridad y oportunidades.
Esta es una realidad que afecta a ciudades de todo el mundo, las cuales deben adaptarse a los impactos del cambio climático con propósito e innovación.
A partir de una nueva investigación del Instituto Lincoln de Políticas de Suelo, este StoryMap ilustra cómo las ciudades pueden hacerles frente a estos desafíos mediante la recuperación de plusvalías del suelo para financiar proyectos esenciales de acción climática que convierten el riesgo en resiliencia.
A través de más de una docena de estudios de casos en todo el mundo, explore la relación dinámica entre el riesgo climático y las plusvalías del suelo y el potencial de la recuperación de plusvalías del suelo para fomentar la acción climática, y acceda a ejemplos reales de los usos que distintos lugares le están dando a esta herramienta a fin de construir un futuro con resiliencia ante el cambio climático. (Ingrese al mapa aquí).
¿Qué es LVC?
La recuperación de plusvalías del suelo se basa en una premisa simple, pero profunda: la acción pública debe generar un beneficio público.
Con la expansión de las ciudades y la construcción de nueva infraestructura, las acciones gubernamentales suelen aumentar la plusvalía del suelo. El aumento de la plusvalía del suelo presenta una oportunidad para financiar futuros proyectos de desarrollo y resiliencia ante el cambio climático. ¿Pero cómo?
La recuperación de plusvalías del suelo (LVC, por su sigla en inglés), también llamada retorno del valor del suelo, se refiere a las políticas que permiten que una comunidad recupere y reinvierta los aumentos de la plusvalía del suelo producto de la inversión pública y otras acciones gubernamentales, lo que genera una fuente de financiamiento para la acción climática y otras inversiones públicas.
Cuando las inversiones públicas, como parques o centros de distribución de transporte, o las inversiones en infraestructura verde y mitigación de inundaciones, aumentan el valor de los inmuebles circundantes, los mecanismos de LVC, como las contribuciones por mejora, las contribuciones de los emprendedores inmobiliarios y los cargos por los derechos de construcción, garantizan que parte de este valor agregado se utilice para beneficio de la comunidad.
Estas herramientas garantizan que el crecimiento urbano beneficie a toda la comunidad a la vez que promueven resultados positivos en el ámbito fiscal, social y medioambiental.
Uso de LVC para resiliencia
Si bien los riesgos climáticos conllevan desafíos importantes, las ciudades de todo el mundo comienzan a notar que las inversiones en adaptación al clima no solo tienen que ver con la protección, sino también con el potencial.
Al reconocer el potencial que tienen las acciones climáticas públicas para incrementar el valor de los inmuebles y atraer nuevas inversiones, varias ciudades en el mundo han desarrollado herramientas de políticas innovadoras para convertir algunas de esas plusvalías en fondos que permitan generar nuevas medidas de resiliencia.
Las herramientas de LVC proporcionan los mecanismos para transformar los beneficios de la plusvalía del suelo por la acción climática en financiamiento sostenible para abordar los desafíos futuros. Los siguientes ejemplos destacan la diversidad de los instrumentos disponibles para promover la resiliencia ante el cambio climático.
Boston, Massachusetts
En el distrito portuario de rápido crecimiento de Boston, las 76,8 hectáreas del Parque Industrial Marino Raymond Flynn, que es propiedad de la ciudad, enfrentan importantes riesgos climáticos, como inundaciones frecuentes y la amenaza a largo plazo del aumento del nivel del mar. En 2018, se calculó que el costo de la protección contra inundaciones del parque industrial era de más de USD 200 millones.
Después de considerar las fuentes tradicionales de capital, que incluyen subvenciones y bonos municipales, la ciudad se dio cuenta de que podía aprovechar la demanda de crecimiento en el vecindario para financiar una parte de los costos de la infraestructura para la mitigación de inundaciones.
A través de inversiones planificadas en diques y otras obras de infraestructura para la mitigación de inundaciones, junto con acciones regulatorias para aumentar la densidad permitida de desarrollos en el parque, la ciudad aumentó en gran medida la plusvalía del suelo que ahora puede recuperarse a través del nuevo Programa de Contribución a la Infraestructura para la Resiliencia ante el Cambio Climático (Kim 2024).
A medida que la ciudad permite la construcción de nuevos desarrollos en el parque industrial, los emprendedores inmobiliarios aceptan pagar un fondo que se utilizará para cubrir el costo de la infraestructura para inundaciones.
Este enfoque ilustra cómo las ciudades pueden combinar el planeamiento urbano estratégico con herramientas de recuperación de plusvalías para financiar proyectos clave de resiliencia ante el cambio climático.
Barranquilla, Colombia
Con una población de alrededor de 1,3 millones de personas, Barranquilla es considerada el centro económico de la región caribeña de Colombia; sin embargo, las graves inundaciones amenazan la calidad de vida de los residentes.
Durante los eventos de lluvia extrema, que se han vuelto más frecuentes e intensos debido al cambio climático, la topografía natural de la zona y la expansión urbana crean torrentes de aguas pluviales que inundan las principales calles del centro. Estas inundaciones, conocidas como arroyos, obstruyen el tráfico, dañan la infraestructura y los inmuebles, e incluso se cobran vidas de residentes.
En respuesta, la ciudad identificó la necesidad de una enorme inversión para construir nuevas alcantarillas subterráneas para el control de aguas pluviales. Este proyecto requirió excavar en las calles existentes del centro de la ciudad para instalar tuberías y alcantarillas, y se calculó que costó alrededor de USD 190 millones.
Para financiar este ambicioso proyecto, la ciudad recurrió a una herramienta habitual para la recuperación de plusvalías del suelo que se usa desde hace décadas para financiar proyectos de obras públicas en Colombia: la contribución por mejoras (Maldonado, De La Sala, Alterman, Macías y Silva 2023).
Para cubrir los costos de las inversiones, los propietarios de los inmuebles que se benefician de la infraestructura para la mitigación de inundaciones deben pagar un monto determinado, que varía según el tipo de inmueble y el nivel de ingresos.
Ante los claros beneficios que tienen los proyectos para los propietarios individuales y su calidad de vida, la ciudad enfrentó poca oposición a la aplicación de contribuciones por mejora.
Santa Fe, Argentina
Con una población de alrededor de 700.000 habitantes, Santa Fe se encuentra entre dos ríos importantes y es muy vulnerable a las inundaciones por el aumento del nivel del agua y las lluvias extremas.
Las catastróficas inundaciones de 2003 y 2007 renovaron el interés por reducir los riesgos de inundación en la ciudad. Además de actualizar el plan de uso del suelo, crear nuevos embalses e invertir en proyectos de drenaje y bombeo de agua, la ciudad se centró en reducir la escorrentía de aguas pluviales de propiedades individuales, un factor importante que contribuye a las inundaciones.
Mediante un tipo de obligación para emprendedores inmobiliarios (a veces también conocida como tasa de exacción o impacto), la Ordenanza 11.959 de la ciudad exige que los nuevos proyectos de construcción, desarrollos o grandes renovaciones instalen sistemas de retención de aguas pluviales en el sitio como condición para obtener la aprobación municipal (Maldonado, De La Sala, Alterman, Macías y Silva 2023).
La comunidad recupera el valor generado mediante las aprobaciones de construcción o renovación de la ciudad en forma de un sistema descentralizado de retención de aguas pluviales que mitiga las inundaciones y se adapta al cambio climático en toda la ciudad.
En los primeros seis años de esta política, cientos de edificios instalaron nuevos sistemas de retención de aguas pluviales con una capacidad equivalente a más de 40 manzanas inundadas.
La ordenanza sirve como un modelo para integrar la gestión de riesgos en el planeamiento urbano, al destacar cómo es posible construir ciudades sostenibles y con resiliencia ante el cambio climático mediante el uso de marcos regulatorios estratégicos.
Convertir riesgo en oportunidad
Los ejemplos anteriores muestran cómo las ciudades ya aprovechan las herramientas de recuperación de plusvalías del suelo para financiar la acción climática urbana. Pero la acción climática pública también puede aumentar el valor de los inmuebles.
Una nueva investigación destaca un sinfín de otras formas en que la acción climática pública (desde la infraestructura verde hasta el diseño urbano con resiliencia ante el cambio climático) puede aumentar el valor de los inmuebles en diferentes contextos y, de esta forma, permitir que más lugares recuperen ganancias incrementales en el valor de los inmuebles para mayor beneficio público.
Con las estrategias apropiadas, las ciudades pueden utilizar las acciones climáticas para salvaguardar el entorno construido y proteger a los residentes y, al mismo tiempo, para atraer inversiones y generar nuevos ingresos.
Los elementos de infraestructura verde para aguas pluviales, como los jardines de biofiltración y los jardines pluviales que imitan los sistemas naturales para capturar aguas pluviales y reducir la escorrentía, no son solo agregados medioambientales que reducen los riesgos de inundación. También pueden generar aumentos importantes en el valor de los inmuebles.
En New Haven, Connecticut, un estudio reciente reveló un aumento del 8,8 por ciento en el valor de las viviendas cercanas a los jardines de biofiltración (Cohen, Dietz y Huang 2023).
Esto se traduce en una cantidad sustancial de USD 1,38 millones en nuevos ingresos potenciales, que ofrecen una fuente de financiamiento para nuevas iniciativas de resiliencia ante el cambio climático si se recuperan a través de un instrumento de financiamiento basado en el suelo. Al integrar estas estrategias climáticas, las comunidades pueden enlazar los beneficios medioambientales con fuentes de ingresos tangibles.
En Filadelfia, se demostró que la inversión en infraestructura verde para aguas pluviales resulta eficaz para aumentar el valor de los inmuebles, ya que los precios de las viviendas cercanas a las instalaciones tuvieron aumentos de hasta en un 15 por ciento, según un documento de trabajo reciente del Instituto Lincoln.
El estudio analiza el impacto que tienen diversos tipos de infraestructura verde para aguas pluviales —como jardines pluviales, humedales, zanjas con árboles (que se muestran aquí), pavimento permeable, techos verdes y cisternas— en los valores de las viviendas cercanas y explora opciones de financiamiento alternativas que la ciudad puede utilizar para recuperar este valor de manera sostenible y justa (Cohen, Huang y McMillen 2024).
Buenos Aires, una metrópolis costera dividida en dos por varios arroyos urbanos, sufre graves inundaciones que limitan la actividad económica y el potencial de desarrollo.
Sin embargo, se ha proyectado que las inversiones recientes de USD 338 millones en defensas contra inundaciones generarán un aumento neto del valor del suelo de USD 379 millones en toda el área urbana (Goytia 2023).
Estas inversiones no solo estabilizan los mercados del suelo en áreas propensas a inundaciones, sino que también aumentan el potencial de desarrollo. Un estudio reciente demuestra que, cuando estas inversiones en la mitigación de inundaciones se combinan con cambios de zonificación, puede haber un aumento importante en el valor del suelo.
El ejemplo de Buenos Aires demuestra cómo las defensas estratégicas contra inundaciones y las regulaciones del uso del suelo pueden mejorar tanto la seguridad pública como el valor económico en áreas urbanas vulnerables.
Copenhague se enfrenta a riesgos crecientes por lluvias intensas, llamadas chaparrones, que sobrecargan los sistemas de drenaje y causan inundaciones.
El Plan de Gestión de Chaparrones de la ciudad, con una inversión de EUR 1.300 millones, mejora la resiliencia a las inundaciones a través de proyectos innovadores como corredores verdes, cuencas de retención y parques de aguas pluviales (Goytia 2023). Estos dispositivos canalizan el exceso de agua y, al mismo tiempo, ofrecen servicios al público, como parques y centros comunitarios.
Al reducir el riesgo de inundaciones y sumar espacios verdes multifuncionales, se espera que el plan aumente el valor de los inmuebles en EUR 188 millones, que podrían recuperarse, en parte, mediante el uso de herramientas de LVC.
El caso de Copenhague ilustra cómo las ciudades pueden utilizar las inversiones en adaptación al clima para que los entornos urbanos no solo sean lugares más seguros sino también más vibrantes.
Mirar hacia el futuro
A medida que se intensifican las amenazas climáticas, como las inundaciones y las tormentas, las ciudades enfrentan desafíos cada vez mayores para salvaguardar la vida, la infraestructura clave y el valor de los inmuebles.
Desde Mumbai hasta Miami, estos riesgos están cambiando los paisajes urbanos, ya que obligan a las ciudades a reconsiderar cómo financiar inversiones esenciales para la resiliencia ante el cambio climático.
Los gobiernos deben ver la recuperación de plusvalías del suelo como una herramienta de planificación y financiamiento viable para respaldar sus necesidades de resiliencia ante el cambio climático. En la siguiente sección, se destacan varios temas clave de investigaciones recientes que deben tenerse en cuenta para incorporar LVC como una herramienta de respaldo para la acción climática.
Planificación de uso del suelo, mercados y riesgo climático
Las regulaciones del uso del suelo estrictas y la información transparente sobre los riesgos son fundamentales para que los mercados determinen los precios de los riesgos climáticos de forma precisa y, en última instancia, faciliten el uso de herramientas de recuperación de plusvalías. La creación de estas condiciones es crucial para garantizar una adaptación climática justa.
En la ciudad nigeriana de Lagos, el mercado informal de tierras y la desigualdad en torno a la resiliencia hacen que sea difícil definir con precisión el precio que representan los riesgos de inundación.
Las zonas ricas, como la isla Victoria, se benefician de la infraestructura de protección, mientras que las comunidades vulnerables, como Ikorodu, permanecen desprotegidas (Goytia 2023).
Miami presenta un mercado más desarrollado, donde los riesgos de inundación afectan los precios de los inmuebles con descuentos de hasta el 10 por ciento para las propiedades propensas a inundaciones (Goytia 2023).
Sin embargo, la dependencia de la ciudad de una infraestructura de resiliencia costosa, como muros de contención, ejerce presión sobre el financiamiento.
Aquí, los mecanismos de recuperación de plusvalías del suelo ofrecen una forma de recuperar los aumentos de los inmuebles en áreas protegidas a fin de reinvertir en futuros proyectos de resiliencia.
De forma similar, en la ciudad de Ho Chi Minh, Vietnam, donde las inundaciones persistentes afectan a más de 1,5 millones de residentes al año, los inmuebles propensos a inundaciones reciben un descuento del 7,5 por ciento en el precio, que se compone de un 1,5 por ciento de descuento por cada inundación adicional (Goytia 2023).
Los compradores con experiencia en inundaciones están dispuestos a pagar un aumento del 5,2 por ciento por inmuebles más seguros, pero la rápida urbanización en áreas de alto riesgo muestra cómo el mercado subestima los riesgos a largo plazo.
Estas tendencias resaltan la urgente necesidad de realizar inversiones escalables en sistemas de gestión de inundaciones para proteger la infraestructura y la resiliencia económica.
Equidad y participación
Al implementar políticas de recuperación de plusvalías del suelo, los gobiernos locales deben hacer participar al público y abordar las preocupaciones de equidad para evitar que empeoren las desigualdades espaciales existentes o que se desplacen residentes.
Las herramientas como las obligaciones para emprendedores inmobiliarios suelen beneficiar a las zonas más ricas, que experimentan una inversión continua, y descuidar a las comunidades vulnerables.
Sin una visión a largo plazo y apoyo público, las intervenciones de adaptación fragmentadas a nivel del inmueble pueden crear zonas seguras aisladas en medio de áreas sin protección. Para fomentar la equidad y la aceptación pública, los gobiernos deben realizar un trabajo colaborativo a fin de diseñar mecanismos de LVC que distribuyan los beneficios de manera más amplia y considerar exenciones para los grupos con un bajo nivel de ingresos.
Cuando se adapta a los contextos locales, la LVC puede servir de soporte para la equidad mediante la redistribución de recursos, la reducción de la carga del sector público y el financiamiento más eficaz de las inversiones públicas.
Potencial prometedor
Varias ciudades en todo el mundo ya están utilizando herramientas de recuperación de plusvalías del suelo para el financiamiento local de la resiliencia ante el cambio climático y los esfuerzos de mitigación, lo que demuestra el potencial concreto de la LVC para acelerar el financiamiento climático. Aun así, un mayor alcance es posible, y los profesionales de todo el mundo están reconociendo el potencial de innovar con nuevas aplicaciones de LVC a fin de satisfacer las necesidades locales.
Por ejemplo, una encuesta reciente en Accra, Ghana, reveló que el 76 por ciento de los profesionales del entorno construido estuvieron de acuerdo en que la recuperación de plusvalías del suelo se puede utilizar para financiar inversiones en infraestructura verde en comunidades urbanas de bajos ingresos (Cobbinah y Korah 2024).
La recuperación de plusvalías del suelo es un instrumento poderoso para la resiliencia urbana, ya que permite recuperar algunos de los beneficios generados por las inversiones públicas y reinvertirlos en resiliencia comunitaria.
Al integrar la equidad, el compromiso y la regulación inteligente del uso del suelo, las ciudades pueden utilizar las herramientas de LVC para transformar los riesgos climáticos en oportunidades, mediante la creación de espacios urbanos vibrantes y resilientes que fomenten el crecimiento económico y la sostenibilidad.
Explorar el mapa
Utilice este mapa para explorar investigaciones y estudios de caso de más de una docena de ciudades en todo el mundo, desde Accra hasta Zhengzhou, que utilizan o evalúan herramientas de recuperación de plusvalías del suelo para financiar y promover la acción climática.

