Las políticas de suelo son una herramienta poderosa para reducir la emisión de gases de invernadero y fortalecer la resiliencia al cambio climático.

El cambio climático es una amenaza existencial para la humanidad. Sus efectos se están intensificando y crearán un peligro por muchos siglos, incluso con reducciones ambiciosas en las emisiones de gases de invernadero. El Instituto Lincoln trabaja para mejorar las políticas de suelo que podrían evitar los efectos más catastróficos del cambio climático y ayudar a las ciudades a adaptarse a los impactos que no se puedan evitar. Este trabajo se enfoca en cómo las políticas de suelo se entrelazan con la planificación urbana y la resiliencia, la conservación del suelo y la sostenibilidad del agua.

Planificación urbana y resiliencia

Dos fuerzas globales fundamentales — la urbanización y el cambio climático — se encuentran en rumbo de colisión. Las tendencias históricas de urbanización han generado el crecimiento desordenado y el uso ineficiente de recursos. Esto exacerba el cambio climático y expone a millones de residentes de las ciudades, sobre todo los pobres urbanos, a un riesgo excesivo. Es crítico contar con mejor planificación para alcanzar un crecimiento urbano sostenible.

Las ciudades representan tanto el problema como la solución. Al albergar a la mayoría de la población y la actividad económica del mundo, las ciudades generan la mayor parte de la contaminación mundial. Sin embargo, el aumento de densidad en las ciudades, si se maneja de manera responsable, puede reducir significativamente las emisiones de gases de invernadero. En la última década, el Instituto Lincoln ha cultivado conocimientos sobre las relaciones entre el uso del suelo, el transporte y las emisiones de gases de invernadero. El Instituto promueve herramientas y desarrolla estrategias para que el crecimiento urbano no dependa tanto del tránsito vehicular.


An infographic from the New Climate Economy Better Growth, Better Climate report (2014) shows the impact of infrastructure and planning decisions on cities' carbon intensity.

 

Conservación del suelo

La conservación del suelo no urbanizado es una estrategia vital para reducir los gases de invernadero y proteger los ecosistemas de los efectos del cambio climático. La conservación del suelo también puede promover la buena forma urbanística al reducir el desarrollo en áreas periféricas dependientes del consumo de energía.

Se necesitan políticas y una administración gubernamental sólida, pero también es imperativo contar con la acción voluntaria de propietarios privados para conservar bosques, espacios abiertos y suelo agrícola. El Instituto Lincoln ha estado a la vanguardia de la promoción de estrategias legales, herramientas e instituciones para promover la conservación de suelo privado y cívico. En 1982 el Instituto creó la Alianza de Fideicomisos de Suelo (Land Trust Alliance), que hoy es una organización independiente cuyos 1.100 fideicomisos de suelo han conservado más de 20 millones de hectáreas en los Estados Unidos. En 2015, el Instituto lanzó la Red Internacional de Conservación de Suelo (International Land Conservation Network), para conectar organizaciones y personas alrededor del mundo que han acelerado los esfuerzos de conservación de suelo y agua.

Sostenibilidad del agua

El agua es el alma de la civilización. Su escasez, que ha empeorado en algunas regiones debido al cambio climático, puede causar devastación social y económica. Y su uso, que requiere mucha energía para su transporte y tratamiento, es una fuente principal de emisiones de gases de invernadero.

Mientras muchas regiones del mundo se enfrentan a un futuro más caliente y seco, el Instituto Lincoln trabaja para coordinar mejor la planificación del uso del suelo y la gestión hídrica. Este trabajo se concentra en el oeste de los Estados Unidos, una región donde proyectos hídricos masivos han permitido el desarrollo urbano en lugares áridos como Denver, Phoenix y Los Ángeles. Las condiciones de sequía ahora amenazan la economía de la región y la calidad de vida de millones de personas.

Por medio de su colaboración con el Sonoran Institute y otras contrapartes del oeste, el Instituto Lincoln trabaja con las comunidades para guiar las decisiones de planificación y desarrollar herramientas y estrategias para el uso eficiente del agua. Una de estas herramientas es la planificación exploratoria de escenarios, un método emergente para lidiar con la incertidumbre y dar cuenta de riesgos tales como sequías, inundaciones e incendios naturales. El Instituto también se propone generar estrategias innovadoras para compartir recursos hídricos que suplan las necesidades de la agricultura, las ciudades, las comunidades tribales y los ecosistemas.

Fuera de los Estados Unidos, el Instituto ha investigado los efectos de la escasez de agua en América Latina estudiando la relación entre la asignación de agua y el uso del suelo en lugares tales como El Alto, Bolivia. Estas investigaciones tienen implicaciones para la migración rural-urbana, la urbanización, el acceso al agua y el medio ambiente.

El cambio climático como desafío económico

Three interrelated systems to block higher sea levels and mitigate storm surge force and flooding: a productive park network, freshwater wetlands, and tidal salt marshes

El cambio climático requerirá inversiones masivas en infraestructura de baja emisión y resiliencia climática en los años venideros: más de 90 billones de dólares, según algunas estimaciones. Las demandas del cambio climático crean una nueva urgencia para el establecimiento de la salud fiscal municipal. Al trabajar para mejorar la capacidad fiscal de los gobiernos locales, el Instituto Lincoln ha adoptado metodologías innovadoras para financiar la respuesta al cambio climático, utilizando las lecciones aprendidas con el uso de la recuperación de plusvalías.

Imágen:  DLANDstudio Architecture + Landscape Architecture pllc y Architecture Research Office

Trabajo destacado

Cursos & eventos

En las noticias